Cuando Lee se encontró a su amigo
algunos días más tarde y éste le contó sobre su elección de tutor, el pálido
chico no fue capaz de manejar su expresión.
-¿Por qué tu cara? A mí me
pareció bastante simpático. ¿Qué pasa? ¿Qué tiene? -le consultó Kim haciéndose
el desentendido esperando obtener algo de información de su amigo.
-No hagas como si no
supieras algo, Kim. Lo habías visto antes, ¿cierto?
El moreno guardó silencio,
odiando que sus intenciones fueran tan fáciles de leer.
-Lo viste con Kibum, ¿cierto?
-insistió Lee.
-Sí. -Seco y sincero. Desvió
la vista, sintiéndose avergonzado.
-Te prometo que en algún
minuto pensé en ponerte sobre aviso para que no lo eligieras a él, pero eres
tan cabezota que pensé que si te decía que no lo hicieras, lo harías de todos
modos.
-¿Y por qué ibas a
advertirme? ¿Qué sabes de él? ¿Lo conoces?
-Kim aquí todo el mundo se
conoce. No somos amigos, pero tenemos algunos conocidos en común. Hemos estado
en un par de fiestas juntos.
-¿Y? -replicó el otro dando
a notar que realmente lo que había preguntado no era exactamente lo que le
causaba dudas.
-A ver, ¿cómo crees tú que
yo sabía del paradero de Kibum? Woohyun y él son muy amigos.
-¿Y?
-Woohyun es el pretendiente
número uno de Kibum. Nunca han sido nada, pero por lo que yo he visto y por lo
que he escuchado, no es que eso sea razón para que no esté siempre al lado
suyo.
-¿Siempre? -Kim pudo
manejar el tono de su voz, pero aún así la pregunta lo delataba.
-Mira Kim Jonghyun, si
tienes dudas, pregúntaselas a tu tutor. Para eso está, ¿no?
Fue lo último que le dijo
antes de darle una palmada en el hombro e irse a su clase, pero justo antes de
subir las escaleras hacia el tercer piso volvió un tramo sobre sus pasos.
-Además, hay otra persona
de la que deberías preocuparte más que de lo que hace o deja de hacer Kibum.
Haz las cosas bien y no me hagas arrepentirme de haberte contado dónde vivía.
Se fue definitivamente,
haciendo que el moreno quedara con dos pensamientos rondándole en la mente, sin
saber cuál de los dos le preocupaba más porque sentía que ambos eran
importantes.
Lo peor de todo era que
algo dentro de él le decía que eso no podía ser.
Jonghyun pasó el resto de
sus clases en un estupor del que sólo salía para contestar una que otra
pregunta hecha por sus profesores.
Le disgustaba a él mismo el
no ser capaz de prestar la suficiente atención, después de todo, era eso lo que
tanto había querido, ¿no? Pero Lee lo había dejado pensando y simplemente ahora
no podía alejar aquella maraña de recuerdos, cuestionamientos y aseveraciones
de su mente.
No era como si no quisiera,
pero no podía.
Tenía que dejar de hacerlo
de algún modo, había quedado para almorzar con Sekyung e intuitiva como era
sabría al primer instante que algo no andaba bien con él. Realmente ni él mismo
sentía que las cosas estuvieran bien con él.
Sekyung lo esperaba fuera
de la facultad de Medicina, y comenzó a agitar su mano en lo alto cuando lo
divisó para que él pudiera notarla.
-¡Jjonggie! -Corrió hacia
su novio, siendo atrapada por los brazos de éste en el momento que sus cuerpos
colisionaron.
-¿Lista para conocer el
departamento? -preguntó él llenándose del ánimo que había recolectado por
pedazo durante la mañana.
-Eso espero -rió ella,
siendo secundada por él. Se abstuvo de hacer comentarios sobre como sus ojos no
alcanzaban a reír como lo hacía su boca. Quizás no había sido una buena mañana
para él, prefirió adivinar.
Jonghyun unió ambas manos,
enlazando sus dedos, pero en el momento en que quiso avanzar hacia el auto,
Sekyung lo detuvo.
-¿Qué pasa? -preguntó algo
asustado. Era imposible que ella supiera ya que algo le pasaba. No podía ser
tan fácil de leer, ¿o sí?
Acabando con los miedos de
su novio, la castaña se levantó levemente en la punta de sus zapatos para
alcanzar los labios de Jonghyun, quien sorprendido correspondió el contacto,
llevando su otra mano a la espalda baja de la chica, sosteniéndola.
-Sólo quería besarte
-contestó ella antes de darle otro beso, uno más corto, aprovechando la
valentía que había cogido para darle el primero.
Le pareció ver como si los
ojos de Jjong sonreían junto a sus labios esta vez... al menos un poco.
Como ya intuía, el
departamento estaba desordenado, no llegaba al límite del desastre, pero quizás
eso se debía a que Jonghyun tampoco llevaba mucho viviendo allí.
Mientras ella cocinaba algo
con los pocos ingredientes que pudo encontrar en la cocina, el moreno ponía
algunas cosas en el lugar que les correspondía.
-¿Ya has hecho algunas
amigas? -le preguntó Jjong en un tono algo paternal que a ella le pareció
tierno.
-Amigas... no, pero hay
algunas compañeras que no se han tomado a mal mi transferencia.
-¿Algunas? ¿Acaso hay
alguien que te mire feo? -siguió preguntando mientras entraba en la cocina.
-Digamos que hay personas
que consideran que debería haber empezado el programa desde el primer año
-aclaró revolviendo el contenido de la olla a punto de hervir.
-Lo dicen de envidiosas,
Sekyung. Tus calificaciones en Tokio eran más que buenas, lo suficiente para
demostrar que tu nivel es incluso mejor que el de ellos. -Intentaba darle
ánimos notando que el hecho no le era agradable, pero sabiendo que ella no lo
admitiría.
-Lo sé -dijo volteándose a
verlo para darle una pequeña sonrisa. Él se acercó y le dejó un beso en la
mejilla. -La comida estará en unos minutos.
* *
*
Luego de almorzar con
Nicole, compañera suya en algunas clases, Kibum aún tenía algo de tiempo libre
aquella tarde antes de su siguiente clase, hacer una visita a su hermana le
había parecido la mejor idea, sentía que llevaba mucho sin verla, así que
dirigió su vespa hasta la casa en la que había vivido durante su primer año en
Seúl.
Después de tocar el timbre
y esperar a que BoA abriera la puerta, el saludo de su hermana se tardó un
tanto en llegar.
-¿Tú no deberías estar en clases? -fue
lo primero que recibió de su hermana.
-Me encantan ese tipo de
recibimientos, hermanita. ¿Cómo estás? -preguntó obviando la pregunta hecha por
su hermana abriéndose paso dentro de la casa.
-Bien... sí, bien. -Cerró la puerta
tras de sí y siguió a Kibum con la mirada mientras él dejaba su casco en el
sofá. -Y tú, ¿cómo estás?
-Bien también. -El tono de Kibum era
simple. Boah dudaba entre creerle o empapelarlo a preguntas. Eligió lo segundo.
-¿Ocurre algo?
-No.
-¿Pasó algo con Jonghyun?
Kibum roló los ojos. ¿En serio su
hermana iba a creer que de ahora en adelante cada vez que estuviera en su casa
sería porque algo había pasado con Jonghyun? ¿En serio?
-No. Boah, apenas y lo vi ayer o
anteayer por la mañana antes de irme a la universidad. Casi no cruzamos palabra.
No pasa nada con él, de verdad.
Aún cuando su tono notaba certeza en
lo que decía, su hermana dudaba.
-¿Entonces?
-Entonces que tenía un break y quise
venir a verte. -Dejo caer su peso sobre el sillón justo detrás suyo dejando sus
piernas colgando por el posabrazos. -Mala idea al parecer. Te falta una pareja,
hermanita, en serio
-Miren quién habla -bufó BoA. Kibum
enarcó una ceja. -¿Quieres un té?
-Eres como mamá, todo lo solucionan
con un té. -Su hermana rió ante la comparación.
-¿Realmente no tienes nada que
contarme Bummie?
-No, BoA. Sólo quise pasar a verte.
Tendría que aprovechar mi tiempo libre para terminar unos diseños en los que
trabajo para los chicos de Actuación, pero sólo me faltan algunos detalles, así
que preferí venir -le contó siguiéndola a la cocina. -Mi vida no son sólo
dramas, ¿sabes?
-Bummie, cuando te pregunto si algo
pasa, no sólo te pregunto por tus "dramas" sino por cualquier cosa
que tú quieras contarme.
-Bueno, te cuento que estoy preparando
unos trajes para una obra de teatro. No es mucho la verdad, pero no pude
negarme a hacerlos.
-¿Por qué presiento que el no negarte
a hacerlos tiene que ver con un lindo chico de por medio?
-¡BoA! -gritó pareciendo escandalizado
por la descarada acusación de su hermana.
-Eso es un sí. -Boah reía a
carcajadas, sosteniéndose el vientre.
-Sólo fue un chico al que conocí por
casualidad, bastante simpático por lo demás, y que me contó del proyecto hace
un tiempo. Ahora, me llamó hace unas semanas para saber si podía ayudarlo y,
como ya te dije, no me pude negar.
-"No me pude negar" -lo
citó, haciendo caso omiso de todo lo demás dicho por el rubio. -Eso quiere
decir que estuviste con este chico unas semanas y no resultó, lo terminaste y
ahora que te llamó no tuviste cara para negarle nada porque le rompiste el
corazón, ¿no es así?
Kibum no lo afirmó, pero tampoco lo
negó. Una sonrisa burlona se grababa en la boca de la castaña mientras servía
el té en dos tazas.
-¿Por qué te quedas callado? ¿Me
equivoqué en algo?
-No, yo me equivoqué, debí de haber ido
a terminar los bosquejos. Yes, I should've done that.
-No seas trágico y tómate el té. ¿Y hace cuánto fue que terminaste con
él? ¿No recuerdo que me hablaras de ningún actor?
Por poco y Kibum desparrama todo su té
en la cara de su hermana. ¿Que no iba a dejar el tema allí?
-Sí te hablé de él -soltó en un tono
cansado, sabiendo que su hermana ya se había puesto en modo cotilla, así que no
lo iba a dejar en paz hasta que le explicara todo. -Salimos como en octubre o
noviembre del año pasado, ya ni lo recuerdo bien. Cuando él quiso algo serio lo
terminé de la forma más sutil que pude y quedamos en buenos términos.
-Lo que significa que se volvieron a
ver y pasaron... cosas -aseveró ella muy segura.
-BoA, please, stop.
-¿Qué? ¿Es o no es así, Kibum?
-Ya, está bien, sí -contestó
derrotado.
-Te conozco demasiado bien, hermanito.
-Y mi punto era -dijo con tono
enfático intentando que BoA dejara de darle vueltas al asunto. -que me pidieron
hacer algunos trajes para la obra que llevan meses ensayando y que presentarán
dentro de unas semanas. En serio, esos chicos están infartándose en los
ensayos. Algunos están en su último año, así que si logran hacer esto bien
tendrán cazatalentos siguiendo sus pasos todo el resto del año hasta que se
gradúen -explicó Kibum sabiendo que no era necesario pues a su hermana poco
podía interesarle, pero necesitaba alejarla del tópico anterior.
-Pero si la obra es en unas semanas,
¿cómo vas a estar recién trabajando en los trajes?
Al parecer, su táctica había
funcionado.
Ambos escucharon que la puerta de
entrada era abierta y cerrada, mientras Kibum se felicitaba por haber logrado
que su hermana dejara de hacer preguntas -o aseveraciones- incómodas.
-¿Mamá?
-Acá, Minnie; estoy con tu tío en la
cocina -replicó la mayor lo suficientemente alto para que su hijo la escuchara.
-Vi la motoneta afuera -dijo
asomándose por el umbral. -¿Cómo estás, Key? -preguntó antes de darle un beso
en la mejilla, para luego acercarse a su madre y hacer lo mismo.
-Bien. Le contaba a tu mamá que estoy
ayudando a unos chicos de Actuación-
-¿Al chico con el que saliste el año
pasado? -inquirió Tae de repente.
La expresión de Kibum era
inescrutable. "¿Qué carajos le ponen a este niño en la lengua?" pensó
para sí.
-Sí, él mismo -dijo dándole una mirada
que le comunicaba que no aceptaría más preguntas al respecto.
-Hasta Minnie sabía, ¿y yo no? -volvió
su hermana en el tema.
Kibum roló los ojos antes de fijarse
en el reloj colgado en una de las paredes y darse cuenta de que, para su
suerte, tenía el tiempo justo para volver a clases.
-BoA, sí te lo había dicho. Ya da
igual, me tengo que ir, otro día platicamos.
-Pero acabo de llegar. -Taemin hizo un
puchero en muda súplica a que se quedara un poco más.
-Tengo clases y ya voy justo, Minnie.
Adiós -se despidió revolviéndole los cabellos al menor y dándole un beso a su
hermana, antes de ir por su casco. -Ah, y una cosa Tae -agregó devolviéndose un
tanto -, dile a tu noviecito que se cuide las espaldas. Me debe una grande.
-¿Qué hizo Minho ahora? -preguntó
cuando su tío ya le daba la espalda.
-Él sabe perfectamente lo que hizo.
Adiós. -Un segundo después cerraba la puerta tras de sí.
-¿Qué hizo Minho? -repitió Taemin su
pregunta, esta vez a su madre.
-No sé, Kibum no me dijo nada -se
hundió de hombros.
Taemin siquiera tuvo el tiempo de
avisarle a su novio sobre la advertencia hecha por Kibum, ya que Minho tuvo tal
mala suerte de encontrárselo de regreso en la facultad de Artes, así que no
entendió enseguida lo que pasaba incluso cuando ya tenía las manos de su amigo
sobre él, específicamente sobre su oreja izquierda, la que en el último minuto
había cambiado de color y amenazaba con salirse de su lugar en cualquier
momento.
-Ki-kibum. ¡Suéltame! ¡Me duele!
-lloriqueó haciendo vanos intentos de liberarse del rubio.
-Traidor -lo acusó Kibum al momento de
soltarlo, no sin antes darle un último jalón que sacó un alarido del alto,
quien dirigió su mano enseguida a la zona afectada, intentando mitigar un poco
del dolor. -Sabías desde un principio que Woohyun ya había regresado de
Inglaterra y no me dijiste nada. Te conté sobre mi admirador secreto ¡y
fingiste sorpresa, maldito traidor!
-Hey, todo tiene una explicación -se
defendió Minho interponiendo su mano libre entre él y su amigo temiendo a que
éste volviera a arremeter contra su oreja que, por como palpitaba, parecía
tener corazón propio.
-Claro que tiene una explicación
-espetó Kibum descansando una mano en su cadera, usando la otra para señalar
acusatoriamente al castaño. -Le entregaste tu lealtad a él y no a mí, como era
de esperarse -sentenció dándole una mirada reprobatoria.
-¿A qué te refieres con que era de
esperarse? No seas dramático, Kibum.
-No estoy siendo dramático. Estoy
enojado, no, furioso contigo por hacerme creer que no sabías nada sobre mi admirador
secreto. No sé por qué rayos aún estás estudiando Artes cuando se nota clara tu
vocación en la Actuación. -Sarcástico como siempre era Kibum, Minho simplemente
lo miró de hito en hito.
-Si a lo que te refieres con "era
de esperarse" es a que fuera como fuera iba a ayudar a un tonto enamorado
que, además, es mi amigo, pues sí, era de esperarse.
Kibum enrojeció ante el punto señalado
por Minho.
-No vuelvas a repetir eso, Minho.
-¿Por qué? Es la verdad. Woohyun vino
a pedirme que lo ayudara porque quería sorprenderte, así que cada día que él no
fue tu apartamento lo hice yo. Acúsame de eso si quieres -lo retó. -, pero si
quieres hacerle la vista gorda a lo demás y rechazarlo como en otras ocasiones
y cuantas más tú creas necesarias, allá tú. Woohyun está enamorado de ti, quizás desde cuándo, la verdad ese no es mi
problema, pero si viene a mí y me pide con tanto ahínco que lo ayude, lo voy a
hacer -sentenció dejando helado al chico que con tanto coraje lo había
confrontado hace ya varios minutos atrás.
-Minho déjalo ahí -dijo en un tono
firme que esperaba sonar como una advertencia, pero que falló horriblemente a
pesar de todo.
-¿Por qué? Kibum te has pasado años
rechazándolo y saliendo con otros chicos para pasar el rato. Madura.
-Cállate, no es asunto tuyo -lo cortó
previendo lo que se avecinaba a decir el castaño.
-Haz cómo quieras -dijo el alto
sobándose aún la adolorida oreja. -Yo me voy, tengo clases y nada de tiempo
para que me sigan agrediendo. Nos vemos luego, tío adorado -se despidió
encaminándose hacia uno de los pasillos.
Minho había dicho cada
palabra sintiéndola, no con el objetivo de herir a Kibum, pero sí para que se
diera cuenta del trasfondo de todo y no sólo del hecho de que él le hubiera
ocultado un tanto de la verdad. Pero aun cuando ese no era el objetivo, Kibum
no sabía hacer otra cosa que sentirse herido... y no por las palabras sino por
la verdad. Sentía que, como en pocas ocasiones, había ido por lana y había
salido trasquilado.
Era demasiado difícil negar
lo que le decía Minho, que Woohyun estuviera enamorado de él y que parecía ser
como si su único objetivo en la vida fuese que eso dejara de ser así, pero
tampoco era como si el alto estuviera en completo conocimiento de todo el
esfuerzo emocional y psicológico que había hecho Kibum cuando Woohyun se le
declaró... y del que había tenido que seguir echando mano luego de eso en
aquellos años.
No es fácil romperle el
corazón a alguien que has querido toda tu vida... casi como un hermano.
Pero tampoco se sentía
capaz de fingir algo que, a final de cuentas, sabía que no iba a salir bien.
Minho no podía juzgarlo así, y de todos modos cuando atentaba a hacerlo en
ocasiones como ésta, Kibum no podía tampoco evitar sentirse un monstruo, a
pesar de sentir que no había hecho las cosas mal. Bueno, tan mal.
Nunca le había dado
esperanzas a Woohyun, y no, no contaba aquella ocasión en que sí había
correspondido a uno de sus besos robados, porque se había encargado de decirle
en todos los tonos al castaño que se había aprovechado de su emborrachada
condición de fin de año. Sabiendo, de todos modos, que eso no justificaba nada
realmente.
Se sentía tan mierda.
En momentos como esos no le
apetecía ir a clases. No le apetecía estar rodeado de personas que lo admiraban
por lo talentoso que podía ser, porque no importaba que tan bueno fuera en lo
que hacía, siempre iba a estar dañando a alguien... a ese alguien que, después
de todo, seguía entregándole sonrisas deslumbrantes.
¿Cómo podía no sentirse mal
si pensaba en ello?
Sintiéndose así, lo único
que podía hacer era manejar a casa y esconderse en su refugio personal; y allí,
donde podía ver gran parte de aquella enorme ciudad, sentirse minúsculo porque
eso se sentía bien, porque a diferencia de lo que muchos pensaran, a él también
le gustaba ser ignorado a veces, sentirse parte de un todo, sentir que no era
fuerza suficiente contra nada ni nadie, sentir que no podía causar daño, y que
la única protección con la que él mismo contaba eran sus audífonos, separándolo
de todo y de todos.
Y por muy egoísta que eso
sonara, en ese lugar se sentía en paz.
* *
*
Después del almuerzo y de
una larga conversación sobre la habituación de Sekyung a sus nuevos compañeros
de carrera, Jonghyun la condujo hacia la casa de sus tíos.
-No te preocupes más, estoy
segura de que de una u otra forma van a aceptarme -le aseguró aferrándose a él
al despedirse en la entrada de la casa. -De todos modos, de no ser así, siempre
te tendré a ti para que me consueles, ¿no es así?
-Así es... -susurró él,
encogido del corazón, dándole un beso en la cabellera. -Será mejor que entres,
tu tía ya debe estarse preguntando dónde estás.
-Nada de eso, ella sabe que
iba a almorzar contigo, pero ya me voy. ¿Almorzamos mañana también, cierto?
-preguntó esperanzada, hundiéndose en el pecho de Jonghyun, sintiendo el latir
de su corazón.
-Claro, pero mañana te
invitaré a comer a algún lado, no es justo que estés cocinando.
-Como quieras -accedió con
una sonrisa, separándose de él.
-Ve, ya nos vemos mañana
-se despidió antes de dejarle un beso corto en los rosados labios de ella.
-Descansa.
-Tú igual.
La siguió con la mirada
hasta que ella traspaso el umbral de la puerta, no sin antes volverse a verlo
nuevamente para despedirse agitando su mano, y luego él subió a su auto de regreso
a su casa, intentando no pensar en todas aquellas cosas que de todas maneras le
taladraban los pensamientos.
¿Por qué todo lo que antes
parecía tan fácil, ahora parecía tan difícil? Porque él así se lo había
buscado. No tenía otra explicación. Las decisiones habían sido suyas y de nadie
más, pero de verdad no quería seguir pensando en ello, aunque sabía que cuando
lo hiciera, las cuentas no serían tan amables.
Llegó a casa abrumado y sin
tener nada más que hacer decidió practicar con su guitarra. Había intentado
escribir algo nuevo en las últimas semanas, pero la inspiración no hacía más
que abandonarlo. Tomó su guitarra y salió del departamento para subir al
ascensor rumbo al último piso para luego encontrar las escaleras hacia la
azotea, el mejor lugar para hacer ruido sin que nadie te moleste por ello,
según las palabras del señor Jang cuando le preguntó si es que habría mucho
dilema si practicaba dentro del departamento, por los vecinos y todo aquello.
Decidió no tomarse a lo personal lo de "hacer ruido".
El conserje le había
explicado que la azotea era un lugar seguro, ya que había sido tema de
seguridad cuando en el edificio abundaban los niños pequeños, cosa que en la
actualidad ya no era así. La mayoría ya había crecido o se había mudado. El espacio
contaba con cercas por todo el rededor y luces que se prendían de ocho a ocho
en el invierno y de diez a siete en el verano.
Abrió la puerta hacia su
nueva "sala de ensayos" y la primera escena que vio le pareció salida
de un concurso de fotografías donde, ciertamente, dicha imagen era la ganadora.
De espaldas a él, sentado
sobre una plataforma amplia y algo alta con las manos a los costados afirmando
su peso en una leve inclinación hacia atrás, se hallaba un rubio tarareando una
canción que le pareció levemente conocida, pero que debido a la distorsión del
sonido por los poco más de 10 metros que los separaban parecía poder ser
cualquier otra. El leve movimiento que hacía con su cabeza hacia ambos costados
le daba animación a la imagen, pero no le quitaba la atmósfera de tranquilidad.
No supo si quedarse donde
estaba, acercarse o simplemente regresar por donde había llegado para no
interrumpir cualquier cosa que estuviera haciendo el rubio -aunque por lo que
veía, no podía estar haciendo realmente mucho -. Guiado, nuevamente, por los
impulsos se acercó un tanto, con cautela para no causar ruido. Cuando estuvo lo
suficientemente cerca, notó que Kibum no cantaba solo sino a la par con algo
que llevaba escuchando desde su celular debido a los audífonos que llevaba en
las orejas, se amonestó mentalmente por no pensar en ello de antemano.
Ya que el menor no se iba a
dar por enterado de su presencia, decidió que lo mejor sería hacerse notar,
pero no fue sino un susto lo que se llevó Kibum cuando de la forma menos
ortodoxa, Jonghyun simplemente apareció frente a él agitando su mano, musitando
un "hola" que escasamente pudo oír.
-¿Cómo se te ocurre
aparecer así de la nada? -le preguntó, casi grito en boca, el rubio mientras se
sacaba los casquetes para escuchar mejor al recién llegado.
-Yo... yo... necesitaba un
lugar donde ensayar y no molestar a nadie -se explicó el moreno entre balbuceos
mostrando su guitarra a modo de acreditar sus palabras.
-¿Cómo... ¿Por qué aquí?
Nadie sube aquí. –Algo de exasperación tomó lugar en su voz.
Kibum se sentía en cierto
modo invadido, ese era su lugar. ¿Por
qué rayos estaba Jonghyun allí?
-Le pregunté al conserje si
es que había problemas de que ensayara en el departamento y me dijo que si
prefería no tener problemas con la señora del 502... o contigo, podía subir
hasta acá.
El rubio soltó un leve
suspiro ante la excusa.
-Da igual, el señor Jang
estuvo bien. La señora Seo es bastante desagradable cuando se lo propone.
-Jonghyun quiso reír ante la mueca de Key al nombrar a la mujer, al parecer no
todo en el edificio eran buenos vecinos. Kibum bajó de la plataforma. -De todos
modos, ya me iba. Que-
-No, no. Si quieres, puedes
quedarte -lo invitó con algo de esperanza a que aceptara, aún cuando algo le
decía que eso no era muy probable. -De hecho, te escuche tararear una canción
cuando llegué, ¿te molestaría dejarme escucharla una vez más? Los acordes son
bastante buenos... ¿por favor? -pidió una vez más.
¿Por qué? ¿Por qué le hacía
eso? ¿Por qué en su lugar favorito en toda la ciudad? ¿Por qué no podía irse a
tocar la guitarra a un parque o algo por el estilo? ¿Por qué?
La mirada de petición que
le daba Jjong fue un taladro dentro de
él. ¿Podía acaso él negarle algo a alguien en ese lugar? ¿Justo allí donde se
suponía que él no era nadie para dañar a cualquiera, aún cuando hubiese sido
dañado por esa misma persona en otra ciudad a kilómetros de allí?
Por muy pequeña que fuera
la petición, no pudo negarse. Accedió, para sorpresa del mayor, y buscó
nuevamente la canción para hacerla sonar a través del altavoz. Se sentó en el
borde de la plataforma mientras Jonghyun hacía lo mismo un poco más allá,
acomodando la guitarra en su regazo. El moreno comenzó a amoldarse a la melodía
de introducción, para luego seguir acorde al ritmo del cuerpo de la canción. A
una seña suya, Kibum puso stop al
reproductor de su celular.
Para el primer coro, Key
había comenzado a cantar junto a él sin siquiera darse cuenta. De vez en
cuando, Jonghyun quitaba sus ojos de la guitarra para observar al rubio.
Extrañaba ver su pelo
castaño, como aún lo tenía en su memoria, con ese aire de inocencia y docilidad
tan propios del Key de aquel entonces. Sentía, y podía constatar, que su
cabello era apenas un reflejo de los cambios reales que había sufrido en su
interior.
De a poco, la canción fue
llegando a su final, cantaron juntos la última estrofa y Jonghyun terminó los
acordes lentamente, hasta que todo se quedó en silencio.
Ambos se quedaron quietos
sin nada que decir, Jonghyun miraba a Kibum intentando hallar una forma de que
el rubio se quedara algo más de tiempo con él, y poder hablarle con naturalidad
y que la frialdad de su trato se disipara, aunque fuera un poco. El que Key no
se hubiera movido aún para irse le daba esperanzas de que aquello pudiera ser
verdad en un futuro no muy lejano.
El zumbido del celular que
Key aún tenía en su mano, rompió la atmósfera. El menor le dio a contestar y se
acercó el móvil.
-¿Aló, Onew? -preguntó
alzando una ceja en consternación. -Sí, estoy en mi casa. ¿Por qué? ¿Pasó algo?
Jonghyun seguía las
expresiones del rubio al reconocer el nombre del amigo que le había presentado
al siguiente día de su llegada al edificio. Kibum parecía haberse olvidado de
que Jonghyun estaba aún ahí con él.
-Okey, te espero acá. Nos
vemos. -Key cortó la llamada y soltó un suspiro. Su amigo sonaba algo nervioso,
por definir su voz de alguna manera.
-¿Sucede algo? -escrutó el
moreno, recordándole al rubio de su presencia en el lugar.
-No, nada... espero. -Su
cara demostraba que aunque no estaba seguro de lo que pasaba tenía al menos la
noción de que no era algo bueno. -Me tengo que ir. Te dejo para que sigas
practicando.
Jonghyun musitó un quedo
adiós que se escuchó casi como si no lo hubiera dicho, y siguió a Kibum con la
mirada mientras este se encaminaba hacia la puerta que lo llevaría un piso más
abajo. Justo antes de que abriera la puerta, y para una segunda sorpresa del mayor, Key se dio
media vuelta en su dirección, aún con su mano posada en el pomo.
-Has mejorado bastante
-alzó la voz para hacerse escuchar por Jonghyun, y apenas dicho eso,
desapareció tras cerrar la puerta.
Jjong apenas pudo manejar
una pequeña sonrisa escapando de sus labios, pensando en nada, girándose en el
lugar que se encontraba para observar el paisaje que había estado contemplando
Key antes de su llegada.
Kibum se encaminó a la
cocina, tomando un poco de jugo desde el refrigerador antes de ir a sentarse al
sofá, esperando porque Onew llegara pronto y le quitara los pensamientos sin
sentido que estaba teniendo.
¿Por qué rayos había tenido
que decirle aquello? ¿Por qué siquiera podía pensar en algo bueno para él
cuando no era precisamente lo que quería? Desde un principio, él no había ido a
la azotea para escuchar en vivo una de sus canciones favoritas, había ido para
pensar en otras cosas... que de momento también prefería alejar de su mente.
No era como si no pensara
que Jonghyun realmente había mejorado considerablemente sus habilidades con la
guitarra desde la última vez que lo oyó tocar, pero ¿por qué sus pensamientos
habían tenido que dejar su boca?
Intentó calmarse, se acabó
el jugo, respiró hondo y se dijo a sí mismo que sólo era una muestra de que
estaba actuando bajo sus decisiones anteriores. Llevar la fiesta en paz con su
vecino, como cualquier persona normal lo haría.
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