Se despertó tarde esa mañana. De hecho, cuando despertó ya estaba atrasado. Entre guerrillas internas con su propia ropa y un desayuno a medio comer, se arregló para ir a esperar a su novia al aeropuerto. La chica llegaba en el arribo de mediodía.

Cuando salió de su departamento, aún apurado por la hora, no pudo dejar de reparar en un pequeño paquete rosa en las afueras del departamento vecino.

Un impulso curioso e inmaduro a la vez lo llevó a acercarse y cogerlo para encontrarse con la pequeña bolsa y la tarjeta con la leyenda de todos los días. "Tu A.S." La misma que hacía sonreír a Kibum cada vez que tomaba el presente en sus manos hacia ya una semana.

Otro impulso lo hizo abrir la bolsa y encontrar su contenido bastante peculiar, y uno último lo hizo seguir su camino sin regresar el pequeño regalo al lugar donde lo había encontrado.



Media hora más tarde, al abrir su puerta, Kibum se desilusionaba al no encontrar su golosina diaria de parte de su admirador.

Sinceramente, y muy a pesar suyo, había cavilado por algunos momentos que quien dejara aquellos pequeños regalos todos los días en su puerta fuera Jonghyun, pues nunca antes había recibido nada de parte de un "admirador secreto" sino hasta ahora que el chico había llegado a vivir al edificio. Aún así, había desechado la idea en el acto. Jonghyun ya no tenía ese tipo de intereses en él. Ni falta que hacía, él tampoco tenía sentimientos para el moreno.

Siguió su camino rumbo al trabajo de Onew con la sensación de vacío por la falta del dulce que había recibido a diario hasta el día anterior.

Había quedado de ir al centro comercial en compañía de Onew en el horario de colación de éste, a lo que se les había sumado Minho -bajo un sistema de autoinvitación -, pero había decidido ir a ver al mayor a su trabajo antes del tiempo acordado para aprovechar de conocer al fotógrafo que trabajaba con su amigo y del que éste tanto hablaba.

Kibum sabía muy bien que Jinki era heterosexual -aunque en el último tiempo gustara de ponerlo en duda para molestia del mayor -y eso no había impedido que se hicieran los grandes amigos que se habían hecho desde aquella visita del periodista a la preparatoria en la que estudiaban Kibum y Minho a causa de una entrevista a los profesores del lugar.

Hasta el día de hoy Jinki se quejaba de que las peores notas del periódico le eran asignadas a él, y hasta el día de hoy Kibum le rebatía que si no fuera por ello no hubiera tenido la dicha de conocer al mejor amigo que pudiera conseguir, recibiendo siempre el rebato de Onew diciendo que "la recomendación venía desde demasiado cerca".

Decir que su amistad había comenzado por una coincidencia no sería tan mala idea. El rubio había logrado en un par de meses ser el favorito de muchos profesores y cuando Jinki preguntó por algún alumno al que pudiera entrevistar por referencias, de la boca de muchos salió el nombre de Kim Kibum. Su personalidad que rozaba entre la egolatría y la seguridad en sus palabras sin dejar nunca el respeto por sus mayores le pareció interesante, además de que hubiera dejado cautivado al fotógrafo con el que trabajaba en aquel entonces, quien le tomó miles de fotos al menor a pesar de que sólo necesitaban una.

Entre las posteriores visitas que el menor le hacía a su compañero de trabajo en el edificio del periódico se hicieron amigos, y mantuvieron eso incluso después de que el rubio terminara de forma poco gentil con el fotógrafo.

-¿Y? ¿Cuál es Joon? -le preguntó al oído cuando estuvo al lado del castaño, haciendo que éste se sobresaltara pues no lo había visto llegar por estar concentrado en la computadora.

-¡Kibum! -El mayor se llevó una mano a su pecho dramáticamente. -Pésima tu broma -le dijo en tono de reproche.

El menor se encogió de hombros.

-Qué amargado. Hola, Jinki, ¿cómo estás? ¿Sí? Yo también estoy super. No te preocupes. ¿Qué tome asiento? Sí, claro. Gracias. -Dijo todo en tal tono de burla que Onew, que lo miraba desde susilla, no pudo hacer otra cosa que soltar una carcajada llamando la atención de varios de sus compañeros de trabajo.

-Okey. Hola, Bum. ¿Cómo estás?

-Bien, ya te lo dije. Aunque amargado porque hoy no recibí nada de mi admirador secreto.

Claro que había puesto al tanto a Onew sobre el asunto… a Minho, a Taemin y a BoA también, por supuesto.

-¿Y eso?

-¿Cómo voy a saberlo, Onew? Ni que pudiera ir a preguntarle. Por algo es secreto, dah.

Onew soltó otra risa, esperando que esta vez no sonara tan fuerte como la anterior.

-Bueno, ¿y a qué has venido? Aún no es mi hora libre, ¿o sí?

-Ya te dije. ¿Cuál de todos es? -Se levantó un tanto de la silla en la que había tomado asiento para inspeccionar entre las personas que se hallaban en el lugar.

-No sé si esté por aquí -soltó, claramente entendiendo a quien se refería. -Al parecer tenía que participar de una premiación de algo, no sé, no me tocó cubrir eso.

-A este paso nunca lo conoceré, Onew -dijo haciendo un puchero.

-¿Onew? No sabía que te llamaran así, Jinki. -Los sorprendió una voz desconocida para el rubio, añadiéndose a la conversación. - Lee Changseon -se presentó una vez que ambos amigos se hubieron girado a verle, ofreciéndole su mano a Kibum quien correspondió al gesto. -, pero puedes llamarme Joon. Soy el chico de las fotografías aquí.

-Kim Kibum -se presentó el menor dándole una mirada apreciativa al chico de cabellera castaña clara. -Mejor amigo del tarado de aquí -dijo al tiempo que desviaba su mirada burlonamente hacia el mayor.

-¿Onew? ¿En serio, lo llamas así? -volvió a preguntar pareciendo sinceramente interesado en la respuesta.

-Ajá. El apodo se lo puse yo, porque aunque no lo creas, el chico este puede ser bastante dulce y amable cuando se lo propone. Puedes llamarlo así también, si quieres -ofreció el menor con ligereza sabiendo que luego tendría que soportar el regaño de su amigo.

-Bueno saberlo -dijo Joon riendo de las ocurrencias de aquel chico. -Lo siento tengo que retirarme, las fotografías no se revelan solas. Un gusto conocerte, Kibum. Hasta luego… Onew -se despidió entre risas el chico antes de alejarse.

Jinki se dedicó a mirar contemplativamente a su amigo en tanto este miraba alejarse a Joon.

-En serio, Onew, si tú no vas a ir tras él, y si no te molesta claro, me lanzaré yo -soltó a modo de comentario mientras se giraba a ver nuevamente a Jinki que estaba técnicamente intentando asesinarlo con la mirada.

-¿Vas a convertir a los fotógrafos de este periódico en tu fetiche ahora? -preguntó intentando sonar inexpresivo, mientras volvía a fijarse en la computadora.

-Bueno, no sé para qué te enojas, dije "si no te molesta". Veo que sí, así que no haré nada. -Hizo una mueca intentando contener la risa que guerrilleaba por salir.

-Haz lo que quieras.

-Bueno, te pido que salgamos de aquí ya, entonces. Mi cometido está cumplido aquí. -Le guiñó un ojo a su amigo llevándose una sonrisa conciliadora del mayor.

Hiciera lo que hiciera, Onew no creía poder enojarse de verdad con el rubio.

* * *

Miraba en todas direcciones y no veía la cabellera castaña de Sekyung aparecer por ninguna parte. Ya comenzaba a preocuparse. Había llegado apenas unos doce minutos tarde, no creía que eso fuera tiempo suficiente para que la chica decidiera irse por su cuenta, sin contar el hecho de que hacía tanto que ella no pisaba Corea que ya las cosas en el país no funcionaban como quizás las recordaba.

De pronto unas manos se envolvieron a su torso desde su espalda y sintió una cálida compañía.

-Te extrañé tanto, Jonggie -dijo casi en un susurro la chica que tenía tras él.

-También te extrañé -dijo al tiempo que se quitaba las manos de la chica para darse la vuelta y abrazarla.

-No te creo -le rebatió ella ciñéndose a él y haciendo un puchero contra su pecho. -Apenas y me llamaste un par de veces, Jjong.

-Lo siento, Sekyung. Estuve algo… ocupado -se disculpó.

-Te lo perdono sólo porque te amo. -Se separó de él con una sonrisa para dejarle un corto beso en los labios.

-Vamos -le dijo él tomando con una mano el manillar de la gran maleta de la chica y con la otra la pequeña mano. -Te llevaré a casa de tus tíos.

-Ya verás que son un amor -le comentaba al tiempo que entrelazaba sus dedos. -Les caerás estupendo.

-Si tú lo dices. -Le brindó una enorme sonrisa encaminándola hacia donde tenía aparcado el auto.

* * *

Ya era bastante tarde, aunque la oscuridad del invierno no significara mucho pues de todas formas el sol hacía su salida de escena más temprano de lo que le gustaría.

Estaba a punto de salir del ascensor que había apenas abierto sus puertas cuando oyó una voz conocida.

-Sí, Sekyung, pasaré por ti mañana. Sí, lo prometo– Okey, como digas. Te tengo que colgar, nos vemos mañana... También te amo. Que duermas bien.

Jonghyun cortó la llamada y entró en su casa.

Kibum salió del ascensor con un nombre dándole vueltas en la cabeza. Sekyung. Así que ese era el nombre de la chica… y estaba en Corea. Se alegraba por Jonghyun… en el fondo.



El moreno entró en el departamento dando un respiro de relajo.

Los tíos de su novia no eran malos ni nada por el estilo, pero querían lo mejor para su sobrina, lo que era entendible, y eso significaba verificar que la chica no estuviera equivocada en la decisión que había tomado al seguir a su novio hasta Corea, teniendo que cambiarse de universidad con todo el ajetreo y trámite engorroso que ello significaba -sin contar el gasto de dinero por parte de los padres de la joven-.

Cuando Jonghyun le comunicó su resolución de estudiar lo que siempre había querido y regresar a Corea para ello, Sekyung no había dudado ni un solo segundo en decirle que lo acompañaría. Ella lo amaba y estaba dispuesta a hacer cualquier cosa por estar con él, incluso si eso significaba dejar a sus padres ya habituados a aquel país, a sus amigos de años y la universidad en la que había soñado entrar desde que había llegado a vivir a Japón.

Jonghyun valía la pena.

Se lo había escuchado decir varias veces a sus tíos ese día. A veces, él mismo se preguntaba si eso era cierto. ¿Él valía que ella dejara todo lo que tenía en Japón por seguirlo en sus propios sueños a Corea, donde ella estaba técnicamente sola?

Él no lo creía así, pero no se había visto con las fuerzas suficientes para decirle que se quedara en Japón y que intentaran algo a la distancia… algo dentro de él le había dicho que eso no funcionaría.

Quizás ella también lo había sentido así.



En el departamento de al lado, Kibum se probaba cada prenda adquirida ese día en compañía de Minho. Cuando Onew tuvo que volver al trabajo, fue el alto quien tuvo que soportar todas las veces que el rubio quiso entrar a una tienda diferente porque no le había gustado lo visto en la anterior, todas las veces que dudaba en si llevar o no una prenda apelando a que siempre se puede encontrar algo mejor, todas las veces que se probó una misma prenda combinándola con otras para decidirse a llevarla finalmente.

-¿Cómo lo llevas? -le había preguntado de pronto el más alto.

-¿Qué cosa? -La verdad era que había fingido no entender, pero sabía precisamente a qué se refería.

-A Jonghyun. Luego de tu presentación de ese día supe enseguida quién era.

-Lo llevo bien. -Lo frenó en seco. -No hay problema, ya se lo dije a BoA y se lo dije a Onew, no hay problema. No es como si él fuera a querer matarme o algo. Es sólo un antiguo conocido que ahora vive en el departamento de al lado.

-¿Qué tan bien conocido? -le había soltado en un tono sugerente que lo había hecho querer matarlo, pero se lo había soportado bien.

-Tan bien como yo creo que conoces a Minnie -contraatacó con una mirada casi asesina.

-Okey, okey, entendí -dijo Minho poniendo sus manos en alto. -No se habla del tema.

-Aish. Minho a veces siento que tienes una facilidad para sacarme de mis casillas que sólo tú posees -dijo asestándole en la cabeza con un paraguas de exhibición que tenían en la tienda de paso.

Así de paciente era Minho, quien ya se había acostumbrado a todas las facetas quisquillosas y bipolares del rubio, y que a veces se cobraba llamándolo Key o tío, sabiendo que cualquiera de los dos apodos salidos de su boca lo molestaría.

Luego de haberse probado todo, constatando una vez más que todo le quedaba de maravilla, Kibum se dirigió al minicomponente de la sala y conectó su reproductor. Quería que la música le atronara los oídos, no pensar en nada y dejarse llevar por los ritmos fuertes de la música que tanto le gustaba. Comenzó a bailar, moviéndose ágil y fuerte en la penumbra de su departamento hasta que quedó agotado al punto de la extenuación. Hasta que quedó asqueado de tanto ritmo.

Luego de una ducha lo único que tuvo ganas de hacer fue recostarse en su cama y dormir, y despertar al día siguiente.

Había alcanzado su objetivo.



A la mañana después, le alegró de sobremanera ver nuevamente una bolsa rosa que ya se le hacía bastante familiar afuera de su puerta. Como ya era costumbre, su admirador secreto le volvía a sacar una sonrisa, alegrándole así el día.

Cuando le había preguntado al señor Jang si es que él había visto a alguien extraño rondar el edificio o si es que había ido alguien buscándolo, preguntando por su departamento o alguna cosa, el conserje negó haber visto algo raro en el lugar. Y a pesar de que en el momento un escalofrío se quiso adueñar de él, prefirió no pensar en malas posibilidades, como que su admirador fuera un psicópata o incluso un violador, después de todo -y de momento -no había dado señales de querer raptarlo o nada raro, todo lo contrario, sus dulces de cada mañana le parecían bastante inofensivos.

Pero luego de volver a encontrar un regalo por parte de su admirador no pudo evitar preguntarse si en algún momento aquella persona se decidiría a salir de las sombras y dejar de ser un ente sin rostro, luego de haber pensado que fuese quien fuese él o ella ya se había aburrido de él y que por eso no había recibido nada el día anterior.

Esperaba que de ser así y aquella persona quisiera salir de entre las sombras, ojalá fuese pronto.

* * *

-Taeminnie.

-Hola, Key. ¿Ya no estás enojado conmigo?

-No, ya no, Minnie. -A pesar de que recordar el incómodo almuerzo que había tenido por su culpa lo hacía querer ahorcarlo de tanto en tanto, ya no se sentía con el ánimo de seguir enfurruñado con el menor, además, había decidido pasar la página así que eso haría. -De hecho, quiero hacerte una invitación. Acompáñame al centro comercial, necesito algo de ropa nueva.

-Pero Minho me dijo que te había acompañado a ti y a Jinki la semana pasada y habías comprado mucha ropa, ¿necesitas más? -Su tono pendía entre lo sorprendido y lo intrigado.

-La próxima semana comienzo mis clases y necesito más ropa. Además, luego no tendré tiempo para ir. Bueno, si no quieres no vayas, puedo ir perfectamente solo.

-Pero siempre dices lo mismo, luego siempre encuentras tiempo para ir.

-¿Me vas a acompañar o no, Minnie? -dijo comenzando a exasperarse.

-Sí, sí. Te acompaño.

-Te paso a buscar entonces. En una hora estoy en tu casa.

Luego de terminar de arreglarse, se dirigió al estacionamiento en busca de su motoneta y de ahí a casa de su hermana.



-¿Buscamos algo en especial o iremos tienda por tienda? -preguntó Taemin una vez que Kibum aparcó en un lugar seguro su preciada Vespa.

-Iremos tienda por tienda -contestó su tío con una gran sonrisa que no evitó que el menor soltara un suspiro.

Le gustaba acompañar a Kibum a comprar pues casi siempre conseguía algo nuevo para su propio ropero, pero era agotador seguirle el paso cuando se trataba de compras.

-¿Y cómo está Jonghyun? No he sabido nada de él desde que almorzamos juntos -comentó el menor.

-Yo no sé si tú de verdad me quieres o es sólo un truco tuyo para manipularme cuando te conviene -soltó Kibum en un suspiro mirándolo con los ojos entrecerrados y haciendo muecas con sus labios.

-¿Pero qué hice ahora?

-Nada, nada. -Recompuso su expresión y agitó su mano para indicarle que lo dejara pasar. -Bueno, supongo que Jonghyun está bien. Con su novia, supongo. No sé, hace días que no lo veo. No es como si fuera su niñera de todos modos.

-¿Novia? -exclamó Taemin más sorprendido de lo que Kibum esperaba.

-Sí, novia. ¿Cuál es el problema?

Taemin escrutó cada una de las expresiones de su tío mientras entraban en el centro comercial.

Había simulado muy bien que no se acordaba de Jonghyun sólo por diversión en un comienzo, pero luego viendo la incomodidad con la que se desenvolvía Key con él, decidió siquiera mencionar que sí sabía perfectamente quién era él -más que por ser quien le puso Key a Kibum sino por el tipo de relación que ellos mantuvieron-.

Pero ahora, Key parecía de lo más calmado al hablar de que Jonghyun tenía novia. ¿Cómo podía eso no inquietarlo?

-Ninguno.

-Mmm…

-¿Y… conoces a la novia de Jonghyun?

-¿Cuál es tu tema con el chico, eh? Oh, my God, tanta insistencia. No, no la conozco y si tanto quieres saber sobre Jonghyun, anda y pregúntale tú, Minnie, no soy su relacionador público tampoco.

-Ya, ya entendí.

Kibum buscaba dentro de los diferentes modelos de playeras colgadas en el perchero algo que le gustase.

-¿Cómo estás para comenzar tu último año de preparatoria, Minnie?

-¿Y en serio yo soy el de las preguntas incómodas? -La burla impregnada en sus palabras.

-Whatever -ignoró el comentario rolando los ojos. -Entraré al probador, espérame aquí Tae.
Salió diez minutos después con cara de disgusto y cambiaron de tienda.



Para el final de la tarde, Kibum tenía cinco bolsas y un ánimo radiante.

Para el final de la tarde, Taemin estaba cansado y no quería dar un sólo paso más, pero al menos había conseguido unos pantalones nuevos y una chaqueta que le hacía juego.

Se sentaron en el enorme patio de comidas del centro comercial y pidieron unos helados.

-Más le vale a Minho estarte tratando bien, Minnie.

-Key, tú y yo sabemos que ya hubieses hecho lo imposible para que se alejara de mí si no confiaras en él. De hecho, desde un comienzo no te hubieses hecho amigo de él si no lo creyeras confiable.

¿Desde cuándo aquel pequeño creía conocerlo tanto? Le enfurruñaba, pero sabía que lo que decía Taemin era cierto. Si no confiara en Minho jamás se hubiera hecho su amigo, y lo hubiera matado en el mismo momento en que se enteró que tenía algo con sus sobrino.

Frunció los labios y desvió la mirada, sacando una sonrisa traviesa de parte del castaño. Sonrisa que se acabó cuando vio cambiar de la nada el semblante de Key.

-¿Key? ¿Qué pasa?

-¿Recuerdas que me preguntaste si conocía a la novia de Jonghyun y te dije que no?

-Sí. -Taemin movía su cabeza hacia arriba y hacia abajo apoyando su asentimiento.

-Ahora la conozco.

El rostro de Key no decía nada, estaba completamente inexpresivo y no era como si su tono de voz dijera mucho, era plano sin tonos disonantes o complacidos, como si contestara un cuestionario aburrido o que ya se supiera de memoria.

El castaño giró lentamente su vista hasta dar con la escena que veía su tío. Jonghyun, a una distancia prudente de ellos, caminaba con una chica a su lado pasándole un brazo por su espalda. La mirada que le daba ella no decía que fuera ni su hermana ni su prima ni nada por el estilo.

-Key -musitó apenas dándose vuelta a verlo, pero el rubio no respondía, parecía haberse quedado pegado en la imagen. -Key -lo volvió a llamar interponiendo su mano en su visión para que lo tomara un poco más en cuenta y dejara de enfocar a la pareja.

-¿Qué, Minnie? -El solo ver la cara de Taemin le daba una respuesta a esa pregunta. -Tae, estoy bien, no pasa nada. Ya te lo dije.

Y aún así no pudo evitar dirigir una vez más su vista en la dirección en la que se debería encontrar la pareja, pero ya no estaban.

-¿Nos vamos?

-Sí, ya se hace tarde de todas maneras.

Se levantó de su lugar, levantando nuevamente todas las bolsas de sus nuevas adquisiciones, seguido de cerca por Taemin.

En la otra esquina del concurrido patio de comidas, una cabellera castaña se giraba para verlos irse preguntándose si al igual que él, ellos se habrían dado cuenta de su presencia en el lugar.

Así que ella era Sekyung. Tenía que reconocer que la chica era bastante linda a la vista, buenas curvas, sonrisa resplandeciente, ojos animados y se sabía vestir, además, su linda cabellera no tenía nada que envidiarle a las de aquellas modelos de televisión. Castaña, justo como le gustaban a Jonghyun.

* * *

Seis de la mañana y sonaba el despertador. Apenas sacó una mano de la cama para buscar a tientas el aparato y apagarlo.

No le gustaba el sonido de la radio o de la música golpeando de pronto en sus oídos, por eso había elegido aquel despertador que había pertenecido a su padre para llevárselo a su departamento. Taemin siempre decía que -con respeto de su abuelo- el artefacto ya era para un museo, pero Kibum apelaba que le parecía bastante retro y le daba cierto toque a su habitación. "Un toque antiguo" era el rebate de su sobrino pero él se esmeraba en dejar el comentario pasar.

A regañadientes se sentó en la cama sintiendo el suave contacto de la alfombra en sus pies y se estiró todo lo que pudo antes de salir en dirección al baño.

Su rostro dejaba mucho que desear. En contra de sus propias normas, la noche anterior no se había resistido a quedarse viendo la nueva comedia romántica que estrenarían en el cable y en lugar de irse directo a su cama, se preparó un bol de palomitas y se acomodó en el sofá.

Se enjuagó bien el rostro y decidió vestirse antes que nada.

Por ser el primer día de clases decidió estrenar una de las ultimas tenidas que habia comprado y aún no había tenido el gusto de lucir. Se sentia brillar una vez que se vio al espejo, un par de accesorios y tendría el atuendo perfecto.

Arregló con un poco de maquillaje las ojeras que a su parecer valían la pena pues la película había sido más que buena, pero nunca tanto como para andarlas exhibiendo así que debían ser bien cubiertas, y se dispuso a desayunar.

Luego, y una vez seguro de que tenía todo para irse, salió de su departamento esperando lo mejor del día.

Un segundo más tarde ya se estaba cuestionando qué era lo que esperaba la vida de él.

-Buenos días -lo saludó el chico del departamento vecino.

-Buenos días, Jonghyun.

No era como si le amargara la existencia el ver a su vecino, pero si lo ponía como la primera persona que veía luego de despertar, seguido de que al parecer otra vez su admirador secreto se había olvidado de su existencia, no era como si eso fuera a mejorar su día.

Ambos se encaminaron al ascensor sintiéndose torpes al momento de no saber si entrar primero o dejar que el otro pasara antes.

-¿Vas a la universidad?

-Sí -contestó simplemente Kibum ya dentro del ascensor.

-¿Necesitas que te lleve? Digo, las facultades no quedan muy lejos y-

-Espera -lo detuvo mientras sacaba su celular de sus ajustados pantalones. Jonghyun lo vio hacer un mohín que le pareció gracioso. -¿Para qué me llamas?

Su voz sonaba rígida, casi enojada, pero Jonghyun basado en la antigua experiencia sabía que cuando el menor estaba verdaderamente molesto siquiera contestaba las llamadas, así que fuera quien fuera se había salvado.

-¿Y justo ahora que es el primer día de clases? ¿Y crees que sólo te necesito para que me lleves? Bien sabes que tengo cómo movilizarme, mi Vespa no es un simple adorno de utilería.

Aún así Jonghyun no pudo evitar sentir un poco de pena por la persona al otro lado de la línea. Ahora, veía que el temperamento de Kibum había cambiado y que no se quedaba callado ante nada.

-¿En el hall? -Kibum parecía sorprendido, y justo en ese momento se abrió la puerta del ascensor.

Sin decir una palabra más, el rubio metió el celular de regreso en el bolsillo de su pantalón y salio rumbo al recibidor del edificio.

Jonghyun lo siguió apenas lo suficiente para poder verlo llegar hacia alguien y abrazarlo, según su perspectiva, casi apresarlo en sus brazos. Si esa era la persona a la que regañaba a través del teléfono no quería enterarse de cómo lo abrazaba cuando lo trataba bien... en serio, no quería.

Se quedó un momento más allí, el necesario para verlos salir del edificio mientras el chico le sonreía a Key, quien siquiera se volteó a mirarlo una vez más... y bueno, tampoco era como si tuviera que hacerlo.

Algo lo hizo recordar que si no se apuraba a llegar a su carro llegaría tarde a su primera clase y no podía darse ese lujo. Dio media vuelta y se fue a la universidad pensando en el amigo de Kibum.


¿En qué momento el menor se había vuelto tan sociable?

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