-Traeré cafés –se ofreció el moreno
luego de unos momentos en los que habían permanecido en silencio.
-Gracias. El mío-
-Con leche y sin azúcar -le
interrumpió el mayor, completando perfectamente su orden.
Se limitó a asentir, y luego de eso
vio como el otro chico partía rumbo al mostrador para pedir las bebidas.
"Eso no dice nada. Siempre he
tenido los mismos gustos... y siempre he hecho énfasis en ellos" se dijo a
sí mismo intentando restarle importancia al hecho de que, a pesar del tiempo,
Jonghyun aún recordaba cómo le gustaba su café.
Y aún dejando de lado eso, no podía
evitar recriminarse el estar allí. ¿En qué había estado pensando cuando aceptó
ir a esa cafetería? ¿En serio, iban a ponerse a charlar de la vida como los dos
grandes amigos que no eran?
A ratos tenía la sensación de que todo
era un sueño –o una pesadilla -y que pronto iba a despertar. El lado más
imaginativo de él prefería creer que ese era el primero de los tres fantasmas
que componían su obra, tal como en la película protagonizada por McConaughey[1]
que había visto hace unos días.
-Los traen enseguida. -La voz del
mayor interrumpió sus pensamientos mientras tomaba asiento en el otro sillón
beige al otro lado de la mesa, justo en frente de él.
Sin darse cuenta había adoptado una
pose pensativa al sentir acercarse al mayor. El codo izquierdo reposando en la
mesa y afirmando su mentón en la palma de su mano mirando a través del enorme
ventanal polarizado a su derecha evitando los ojos que lo observaban con
detenimiento. Sin moverse un centímetro de esa posición, asintió nuevamente,
haciéndole entender al moreno que había captado el mensaje.
-Y... ¿Qué haces en Seúl? -Hubiera
querido ser más sutil, pero al parecer no había manera de preguntar aquello sin
sonar afectado, de un modo u otro. -Pensé que estarías estudiando en Japón como
quería tu padre -acotó intentando sonar sereno.
-Estuve allá dos años, Key -le
respondió el otro clavándole la mirada, pero aún sin poder atraer la del rubio.
-Kibum -le corrigió tajante mirando
con ahínco al otro lado de la acera, como si el grifo casi oxidado que estaba
allí pudiera causarle alguna diversión.
-Estudiando Leyes como quería papá
-siguió hablando Jonghyun como si no hubiese escuchado la aclaración del rubio.
-Pero me cansé. No me llenaba, y decidí regresar a Corea y estudiar Música como
siempre quise. La verdad es que mamá me ayudó a convencerlo, solo no hubiera
podido. -Kibum sonrió ante el recuerdo de aquella mujer. -No fue fácil, pero
aquí me ves -finalizó el castaño con una sonrisa.
-Aquí te veo -dijo en un tono de quien
hace alcance de lo obvio.
Llegaron los cafés y por primera vez
en toda la conversación Kibum quitó los ojos de la ventana.
-¿Y tú? ¿Qué has hecho? Bueno, desde
que te fuiste de Daegu no supe nada de ti. La única vez que me atreví a
preguntarle a tu madre me dejó con las palabras en la boca. Nunca le caí bien
-añadió eso último en un susurro aún audible para el menor.
"¿Cómo ibas a caerle bien si fue
ella quien me consoló cada vez que discutimos y quien se empecinaba en que no te
disculpara cuando sabía que no la escucharía? ¿Cómo si fue ella la que me
consoló en primer lugar cuando todo acabó?" pensó Kibum sin ganas de que
aquello fuera lo que saliera por su boca.
Tomó un trago de su café, dándose
tiempo para pensar sus palabras.
-Me vine a vivir con mi hermana. Hice
el último año de preparatoria acá y luego entré a estudiar Diseño como siempre
quise. -"Me vine para escapar, porque sentí que no soportaría verte con
alguien más. Mucho menos verte partir" añadió en su interior.
-Y, ¿aún vives con tu hermana? Digo,
¿vives con ella en el edificio?
La primera idea que cruzó por la
cabeza del rubio fue preguntarle que qué le importaba a él, pero se contuvo.
-No. Mis padres me regalaron el
departamento antes de entrar a la universidad y yo no quería ser una carga para
ella otro año más. -Le dio otro sorbo a su café dirigiendo nuevamente su mirada
hacia la calle, pasando una mano por su flequillo para alisarlo, esperando a
que cayera sobre ellos ese típico silencio incómodo de cuando no hay un tema de
conversación. Él no tenía nada que preguntar, no quería indagar en la vida de
su ex. No quería interesarse por él.
-Te queda muy bien el rubio -comentó
el moreno, haciendo que Kibum lo mirara sorprendido.
-Siempre decías que no te gustaba la
idea de que tiñera mi cabello, que lo preferías tal como estaba.
Su tono había sido casual, pero sólo
cuando acabó de decirlo se dio cuenta del error cometido. El primer idiota en
aludir al más mínimo recuerdo de su antigua relación era él. Exactamente el
mismo que se había repetido hasta el cansancio en su camino a la cafetería que
se mantendría lo más alejado posible del tema. "Qué brillante, Kibum"
se autorrecriminó irónico.
-Me gustaba tu cabello castaño, por
eso lo decía. Pero eso no quita que piense que se te ve bien el cabello rubio
-aclaró sonriendo.
"Déjalo pasar, déjalo pasar"
se obligó Kibum a sí mismo.
-Thanks -pronunció simplemente,
esperando dejar el tema allí. -¿Qué hay de ti? No vi a tus padres contigo. ¿Te
mudaste solo, también? -preguntó sólo para
cambiar el tema.
-De hecho, sí. Mamá se niega
rotundamente a mudarse otra vez, y obviamente eso está bien para mí. Luego de
dos años solo en Japón lo último que quiero es su supervisión.
-Mmm, ya veo.
Dos años en Japón. Le daba vergüenza reconocer que a
pesar de la distancia estaba al tanto de muchas cosas que habían pasado en la
vida del moreno en el país vecino. No es que hubiera investigado ni nada, no
era tan masoquista como para eso, pero siquiera hubiera hecho falta.
Cada vez que por alguna casualidad se
topaba con algún antiguo conocido era casi imposible que Jonghyun no saliera
como un tema de conversación. Incómodo tema de conversación, al menos para él,
pero nadie nunca pareció notarlo. Y ¿qué hacer? Eso es lo que te ganas después
de más de año y medio -casi dos -de relación: muchos conocidos y amigos en
común, muchos de los cuales se encargaban siempre de ponerlo al corriente de lo
que pasaba en la vida del moreno, a grandes rasgos, cierto, pero siempre
esperando por alguna señal en las facciones del rubio.
Así lo había sentido él cuando se topó
en el centro de Seúl con un amigo de Jonghyun algunos meses luego de su llegada
a la ciudad, y éste le había comentado que poco después de entrar a la
universidad el castaño había conseguido una linda novia. En aquella ocasión
apenas fingió una sonrisa educada y se excusó diciendo que se le hacía tarde.
Cómo le había dolido oír aquello... aunque sus pensamientos guerrilleaban en su
cabeza repitiéndose que eso no era de su incumbencia.
Ni eso, ni la duda que en esos
momentos se cernía en su cabeza sobre qué había pasado con ella luego de que
Jonghyun decidiera regresar a Corea.
-Entonces... supongo que nos veremos
seguido desde ahora -dijo a modo de comentario para espantar el rumbo de sus
propios pensamientos.
-Ya lo creo -se rió el moreno acabando
su taza de Latte.
-Bueno, yo... me tengo que ir, tengo
cosas que hacer y supongo que tú tendrás que ir a desempacar. Gracias por el
café. -Hizo ademán de levantarse.
-Te acompaño, de todos modos, vamos
para el mismo lado.
Kibum lo miró con una cara que dictaba
muy poco de lo que sentía y asintió, casi derrotado, cayendo en el peso de sus
propias palabras. Realmente se verían seguido
ahora... después de no haberse visto por más de dos años.
Salieron del local caminando uno al
lado del otro sin decir nada. A ambos les parecía no saber de qué hablar.
Kibum miraba por las vitrinas, a ratos
viendo lo que había tras ellas y a ratos vigilando las acciones del moreno en
el reflejo de las mismas. Jonghyun por su parte ideaba en su mente algo que
decir, y la verdad era que se le ocurrían mil y una cosas, pero para ser la
primera vez que se veían después de tanto no quería arruinarlo todo soltando
una estupidez.
-Jonghyun-
-Kibum-
Primero se quedaron viendo al darse
cuenta de que habían hablado al mismo tiempo, pero luego ambos soltaron una
risa distendiendo, en al menos un porcentaje, lo tenso del ambiente.
-Tú primero -lo instó Jonghyun, sin
saber que Kibum no tenía nada realmente interesante que decirle.
-No, tú primero -le aseguró el rubio
sin querer verse como un idiota por sólo haberlo nombrado para mitigar el
silencio que ya se le hacia más que molesto.
-Amm... -El moreno se sobó la nuca con
una mano y miró divertido al menor. -La verdad... no tengo nada que decir, sólo
no quería seguir en silencio -confesó volviendo a reír.
Kibum volvió a reír nuevamente. No
recordaba lo fácil que era hacerlo cuando se estaba con Jonghyun.
-Bueno, podemos decir que somos dos...
tampoco tenía nada que decirte -dijo sincero mientras daban vuelta una esquina.
-Y... ¿cómo vas con tu carrera? –preguntó
Jonghyun para hacer conversación. -Digo, siempre tuviste pasta para eso.
-No puedo quejarme, soy uno de los
mejores –contestó Kibum demostrando el orgullo que tenía por los halagos que
había recibido apenas en su primer año y que se habían visto reflejados en sus calificaciones.
Entraron en el edificio y el rubio
saludó al conserje con toda naturalidad y confianza con un ligero movimiento de
su mano y una sonrisa generosa, mientras Jonghyun hacia una pequeña reverencia
en señal de respeto al hombre mayor detrás del mesón.
Ambos se adentraron en el ascensor y
Kibum presionó el número 5 en uno de los botones desgastados del marcador. En
vano esperó que Jonghyun presionara otro de los botones.
Una duda preocupante asomó en su
cabeza. Cuál era el departamento que había adquirido el moreno.
Comenzó a barajar las posibilidades.
Sabía que había dos departamentos vacíos en el piso tres, pero si no había
presionado el botón era porque no se bajaría ahí. ¡Rayos! Luego estaba el
departamento vacío en su piso. Decidió no pensar en él, porque como iba a odiar
a la amable señora que vivía en ese departamento hasta hace tres meses atrás
cuando decidió mudarse con su hija. Por último estaba el departamento vacante
en el octavo piso. ¡Por favor por favor, por favor! Tenía que ser ese el
departamento de Jonghyun. Ahora se maldecía a sí mismo por no haber preguntado
al mayor sobre el asunto cuando tuvo la oportunidad.
Pero cuando el timbre del ascensor le
anunció que habían llegado a su piso, todo el buen humor con el que había
llegado al edificio se esfumó. Jonghyun salió del ascensor justo detrás de él.
Mierda.
Ahora sí que la adorable viejita podía
pudrirse en su desgraciada tercera edad.
-Oh -soltó Jonghyun cuando Kibum se
quedó estático fuera de su puerta mientras digitaba los números que le permitirían entrar en su departamento -Seremos vecinos, digo, viviremos justo al lado -señaló mientras
apuntaba la puerta de Kibum y luego la del siguiente departamento a la izquierda,
y de regreso a la de Kibum y así.
-Sí -dijo esbozando una sonrisa falsa
que hasta a él se le antojó descarada. -Lo noté. -Allí estaba otra vez aquel
tono cortante. -Bueno, supongo que tienes que ordenar todo y hacer las típicas
cosas de cambio de casa. Nos vemos.
-Nos vemos, Key. -Le oyó decir justo
antes de cerrar la puerta tras él.
Esto no estaba bien. Definitivamente,
no era un sueño. Era oficialmente una pesadilla.
Es que la vida no podía ser más
desgraciada... y se le ocurrían adjetivos peores, pero no quería ni pensarlos.
Una cosa es toparte con tu ex, que no
ves hace siglos, fuera de tu edificio, otra cosa diferente era enterarte de una
sentada que el susodicho había regresado a Corea para quedarse y que más encima
viviría en tu mismo edificio... pero no había modo kármico en el que fuera
posible que tu ex regrese a Corea, se vaya a vivir a la misma ciudad que tú, el
mismo edificio que tú, en el mismo piso que tú y, para rematar, justo en el
departamento contiguo.
Definitivamente, la vida se había
enojado con él por alguna razón aún desconocida.
Tomó su celular desde su bolsillo
trasero y marcó el número de su hermana. Necesitaba de alguien que le dijera
algo, no sabía qué, pero sabía que su hermana podía tener aquellas palabras que
necesitaba. Fueran las que fueran.
-¿Aló?
¿Bummie? -le contestaron desde el otro lado de la línea después del tercer
tono.
-Sí, hermanita. Yo... eh... ¿estás en
tu casa? Necesito hablar con alguien.
-¿Pasó
algo?
-No, no. Sólo... ¿puedo ir a tu casa?
-Sí, pero Kibum, ¿en serio, no te pasa algo? Te
escucho... raro.
-No... o sea, sí...
-Kibum, ¿qué es lo que pasa? Me preocupas.
-Allá te explico. Nos vemos.
Cortó la llamada y fue por una
chaqueta. Metió el celular en una de las carteras, tomó su casco desde la
encimera y salió rápido rumbo al ascensor. De momento, no le apetecía encontrarse
con Jonghyun nuevamente.
* * *
Tocó el timbre en casa de su hermana y
ella se demoraba tanto en abrir que estuvo a punto de hacerlo sonar nuevamente,
pero justo antes de que lo hiciera, una corta cabellera castaña se asomó en la
puerta.
-Key~ -canturreó el menor de ambos
lanzándose a los brazos de Kibum.
-Taeminnie -correspondió abrazándolo.
-¿Vas a algún lado? Hueles demasiado bien y te ves muy lindo -dijo apartándolo
un tanto de él para apreciar mejor el look del chico.
-Ajá... De hecho, voy saliendo.
-¿Con el mutante de tu novio?
-¡No le digas así! -se quejó el
castaño inflando sus mejillas.
-Eso es un sí -dijo omitiendo el
gracioso berrinche de menor y se le quedó mirando con suspicacia a lo que el
menor finalmente asintió. -Ay, Taeminnie, a veces me arrepiento tanto de
haberte presentado a ese idiota -pronunció con dramatismo.
-De hecho, es lo mejor que has hecho
por mí.
-Si tú lo dices –dijo, acompañado de
un suspiro fingido haciendo que el pequeño sonriera ante su expresión.
-Me voy, nos vemos. Te quiero, Key -se
despidió antes de darle un beso en la mejilla y salir corriendo, mientras el
rubio lo seguía con la mirada.
-¿Por qué dejas que te llame
"Key"? -La voz de su hermana lo sorprendió sobresaltándolo
visiblemente.
-Por lo mismo que tú dejas que siga
pronunciando mal tu nombre, BoA -Retó a la castaña con una sonrisa.
-Tú eres mi hermano menor y no mi
sobrino.
-Tuya fue la brillante idea de hacerme
tío tan joven -dijo mostrándole la lengua haciendo que su hermana se riera.
Kibum podía ser muy maduro a veces, pero con ella sacaba todo lo niño que aún
quedaba en él. -Tenía apenas dos años cuando se te ocurrió traer a Tae al mundo
-soltó dramatizando nuevamente. -No puedo soportar que me diga tío cuando es
apenas un par de años menor que yo. Cualquier cosa antes de que me diga tío.
-Qué melodramático. Además, estoy
segura que cada vez que Minnie te llama así recuerdas a ese chico de Daegu. ¿O
me equivoco? -preguntó entrando en la casa rumbo a la cocina asumiendo que su
hermano la seguiría.
-Jonghyun... -musitó Kibum en un
susurro apenas audible, cambiando casi automáticamente su semblante. -Esto...
¿podemos quedarnos en la sala?
-Sí... supongo. Como quieras
-correspondió su hermana con una sonrisa, volteándose a verlo notando cómo
había decaído la expresión del menor.
A pesar de casi doblarle la edad, Boah
entendía a su hermano menor como pocas personas podían hacerlo. Sabía
exactamente cuando necesitaba de palabras de aliento o de un abrazo cariñoso.
Supo por su cara que por el momento era lo segundo.
Se adelantó tomando lugar en el amplio
sillón marrón de su sala, acomodándose para poder dejar espacio a que Kibum se
recostara en lo que quedaba del mueble y apoyara su cabeza en su pecho. El
menor entendió el gesto enseguida, agradeciendo internamente tener una hermana
como aquella.
Boah pasó su brazos por sobre los
hombros de su hermano y posó su mentón en la cabellera rubia.
-Entonces, Bummie... ¿Qué es lo que
pasa? No creo que estés así por no poder pronunciar mi nombre -se burló un poco
para alivianar el ánimo de Kibum.
-Sí puedo pronunciarlo bien, Bo-Ah
-recalcó demostrando que podía. -Pero... quiero hablarte justo sobre lo que
mencionaste hace un rato -torció sus labios, complicado.
-¿Que Taemin te diga Key? Hasta hace un
momento pensé que no te importaba.
-BoA -la regañó al darse cuenta que
jugaba con él. -No, no es eso. Y no me molesta. Me refiero... a lo otro.
-¿Lo otro? -preguntó sólo para
escuchar una confirmación a sus pensamientos.
-El chico de Daegu -musitó Kibum.
Obviamente, ya se lo intuía, pero ¿a
qué venía el abatirse por aquel chico después de tanto?
-Pensé que él era tema cerrado,
Bummie. ¿Por qué te pone así?
-Y lo es... lo era... o sea, lo es. Es
que... regresó –dijo apenas en un susurro.
-¿A Daegu?
-No, no regresó a Daegu... se vino a
Seúl.
-Mmm... y lo has visto -asumió. -¿Te
reconoció?
-De hecho, estuvimos hablando -aclaró
mientras sentía una mano de BoA darle pequeñas caricias en la mejilla.
-Y... ¿sobre qué?
-Nada en particular. Me contó que
había regresado a Corea para estudiar Música, que había dejado la escuela de
Leyes en Japón porque era una carrera que no lo apasionaba.
-Supongo que eso significa que quizás
te lo topes en la universidad... -indagó dejando de mover su mano alrededor de
la mejilla de Kibum, pero dejándola quieta allí de todos modos. Así sabría en
qué minuto sería mejor dejar la conversación.
-Sí... -pronunció casi con cautela.
-Pero eso no es lo que me preocupa.
-¿Entonces?
-BoA... él se mudó a mi edificio. -Se
quitó con suavidad los brazos de su hermana y se acomodó en el sillón para
quedar frente a ella. -Se mudó al departamento de al lado.
BoA formó una ‘o' con sus labios. De
verdad, ahora sí le preocupaba el regreso de aquel chico a la vida de su
hermano. No quería volver a verlo como lo vio cuando llegó a su casa hacia ya
dos años o cuando se enteró que el chico había conseguido una novia en Japón.
El pequeño Kibum y su corazón destrozado. No, definitivamente no quería eso
para él.
-Bummie... ¿aún sientes cosas por él?
-indagó cautelosa, mirándolo a los ojos, esperando poder vislumbrar en ellos
cualquier cosa que su hermano no quisiera decirle.
-Nada -contestó haciendo todo el
esmero por sonar tan seguro como se pensaba. -Ha pasado mucho tiempo, ya las
cosas quedaron atrás, pero no puedo evitar sentirme algo... incómodo. Después
de todo, no es como si no hubiera sido importante -bajó la mirada.
-Si quieres puedes venir a quedarte
aquí unos días -le ofreció su hermana tomando su mentón para que volviera a
mirarla.
-No... but thanks -musitó sonriéndole.
-Aunque salga de ahí por unos días eso no va a cambiar las cosas, tarde o
temprano tendré que volver. Es mejor que me acostumbre a mi nuevo vecino, isn't
it? -dijo brindándole otra media sonrisa.
-Bummie, de todas maneras, sabes que
cualquier cosa puedes venir aquí. Minnie estaría encantado de que vuelvas a
vivir con nosotros, aunque sea por unos días.
-En serio, BoA, prefiero quedarme en
mi departamento... pero vendré cada vez que los necesite... como ahora. -Se
lanzó a los brazos de su hermana, rodeándola por la cintura dejando su cabeza
descansar nuevamente en el pecho de la castaña.
No quería reconocer que la propuesta
sonaba tentadora, pero sabía que él mismo tenía razón. Tarde o temprano tendría
que volver a su edificio y toparse con Jonghyun. Tenía que asumir de algún modo
que él había vuelto. De una manera que se le antojaba invasiva, pero nada de
eso había sido planeado, era obvio que lo tomara por sorpresa. A veces, a la
vida simplemente le gustaba conspirar.
-Como quieras, si eso te hace sentir
más tranquilo. Como dices, ya ha pasado mucho tiempo, además, ambos habrán
cambiado mucho en todos estos años. Sólo mírate. Ya no eres aquel ratoncito
asustado y cabizbajo que llegó a Seúl -dijo removiéndole los cabellos. -Ahora
eres un gato fuerte y altivo -se rió moviendo su mano hacia la mejilla del
rubio para apretarla entre sus dedos pulgar y índice para zarandearla haciendo
al menor quejarse.
-¡BoA! -gritó Kibum apartándose de su
hermana mientras se sobaba con fuerza la mejilla lastimada.
-Bueno, en algunos sentidos, sigues
siendo el mismo niño de siempre -dijo la aludida entre risas. -Aún así, haz que
las cosas sigan siendo normales para ti. No es como si que él haya vuelto vaya
a cambiar en algo lo que ya pasó o tus planes a futuro. Preocúpate de lo que
quieres. Además, pronto empezarán las clases, allí tendrás bastante de qué
preocuparte.
-Lo dices como si no pusiera
suficiente esfuerzo en ello -dijo frunciendo el seño viéndose indignado frente
a las palabras de su hermana, pero agradeciéndolas en el fondo.
Quizá era simplemente eso lo que
necesitaba escuchar. Que no había nada para alarmarse en el regreso de
Jonghyun. Que todo seguiría igual.
Más tarde, de regreso en la carretera
sobre su Vespa blanca rumbo a su departamento, pensaba en lo dicho por su
hermana cuando ésta lo despidió en la puerta de su casa.
"Aquel chico puede haber vuelto, pero eso no cambia
nada. Tú ya no sientes lo mismo que antes y lo más probable es que él tampoco.
No te intimides por lo que ya pasó."
¿Podía realmente intentar empezar de
cero? Si lo pensaba bien, Jonghyun había sido un buen amigo antes de... bueno,
antes de su relación. ¿Por qué no podía serlo ahora?
Algo dentro de él le decía que sería
difícil, pero sentía que al menos se debía a sí mismo el esfuerzo de
intentarlo. Y la verdad era que si lo pensaba bien no tenía de qué preocuparse.
Aquel chico puede haber vuelto, pero eso
no cambia nada. Venían otra vez a él
las palabras de su hermana.
Como siempre, ella había sabido
tranquilizarlo. Ahora, creía que se preocupaba por nada. Realmente por nada. A
estas alturas ya ni sabía qué era lo que le había puesto así. Había sido un
exagerado.
Había pasado mucha agua bajo el puente en todos esos años como para
que algo le pudiera afectar de nuevo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario