-Sabes que aunque te extrañé estoy muy
enojado contigo, ¿verdad?
-Estoy seguro de que así es -le
contestó el otro con una sonrisa.
-¡Encima te ríes! Esto es el colmo. Te
desapareces durante casi dos meses-
-Un mes -le corrigió el chico al
volante.
-¡Nam Woohyun! Te fuiste poco después
de terminar el último semestre y no has vuelto sino hasta ahora. ¿Cómo puedes
decir que fue un mes? -le recriminó.
-Kibum regresé hace tres semanas.
El rubio abrió enormemente sus orbes
ante la nueva información.
-¿Y por qué no me llamaste? ¡Siquiera
un mensaje! ¿Qué clase de amigo eres? -Hizo un mohín y golpeó un brazo del
castaño antes de cruzar los propios y hundirse en el asiento con las mejillas
ligeramente infladas.
-He estado ocupado ayudando a papá a
vender sus propiedades en Corea -se explicó. -Con mamá decidieron radicarse
definitivamente en Inglaterra y quieren dejar todo finiquitado acá.
-¿Y qué? ¿También piensan vender el
piso en el que vives y has estado buscando dónde vivir que no me has podido ir
a ver? -soltó Kibum en amargo sarcasmo, aún enfadado por la información antes
oculta.
-Sí, también han decidido venderlo y
no he encontrado dónde quedarme. -Woohyun decidió seguirle el juego para ver si
así de algún modo lograba quitarle el enojo. -¿Me recibirías en el tuyo?
-preguntó mirándolo dulcemente mientras se detenía en un semáforo en rojo.
-No. Por mí que duermas debajo de un
puente.
-Bueno, no te preocupes que no lo
venderá sino que lo pondrá a mi nombre. Aunque no sería una mala idea que me
dieras alojo en tu casa, ¿no crees? -Le guiñó un ojo antes de pasar cambios y
seguir manejando. -Vamos Kibum, no te puedes enojar conmigo, sabes que no -dijo
picándole una mejilla con el dedo índice sin dejar de mirar al frente.
-Sí, claro que puedo -dijo volteándose
a verlo por primera vez desde que se había aplastado contra el asiento.
-No, claro que no -aseguró. -¿Podrías
acaso enojarte con tu admirador secreto?
Por segunda vez, los ojos de Kibum
doblaron su tamaño. ¿Woohyun era... acaso, él era su admirador secreto?
-¿T-tú...?
-¡Ajá! -Volvió a guiñarle un ojo,
quitando por unos momentos su vista de la calle. -¿Quién más que yo te conoce
lo suficiente como para saber que algo así te encantaría? -La sonrisa en el
rostro del castaño era inigualable. Su idea había sido sorprender al rubio y
por la expresión de éste, lo había logrado. -Te sorprendí, ¿no es así?
-Claro que sí... idiota -masculló lo
último sin podérselo creer, bueno, tampoco había pensado en que Woohyun fuera una posibilidad para el puesto de su
admirador secreto, primero que todo por el hecho de que no tenía noticias suyas
desde que el chico se había ido a ver a sus padres radicados en Inglaterra. Eso
y el hecho de que él era más bien del tipo directo.
-¿Te gustaron los dulces?
-Sabes que sí.
-¿Y ahora por qué te enojas? -preguntó
el castaño dándole un vistazo por el rabillo del ojo.
-Porque fuiste capaz de ir a mi casa
¡pero no te dignaste a tocar mi maldita puerta! -Sólo para aumentar su rabia,
Woohyun se reía de su expresión.
-Tampoco fui todos los días, ya te
dije que estaba ocupado. Algunos días, sí, pero cuando no podía, iba Minho-
-¡¿Minho lo sabía?! -Volvió a mirar al
moreno de forma casi asesina. -Ya verá cuando lo atrape -dijo entre dientes,
viendo a la nada más allá del vidrio.
-No le hagas nada, Bummie. Sólo lo
hizo porque yo se lo pedí... y le prometí que no te diría nada -confesó entre
risas. -Así que si le dices o haces algo acabaré descubierto también.
-Aún así, con tu ayudante y todo
-soltó mordaz -, me dejaste sin dulce una mañana. Ese día pensé que mi
admirador ya se había aburrido de mí -roló los ojos sintiéndose idiota.
-Jamás me aburriría de ti -aclaró
mientras entraba en el estacionamiento de la facultad de Artes. -Pero eso no es
cierto -negó haciendo un puchero. -Cada mañana había un dulce fuera de tu
puerta.
-Mentira -seguía rebatiendo el rubio
mientras Woohyun se bajaba del auto en dirección a la puerta del copiloto.
-Bueno, si insistes tanto, aquí está
el dulce que faltaba.
Apenas dicho eso y Kibum de pie fuera
del auto, el moreno lo tomó por las mejillas y lo besó. Ligero, rozando con
parsimonia sus labios con la acorazonada boca del rubio.
No bastó ni un solo segundo de que
Woohyun lo hubiera soltado y una palma marcó su mejilla. Como si no se lo
hubiera esperado.
Kibum no dijo nada, se quedó de pie
sin saber qué hacer pensando que ya debería estar acostumbrado a esos ataques
sorpresa y tener un plan de contraataque para cuando ocurrían. No era primera
vez que el castaño lo besaba, y tampoco era la primera que él le correspondía
así. Una tenue risa por parte de Woohyun lo descolocó... por enésima vez.
-Supongo que por el momento sigue
siendo desubicado que te pregunte si saldrás conmigo, ¿no?
-Hyunnie, ¿en serio? Ya lo hablamos...
-dijo Kibum marcando en sus facciones un dejo de tenue pesadumbre.
-Pero aún no terminamos de hablarlo.
-Una sonrisa de medio lado se dejaba ver en su rostro aún resentido por el
dolor de la cachetada.
-Te quiero demasiado como para hacerte
eso.
-Y yo te quiero lo suficiente como
para permitírtelo. -Una mirada sugerente y dulce clavándose en los ojos del
rubio.
-No, Woohyun. Ya lo hablamos, punto
final -le dejó un pequeño beso en la misma mejilla que había golpeado y comenzó
a caminar hacia la entrada de la facultad.
-Mi meta sigue siendo que me aceptes.
¡Mi mayor logro será que me digas que sí! -vociferó mientras veía al
pálido chico alejarse.
Su grito lo hizo ganador de varias
miradas de gente que pasaba por el lugar -algunos compañeros de Kibum entre los
transeúntes -y una sonrisa del rubio que ya estaba casi dentro del lugar, pero
que no pudo ver pues la deshizo cuando se volteó a verlo al recordar que no
tenía cómo volver a casa ya que se había ido con su ladrón de besos personal.
-¡Hey! -llamó al castaño. -No se te
olvide recogerme a la tarde. -Giró sobre sus talones y siguió hasta perderse
dentro del edificio.
Woohyun asintió con una gran sonrisa,
entró de regreso en el carro con su esperanza aún intacta y el gusto de los
labios de Kibum en los suyos, y se fue de camino a su facultad. Era uno de los
encargados de darles la bienvenida a los nuevos de su carrera esa mañana.
Woohyun y Kibum habían crecido prácticamente juntos.
Vivían en la misma calle, asistieron al mismo jardín de niños e incluso a la
misma escuela, donde fueron compañeros hasta finales de la secundaria, cuando Woohyun
se había tenido que mudar junto con sus padres a la ciudad de Seúl pues su
papá, gran empresario del país, debía encargarse de importantes procesos por
los que pasaba una de sus varias empresas.
Así perdieron el contacto.
Años más tarde cuando un chico rubio de tez pálida llegó
a la preparatoria en la que estudiaba, Woohyun no le dio mayor importancia,
incluso cuando sus compañeras susurraban que era uno de los chicos más bellos
que habían visto y muchos de sus compañeros mascullaban que no podían creer que
las chicas se fijaran en alguien tan femenino. No era de su curso y él seguía
pensando en ese amor que nunca había confesado, aquel que había dejado en Daegu
contra su voluntad. ¿Qué le podía importar a él un chico cualquiera que había
aparecido de la nada alborotando hormonas?
No fue sino hasta unas semanas más tarde que le prestó
real atención, cuando se topó con aquel chico en la cafetería junto a uno de
sus compañeros del taller de deportes.
Tenía que ser él.
Cuando se acercó no tuvo duda alguna de quien era, y
mucho menos cuando aquel rubio lo miró con tal rostro de sorpresa. Minho los
observaba sin entender nada.
-¿Se conocen? -preguntó al tiempo que los indicaba a
ambos como aclarando que les preguntaba a ellos y no a alguien más en el lugar.
Un efusivo abrazo del moreno fue todo lo que obtuvo por
respuesta. Sí, se conocían.
-Woohyun... -susurró Kibum correspondiendo el abrazo casi
tímidamente.
-Kibum -replicó el otro, apretándolo un poco más antes de
soltarlo y observarlo con detenimiento. -Tu cabello... -indicó tomando una
hebra rubia entre sus dedos ante la mirada extrañada de sus compañeros y los de
Kibum que se hallaban en el lugar, todos encabezados por Minho en primera fila
que aún no entendía de dónde rayos se conocían esos dos.
-Oh, sí... -dijo al tiempo que hacía movimientos con sus
manos como reubicando lo removido por Woohyun en su observación. -Lo teñí -dijo
simplemente, hundiéndose de hombros, restándole importancia.
-Me encanta -sentenció el moreno con una sonrisa y sin
previo aviso, atrapó nuevamente al rubio entre sus brazos. -Te extrañé
-susurró.
Por varios días, el castaño creyó que soñaba. Se repitió
varias veces a sí mismo que si se dignaba a despertar en algún momento él
personalmente se conseguiría una cita al psicólogo... pero al parecer -o eso
quiso él creer -su lado consciente nunca tuvo los ánimos para regresar al mundo
despierto y prefirió quedarse soñando una realidad en la que Kibum volvía a su
vida, rubio y con una personalidad más fuerte, pero tan bello como siempre.
Días después se dio por vencido a la tarea de despertar y se dijo a sí mismo
que si las cosas iban a ser así, mejor se acostumbraría al mundo de sus sueños,
se pondría cómodo y disfrutaría de la compañía de Kibum, intentando
conquistarlo como no había tenido el valor de hacer antes.
La primera vez que el castaño se había atrevido a besar a
Kibum había sido en juego. O de eso se había convencido Kibum. Woohyun le
contaba animadamente lo que había oído de boca de sus compañeras y compañeros
-algunos de los últimos con comentarios bastante positivos, incluso más de lo
que a Woohyun le gustaba y otros no tanto, pero el moreno pensaba que sólo eran
unos amargados que nadie tomaba en cuenta -y le indicaba cuántas posibilidades
tenía de que en un descuido alguien le robara un beso. Kibum se rió y en el
momento en el que cerró sus ojos debido a la risa, los labios del moreno se
pegaron a los suyos.
-Te lo dije -le había dicho Woohyun al separarse de él
mientras seguía caminando para que Kibum no notara lo sonrojado que le había
puesto tal hazaña.
La segunda ocasión había sido en un arrebato. Uno que
luego le costaría el enojo del rubio por un par de meses que a él le pareció lo
más eterno que hubiera tenido que pasar.
Kibum había comenzado a salir con el fotógrafo del
periódico, pero no había hecho muchos comentarios al respecto porque para él
mismo aquella relación no significaba nada más que un poco de diversión y
distracción, nada de sentimientos, así que no sintió la real necesidad de andar
gritando a los cuatro vientos que había comenzado a salir con alguien, lo que
no significaba que lo fuera a negar si alguien llegaba a preguntárselo como lo
había hecho Woohyun esa tarde luego del taller de deportes.
Normalmente, Kibum se quedaba a esperarlo a él y a Minho,
por petición de su antiguo amigo y no se había negado ya que, según sus propias
palabras, no tenía nada mejor que hacer, pero bastó que una
tarde el rubio no estuviera sentado en su habitual banca para encender las
alarmas de Woohyun. Luego de un par de preguntas, Minho le contó que Kibum
debía de estar en una cita con el fotógrafo con el que llevaba saliendo algunas
semanas. El moreno se cambió lo más rápido que pudo y salió disparado rumbo a
casa de Boah.
Kibum no había llegado.
BoA le dijo que podía quedarse a esperarlo si quería,
pero haciendo amago de la poca entereza que le iba quedando se despidió de ella
diciéndole que no era necesario.
No había avanzado mucho por la calle cuando divisó al
otro chico yendo en su dirección.
-¿Dónde estabas? -Nada de sutileza, nada de timidez.
Nada. Los nervios se lo habían estado comiendo vivo en la última hora y no era
solamente por el hecho de que temiera que a Kibum le pasara algo... sino que
también temía que algo que hiciera Kibum lo dañara a él.
Dentro de su asombro por el tono y la pregunta, Kibum no
hizo más que soltar una risa, tomándose a broma la forma en que su amigo lo
espetaba.
-Salí con alguien -contestó sin más, sin saber la
reacción que eso causaría en Woohyun.
-¿Con alguien? ¡¿Conseguiste novio y no te preocupaste
por lo que eso me haría?! ¿Es que de verdad no te das cuenta, Kibum?
Ahora sí que estaba asustado. Técnicamente, el moreno le
estaba haciendo una escena en plena calle y no veía a qué venía todo aquello.
-Woohyun, cálmate -le pidió. -¿De qué se supone que me
tengo que dar cuenta?
-¡De esto! ¡De esto, Kibum! -Se señalaba con su índice
mientras hacía un esfuerzo por mantener sus ojos abiertos a pesar de que le
dolían por estar conteniendo las lágrimas que traicioneras hacían presión por
escapar. -Kibum, te amo y siempre lo hice. No sabes todo el tiempo que me
recriminé por no demostrártelo en Daegu, pero éramos unos niños y no sabía si
tú... no sabía si tú sentías lo mismo que yo. Siquiera sabía qué era lo que yo
sentía. Tuve miedo. Pero ahora tengo más. Aún con todo lo que hago no te das
por aludido. ¿Cómo puede ser que no te des cuenta que te amo y vayas por ahí
saliendo con algún estúpido que no puede hacerte ni la mitad de lo feliz que yo
podría?
Kibum se sentía minúsculo. Estaba pasmado. Nunca había
visto a Woohyun así, él nunca le había hablado así, pero una vez que el chico
puso sus sentimientos en palabras no sabía qué hacer. Tampoco tuvo mucho tiempo
de pensárselo.
Estaba seguro que ni siquiera hubiera tenido tiempo de
contar hasta dos cuando Woohyun lo estaba tomando entre sus brazos y quitándole
las palabras de la boca con un beso. Se paralizó y en un momento de lucidez
entre la nebulosidad del momento se separó de los labios y los brazos que lo
envolvían y le propinó una cachetada que le dejó su propia mano adolorida.
-No lo vuelvas a hacer. Mira, Woohyun, estoy saliendo con
alguien, y no, no es algo serio, pero ni eso ni el hecho de que según tú estés
enamorado de mí te da el derecho de venir aquí y besarme como si de alguna
manera yo fuera tuyo. -Su mirada furiosa traspasaba las pupilas vacilantes del
moreno. -No vuelvas a hablarme, pasaste todos los límites.
Y cómo en un mal final de película, Kibum se alejó de él
sin siquiera mirar atrás.
Ambos habían quedado confundidos luego de aquello. Kibum
no quería herir a Woohyun, aunque estaba consciente de que era precisamente eso
lo que había hecho con sus palabras. Lo quería mucho, haberlo reencontrado en
Seúl había sido una de las pocas cosas buenas que le habían pasado en meses,
por lo mismo no podía permitir que el moreno realmente se enamorara de él,
sabía que de una u otra forma lo lastimaría porque no sabría amarlo como él
esperaba. No porque no quisiese, simplemente no sentía que fuera capaz.
Lo que Kibum no sabía era que hiciese lo que hiciese,
Woohyun ya estaba irremediablemente rendido ante ese sentimiento.
Por su parte, el moreno guardó con celo el recuerdo de
los labios de Kibum, deseoso de probarlos otra vez, sin tomar en cuenta lo que
dijese él. No recordaba haber escuchado en ningún momento que el rubio le
mencionara algo sobre sus sentimientos por él, y él mismo se consideraba
alguien perseverante, no iba a descansar hasta que Kibum lo viese como algo más
que un amigo. Aunque primero tuviera que sortear la barrera de su enojo... lo que
aparentemente no iba a ser fácil.
Y realmente no lo fue.
Pasó más de un mes hasta que Kibum dejó de ignorar cada
intento de Woohyun por acercarse a él y, una vez que se lo permitió, no esperó
ni un segundo para dejarle las cosas en claro. Él no quería
una relación con él, no estaba en posición de ponerse a dar explicaciones, pero
simplemente le pedía que lo entendiera en sus intenciones de no dañarlo. Kibum
le explicó de la forma más razonable que encontró que lo quería demasiado y que
era por esa misma razón que no podía estar con él.
No contaba con que los años de separación habían labrado
en Woohyun una tenacidad de oro.
Luego de más dimes y diretes de los esperados por Kibum,
éste aceptó retomar la amistad con la condición de que el moreno prometiera no
volver a intentar nada, mucho menos besarlo. Como un niño pequeño, Woohyun
prometió con los dedos índice y del corazón cruzados mentalmente.
Desde ahí en adelante se habían sumido en un juego de
vueltas en círculo. Woohyun siempre siguiéndolo, aprovechando cada pequeña
oportunidad. Kibum siempre arrancando, poniendo a salvo el corazón de su amigo.
Si intentaban sacar cuentas no sabían quién se desgastaba
más en su cometido.
* * *
Jonghyun había quedado de juntarse con
su amigo, estudiante de Música de tercer año, en la entrada de la facultad de
Música. Tamborileaba los dedos en su pantalón al ritmo de la música que salía
desde sus audífonos. En su cabeza, una sola imagen.
¿Por qué rayos no dejaba de darle
vueltas a ese abrazo? ¿Por qué?
Interrumpiendo la hilera de preguntas
poco simpáticas, una imagen que parecía salida de sus recuerdos más recientes
pasó por su lado. El mismo chico que había ido a buscar a Key esa mañana
acababa de entrar en la facultad, y la verdad no es que lo hubiera visto muy bien,
pero recordaba el color verde del chaleco del chico contrastando con los
colores de la ropa de Kibum mientras sus brazos rodeaban la delgada cintura.
Como un idiota, lo siguió con la mirada mientras el chico avanzaba hacia el
interior del edificio, sacándose los audífonos en un acto reflejo al dejar de
prestar atención a la música.
-¿A quién miras? -le preguntó
repentinamente una voz familiar a su costado.
-¡Lee! -exclamó girándose a ver al
recién llegado con una mezcla de sorpresa y buen ánimo... más de lo primero que
de lo segundo, realmente.
-¡Kim! -respondió el otro con una
mueca divertida, abriendo los brazos para apresar al otro. -Una vez hechos los
saludos, repito. ¿A quién mirabas? –preguntó de nuevo escudriñando con la
mirada hacia el interior del lugar sin lograr ver nada.
-A nadie, a nadie -mintió, y decidió
cambiar el tema. -Te estaba esperando.
-Lo sé, por algo estoy aquí antes de
mi hora de clases. En serio, Kim, valóralo, sabes lo importante que son para mí
mis horas de sueño.
-Despertar temprano de vez en cuando
no te va a dañar el cutis -le bromeó antes de comenzar a reírse.
-Que otro te explique las actividades.
Me regreso a casa -le dijo Lee antes de darse una vuelta para regresar sobre
sus pasos, pero no pudo andar muy lejos cuando el moreno lo tenía ya sujeto de
la mochila.
-Sabes que no tengo más amigos que tú
acá.
-Valóralo entonces -espetó con cara de
pocos amigos, pero pronto recompuso el gesto y tomó un respiro enorme antes de
comenzar a explicarle las actividades para el inicio de año en la facultad.
Ambos se habían conocido cuando eran apenas unos niños de
siete años, habían asistido a la misma escuela y casualmente habían acabado en
el mismo salón. Casualmente, ambos Jonghyun.
En un principio era una hazaña para sus compañeros e incluso
para sus maestros el llamar a uno sin que miraran ambos al mismo tiempo, así
que simplemente optaron por lo que era más sano: llamarlos por sus apellidos,
sistema que ellos mismos ya habían adoptado a esas alturas porque les resultaba
extraño llamar al otro por su propio nombre, ya que cada vez que lo hacían
sentían como si estuvieran hablando con ellos mismos en voz alta.
A pesar del cambio de casa de Kim años más tarde a Daegu
y posteriormente a Japón, se mantenían en contacto cada ciertos intervalos de
tiempo. Habían descubierto que su amistad no necesitaba del día a día para ser
fuerte. Compartían muchas cosas en común y desde pequeños se habían prometido
entrar juntos a estudiar Música. El sueño de ambos chicos se había visto
frustrado luego de que las insistencias del señor Kim obligaran a su hijo a
estudiar Leyes en otro país.
Así había sido como semanas antes de regresar a Corea, el
ya ex estudiante de Leyes se contactó con Lee y le contó de sus planes, y le
preguntó por ciertas cosas. Su amigo que lo conocía hace tanto le dijo todo
cuanto creyó que el moreno realmente quería saber.
Fue Lee quien le contó dónde vivía Kibum, y aunque Kim
nunca se preguntara cómo era que el pálido chico sabía aquello, tampoco lo
frenó cuando comenzó a escuchar información inesperada.
-Así que luego de las actividades
tendrás que elegir un tutor.
-Me sentiré como un idiota teniendo un
"tutor" -remarcó la palabra haciendo comillas con sus manos en
muestra de ironía. -cuando esa persona será menor que yo.
-Cada uno se siente como puede con su
tutor. -Lee se encogió de hombros burlándose de su amigo. -Además será sólo un
año menor y de todos modos no es el punto si es menor o mayor que tú, Kim, sino
que te ayude para las presentaciones en tu primer año, para finales del ciclo
si la persona es una molestia ya no tendrán que verse más las caras a menos que
sea necesario -explicó. -Además, no te quejes mucho, si te hubieras decidido
antes a decirle a tu papá que los decretos y el papeleo no eran lo tuyo no
tendrías que pasar por esto ahora.
Kim esquivó los ojos de su amigo que
lo miraban fijo. Llevaba razón y lo sabía.
-Bueno, bueno. ¿Y? ¿Qué tal lo lleva
Sekyung en Corea y con esto de tener que acostumbrarse al sistema? No le va a
ser fácil, ¿sabes? Enfermería es una carrera bastante competitiva, no sé si a
sus compañeros les vaya a hacer mucha gracia que entre al mismo grado que ellos
recién llegada.
El moreno dio un respiro hondo.
-Con lo de Corea le va bien, es
bastante adaptable, espero que eso le sirva para enfrentarse a sus compañeros.
-Ciertamente, estaba más seguro de que ella pudiera hacerle frente a ese hecho
que él mismo. -Aunque no lo sé a ciencia cierta. Anoche hablamos por teléfono y
dijo que se sentía más ansiosa que nerviosa. Su tío quería traerla hoy por ser
su primer día y esas cosas, así que la llame por la mañana y según ella aún no
sentía nervios, pero quizás sólo lo dijo para tranquilizarme.
-¿Qué clase de novio eres? Otro chico
hubiera insistido en traerla de todos modos.
Algo le decía que Lee llevaba razón,
pero prefirió no darle en el gusto reconociéndolo.
-¿Quién me dice eso? ¿Un chico que se
comporta como una chica cuando la persona que le gusta está cerca? -atacó
levantando una ceja acusatoria.
-Oye, oye, no estamos hablando de mí.
-Sus mejillas normalmente blancas habían comenzado a tomar un color carmesí.
-No me metas en tus líos.
-¿Qué tal vas con el actorcito ese?
-preguntó más para que su amigo no volviera al tema de Sekyung.
-No le digas actorcito de esa manera
-le criticó Lee sin poder mirar a la cara a quien lo interpelaba.
-Pero mira cómo te pones -dijo el otro
soltando una carcajada. -Bueno, entonces ¿cómo vas con Jung?
-Sin avances -respondió sincero
soltando un suspiro. -Cada vez que estamos cerca es como si no existiera... De
hecho, dudo mucho que conozca mi existencia...
-¿No has pensado en la posibilidad de
ir y presentarte? ¿O de que sea hetero?
-No lo creo. Mi instinto me dice que
no.
-Pero bien recuerdo que me dijiste que
en algún momento estuvo saliendo con una chica.
-¿Me lo recuerda alguien que tiene por
pareja una chica, pero por ex a un hombre? -le devolvió el golpe. Asestando
justo donde dolía.
Y el moreno no fue capaz de rebatir. No podía.
Cualquier otro hubiera intentado decir
algo, que habían sido las hormonas adolescentes, que había sido una confusión
pasajera, que si hubiera conocido a Key en otra etapa de su vida siquiera se le
hubiera pasado por la mente el estar con él pero aunque hubiera podido decir
algo sabía que hubiera sido mentira y una pérdida de tiempo pues su amigo lo
conocía demasiado bien como para creerle.
Pero tampoco Lee dejó el tema allí.
-A todo esto, supongo que es absurdo
preguntar cómo se tomó Kibum lo de que sean vecinos, ¿no? -preguntó tanteando
el terreno. Una mirada del moreno y la respuesta fue más que obvia. Era mejor
no seguir... por el momento; sabía que si hacía una sola pregunta más no
recibiría respuestas muy amables. -Entendido, eso es un sí.
Lee miró su reloj y le indicó a su
amigo que era hora de entrar al auditorio.
* * *
Para la tarde, en el momento que tuvo
que elegir tutor, Jonghyun ya tenía completamente claro a quien elegiría. Tal
como había predicho, se sentía idiota, pero ya lo había decidido y no iba a
echar pie atrás.
Su vista clavada con ahínco en el
chico de cabello castaño con una sonrisa insistente en su boca de pie a metros
suyo.
Nam Woohyun.
No hay comentarios:
Publicar un comentario