Kibum entró a su casa y, como esperaba, encontró a su sobrino allí. Cuando entró a la cocina, donde estaban Taemin y su abuela, el menor notó el cambio en el semblante del rubio. Él no lo había dejado así cuando se apartó. Algo había salido mal.

Ambos se miraron buscando indicios en el otro, pero ninguno mostró más expresiones de las que ya tenían, así que Taemin se quedó con la duda y Key prefirió creer que el menor no había hecho nada con un propósito.

Aún así la madre del rubio notaba algo.

-¿Pasa algo, Kibummie? -le preguntó a su hijo.

-No-no, nada -respondió sonriendo.

-Taeminnie me dijo que se habían separado y que decidió venirse a casa cuando comenzó a llover, ¿te mojaste?

-No. Tienes un nieto bastante precavido. Gracias por el paraguas, Minnie.

-De nada -musitó el menor, aún intentando dilucidar algo desde las expresiones de su tío.

Consiguiendo nada.

Kibum comenzó a caminar fuera de la estancia luego de eso.

-¿Dónde vas? ¿No quieres ayudarnos? Estamos preparando un pastel -le llamó su madre.

-Yo… no. Estoy cansado.

Su madre simplemente asintió, dándole con ello el permiso necesario para retirarse definitivamente.
Apenas el rubio se hubo ido, ella y su nieto compartieron una mirada dubitativa.



Siquiera había tenido las fuerzas para llegar a su cama, se quedó a un lado de ella, recargando su espalda contra la armadura y reposando su cabeza en el colchón.

Lo había querido. Claro que sí.

¿Por qué? ¿Por qué si se suponía que él no sentía nada por Jonghyun? ¿Por qué si él sabía que existía alguien más? ¿Por qué?

Las hormonas, por sobre cualquier cosa, tenían que ser sus hormonas.

Intentando poner esa seudo-explicación como la única razonable en su cabeza se dejó caer en el piso.
Una lágrima se deslizó por el borde de sus ojos, admitiendo que ese razonamiento no era suficiente.

* * *

Los siguientes días Kibum inventó mil y una excusas para mantenerse encerrado en su casa o hacerse de algún compromiso que lo mantuviera totalmente alejado de los alrededores de ella.

Esa tarde había quedado con unos excompañeros en un pub discoteque en el que Kibum nunca había estado. Tampoco era como si sus últimas estadías en la ciudad hubieran sido tan largas como para encontrar lugares como aquel.

Reencontrarse con Amber fue algo bastante mejor de lo que él mismo había esperado. La chica estaba al tanto de lo que había ocurrido años atrás, sin ir más lejos, había sido ella quien lo había sostenido en varios de sus peores momentos tras el quiebre, y aún así, y contra las predicciones de Key, ella no hizo alusión a aquellos tiempos siquiera en broma. No dijo  nada, pero internamente se lo agradeció.

Por otro lado, había sido él mismo quien no pudo evitar traer al moreno a sus pensamientos una y otra vez durante la velada.

-¿Otro trago?

-Sí, gracias -contestó con esa fingida coquetería que había utilizado a lo largo de la noche.

Se había dejado seducir toda la noche por Dongwoon, uno de los chicos que siempre estuvo detrás de él en su época de escolares. Necesitaba sacarse el peso de sus hormonas de encima, porque sí, se había apegado a ese razonamiento aún sabiendo que no era honestamente la verdad detrás de su comportamiento.

Había aceptado cada uno de los tragos que el chico le había ofrecido, obviamente, con una segunda intención.

Se dejó guiar hasta la pista de baile y se movió tal como lo hacía en Seúl cuando buscaba conseguir algún ligue de una noche. Se acercaba al chico, tentándolo, seduciéndolo con la mirada, sólo para aumentar la apuesta, pues sabía que hiciera lo que hiciera Dongwoon caería.

Se volvió a acercar a él, luego de haberse alejado un poco para bailar por su cuenta frente al chico y mostrarle sus mejores pasos. Se apegó al cuerpo ajeno, moviéndose aún al ritmo de la música y pasó sus brazos por su cuello, aún sin verlo, en un intento de parecer despreocupado, de no darse cuenta de lo que esperaba que estuviera por venir.

Y que no vino.

No porque Dongwoon no quisiera, no porque él no quisiera. Pero Jonghyun estaba ahí, y eso, por alguna razón, lo imposibilitaba.

Y tampoco era como si Jonghyun estuviera ahí en aquella pista de baile. Jonghyun estaba en su mente, en sus recuerdos, en sus pensamientos.

Simplemente estaba.

Jonghyun no decía nada. Jonghyun estaba allí de ese modo omnipresente en que están los fantasmas, advirtiéndote cosas de las que no te has dado cuenta o de las que no quieres darte cuenta.

Salió del lugar sin decir ni una sola palabra a Dongwoon, apenas y se despidió de Amber. Le dijo que se iba, que tenía compromisos que atender temprano al día siguiente.

Caminó lento desde la parada del autobús hasta su casa, pensando en nada, vaciando la mente, aunque no sabía muy bien de qué.

Si en algún segundo pensó en llamar a Jonghyun, le bastó la cordura para retractarse al siguiente.

Cuando al fin entró en su casa y en su habitación, se metió bajo las cobijas sin siquiera quitarse la ropa, y cuando minutos después Taemin entró en la habitación y lo llamó se fingió dormido. Y cuando su sobrino se acercó a darle un beso en la frente y le susurró que al otro día hablaría con él, siguió fingiéndose dormido… aunque ya no fuera necesario.



-¡Buenos días, dormilón! -vociferó el menor abriendo las cortinas de par en par.

-Taemin, Taemin, ¡Taemin!

-¿Qué?

-Cállate. ¿Cómo puedes venir a despertarme tan temprano? -lloriqueó el mayor.

-¿Temprano? -comenzó a reírse el menor. - Van a ser las dos de la tarde. Así que levántate. La abuela quiere que la ayudemos.

-¿En qué? -preguntó el mayor con desgana escondiendo su cabeza debajo de la almohada.

-No lo sé -dijo juguetón, jalando las cobijas que cubrían a Key. -Dijo algo sobre el jardín y… No sé -soltó una carcajada al descubrir del todo a su tío. -Debes apestar, date una ducha -demandó al darse cuenta de que había dormido con su ropa puesta.

-Lo haré, pero después. ¿Cuál es el apuro por ayudarla hoy? Aún nos quedan unos días, podemos ayudarla… mañana mismo si quiere.

-Mañana no podemos -notificó Taemin.

-¿Por qué? -sacó su cabeza de donde la había escondido, mirando inquisitivamente al menor que seguía sonriendo con gracia.

-Porque tenemos planes.

-¿Tenemos planes?

-Si.

-Taemin -lo llamó en una clara petición de explicaciones.

-Iremos a un lugar… con Jonghyun. Así que cámbiate. Nos vemos en el jardín de la abuela -soltó como si hubiera vomitado lo dicho y se fue de la habitación dando un portazo.

Kibum no dio un portazo, pero si su grito no lo hubiera ahogado contra el cojín que tenía entre las manos en esos momentos, podría haber despertado a cualquiera que estuviera a una cuadra de distancia.

Frustrado. Otra vez se estaba sintiendo de ese modo que lo desesperaba. No tenía control de la situación, lo que no era de extrañarle porque siquiera tenía control de sí mismo, aunque eso no le servía de consuelo, y no tenía a quien regañar una vez que su sobrino se hubo ido.

De todos modos, cuando lo tuvo a su alcance no dijo nada al respecto.

* * *

El viaje hacia el Parque Duryu era hecho en tren así que no había mucho tiempo ni momentos para incomodarse, si no contaba la mirada de Jonghyun que parecía pegada a su rostro. En su momento dudó si recriminarle el hecho o cambiarse de asiento sin mediar una explicación, pero desistió de ello mientras pensaba en lo que ocurría dentro suyo cuando topaba sus ojos con los de Jjong.

Una vez llegados al lugar, Taemin, como durante el resto del trayecto, se dedicó a hacer gran parte de la plática, aunque Kibum se veía menos diligente para cooperar que la última vez que habían estado los tres juntos.

El menor caminaba flanqueado por los mayores que de vez en cuando hacían comentarios sobre el lugar, lo que no era mucho, porque ambos tenían algunos recuerdos allí.

Key amaba ese parque, pero así como lo amaba, lo odiaba al mismo tiempo. Era un mar de pensamientos que quería alejar.

Su sobrino los guió hasta la Torre del parque, hasta donde lo siguió casi como en modo automático.



Subieron tomados de la mano, esperando que no quedara tanto para llegar hasta la cima de la torre. Era segunda vez que estaban juntos en el Parque Duryu y ya que la primera no les había alcanzado el tiempo para llegar hasta allí decidieron que ese sería su primer destino dentro del lugar.

-Último piso, Torre de Daegu, vista completa hacia la ciudad -anunció Jonghyun como todo un presentador, haciendo reír a Key. -Tu risa es hermosa.

-¡Yaa! No digas cosas como esas -se quejó el menor que avergonzado se dio media vuelta, mirando hacia la hermosa vista que la torre le entregaba, aún sin acercarse al barandal pues la altura lo asustaba, pero de todos modos no quería regresar a ver a su novio.

-Okey, no lo diré más -prometió abrazándolo por la espalda. -, pero sólo si prometes dejar de ser tan lindo -y afirmando su mentón en el hombro ajeno dejó un descuidado beso en el blanco cuello que hizo que el menor temblara y se olvidara al menos por unos momentos de su miedo.



-¿Qué? ¿Me vas a decir que no te gustan las alturas? -se quejó Taemin al verlo quedarse a una distancia prudente a diferencia de él y Jonghyun que se habían acercado enseguida.

Sin que Kibum tuviera tiempo de contestar, Jjong le hizo una seña de que así era.

-Bueno, un poco -admitió el rubio desviando la mirada de ambos.

-Pero desde ahí no ves nada… Acércate al menos un poco más -y en lo que decía eso, Jonghyun se ubicó detrás del rubio rompiendo el nulo contacto que habían tenido durante toda la fracción del día que habían pasado juntos y le empujó hacia adelante sujetándolo desde los brazos.

Key quedó paralizado al verse acercado con suma decisión hacia el barandal. Su temor a las alturas le jugaba en contra y le secaba la garganta, dejándolo inútil para emitir cualquier tipo de reclamo e incluso su movilidad parecía afectada. En otra situación no hubiera dudado en golpear a cualquiera que lo pusiera en un eminente peligro. En esa situación, estaba imposibilitado.

Al no poder ver hacia delante, Jonghyun no se dio cuenta de qué tan cerca estaban del barandal, y Taemin creyendo que la cara de espanto de Key era sólo debido a la personalidad dramática de su tío no le advirtió que ya estaban casi pegados a la barra metálica. Sólo el grito ahogado de Kibum lo alertó.

-¡Jjong! -logró articular con voz estrangulada, asiéndose al cuerpo de Jonghyun que había quedado sorprendido ante la rapidez con que el rubio se había girado casi desesperado para abrazarlo.

Kibum seguía sin abrir los ojos y con su brazos engarrotados entorno al cuello de Jonghyun. El moreno podía sentirlo temblar del miedo.

-Jjong -repitió otra vez, aunque parecía más una súplica que un reclamo.

-Está todo bien, está todo bien -comenzó él a repetir en una voz conciliadora, esperando calmarlo, acariciándole el cabello y alejándolo lo más posible del detonador de su fobia. -Lo siento, lo siento. Yo no... Soy un idiota -se recriminó sin dejar de acunar al rubio entre sus brazos.

-Jjong -repitió una vez más, casi en un sollozo.

El mayor lo sacó de ahí sin perder un segundo. Key no se sentiría a salvo hasta que estuviera en tierra firme.

Taemin los siguió de cerca, verdaderamente preocupado por su tío.

En ningún momento, incluso cuando Jonghyun lo sentó en una banca, se soltó de él, fue el moreno quien finalmente y a regañadientes tuvo que decirle que ya estaba todo bien y que podía soltarlo.

-Voy por agua -avisó Taemin antes de salir corriendo.

-Kibum. Key, mírame -le indicó el mayor ubicándose a su lado. -Key -le llamó de nuevo, tomando su cara para que al fin se decidiera a mirar su rostro. -Lo siento, fui un idiota.

-Pensé que lo había superado -dijo de pronto el rubio en un susurro alejando su vista del moreno. -Pero la terraza está bien cercada, es normal que me sienta seguro…

-Pero, ¿y el balcón? -preguntó Jonghyun intentando reconfortarlo.

-¿Algunas vez me has visto más allá de los ventanales? -soltó en un tono retórico, alejando de una vez las manos de Jonghyun de su cara aunque sin brusquedad.

Jonghyun suspiró al darse cuenta de que no.

-Toma -dijo Taemin recuperando la respiración, entregándole una botella a su tío. -Yo… pensé que estabas exagerando. También es mi culpa. Te vi complicado y no hice nada.

-Me asusté, me quedé en blanco –dijo a modo de responsabilidad propia.

Se levantó de pronto y comenzó a caminar. Jonghyun y Taemin lo siguieron de cerca, mientras el menor le hacía señas a Jjong como para que se adelantara y dijera algo, pero el moreno seguía tan ensimismado en la sensación de tener a Key entre sus brazos y el modo en que le había vuelto a llamar “Jjong” que no respondió a los gestos de Tae.

Antes de que el menor pudiera acabar de exasperarse por la falta de cooperación, su teléfono comenzó a sonar. Kibum apenas se giró a ver a su sobrino supo quién era por la sonrisa que se dibujo en la cara del menor quien apenas le dio a contestar se alejó de ellos.

-Minho –explicó el rubio una vez que Jonghyun se hubo decidido acercarse.

-Key… lo siento, de verdad fui un idiota, olvidé que-

-It’s okey, Jonghyun. –Ahí estaba de nuevo su nombre, ya nada del diminutivo con el que solía llamarlo. –No vuelvas a decir que lo sientes, ¿de acuerdo? –Su tono suave.

-Okey –acordó en un susurro.

Siguieron caminando por los senderos del parque vislumbrando los últimos cambios, y haciendo acotaciones del tipo “¿recuerdas como solía ser aquello?”, “eso estaba mucho mejor antes” o “ahora está mejor”. Acotaciones que, a pesar de ser simples, vagamente los llevaban a momentos juntos. Aún así, nunca salió de sus bocas un comentario del tipo “recuerdas cuando nosotros”, pero ambos estuvieron a punto de dejarlo salir cuando se acercaron a la fuente Osaek.



-Si mamá se entera de que me salté las clases para venir aquí me mata, seguro –soltó Kibum cuando se hubieron sentado en aquella banca junto a la fuente Osaek.

Esa era la primera vez que iban juntos al parque Duryu, lo que no hubiera sido problema de no ser porque era día de semana y en esos momentos deberían haber estado en clases, pero Kibum se vio incapaz de negarse cuando su amigo le propuso la idea. Aunque Jonghyun le hubiera propuesto un viaje al Medio Oriente lo hubiera seguido de todos modos.

-No se va a enterar. Confía en mí –respondió guiñándole un ojo, haciendo que con ese sólo gesto el menor se enrojeciera.

Ambos se quedaron mirando la fuente y el agua correr por ella, aunque Kibum estaba más pendiente de mirar de soslayo a su amigo que a la fuente, por eso cuando de pronto vio que el mayor se sentaba un tanto más cerca de él casi dio un respingo.

-¿Sabes que la historia del agua de Osaek es que tiene cinco diferentes sabores?

El menor asintió intentando decir algo más sin que se le toparan las palabras en la boca. Y tenía algo bueno que contar, recordaba algo sobre una torre con el mismo nombre y una roca con cinco colores, pero se le olvidó la conexión entre una cosa y la otra y ya no supo qué decir.

-¿Sabes que no es una fuente de los deseos, cierto?

-Pensaba que todas las fuentes concedían deseos –dijo riendo, volteándose a ver al mayor. Jonghyun le clavaba los ojos. Y los nervios de Kibum comenzaron a fallarle.

-¿De verdad? ¿Crees que si pidiera uno, se me cumpliría

-No lo sé –dijo con el nerviosismo y la incertidumbre en la voz -, ¿cuál es tu deseo?

La respuesta de Jonghyun lo tomó desprevenido.

-No te alejes –respondió con una sonrisa indescifrable mientras se acercaba con algo de timidez al menor.

Kibum no se movió. Apenas y cerró los ojos, dejándose llevar por el sabor del primer beso.



Kibum se sentó en la banca de sus recuerdos y Jonghyun a su lado, como en aquel entonces, ambos siendo invadidos por el mismo pensamiento. Ninguno dijo nada más desde ahí, pero ambos se miraban de vez en cuando, siempre que no sintieran la mirada del otro clavada en sus rostros.

-Kibum-

-Jonghyun-

Al igual que en su primer encuentro en Seúl, ambos se habían interrumpido luego de un silencio extraño. Y aunque, como la vez anterior, Jonghyun no tenía nada que decir, Kibum sí. Más bien lo que tenía era una invitación.

-¿Acompáñame a un lugar mañana? No, mejor, pasado mañana, ¿sí?

A Jonghyun le costó caer en cuentas de que Key realmente lo estaba invitando a acompañarlo, pero la incredulidad le ganaba, así que no pudo evitar saciar la curiosidad antes de dar un sí que era obvio.

-¿A un lugar?

-Sí, es más bien un antro, pero ha estado bien. Fui con algunos antiguos conocidos, hace poco y no lo conocía. Quisiera ir de nuevo antes de regresar a Seúl.

-Sí, sí, claro, te acompaño –aseguró sin siquiera tener que pensárselo.

-Te envío un mensaje luego y te cuento, entonces –soltó con una media sonrisa. -Viene Taemin, así que no digas nada.

Jonghyun alcanzó a asentir antes de que llegara el menor.

-Minho les envía saludos –anunció el menor, sentándose al lado de su tío.

-¿Y te rogó que volvieras a Seúl? –preguntó su tío con un poco de burla y gracia.

Taemin se rió dejando notar que, en cierto modo, Minho lo había hecho.

Jonghyun no acotó nada, siquiera se rió del asunto como hubiera sido lo normal en él, lo único que hacía era mirar a Key. Y Taemin no notó nada extraño porque para él lo más normal del mundo era que alguien enamorado mirara de ese modo a la persona que ama.

* * *

A través de mensajes, habían quedado de acuerdo en encontrarse fuera del local. Jonghyun llegó más que puntual, así que se quedó fuera esperando por Key que no debía tardar en llegar.

Y no tardó.

Y se veía impresionante.

Y tenía que haber sido demasiado mentiroso consigo mismo como para decir que no guardaba esperanzas sobre esa noche. Tanto que se le hizo poco el beso en la mejilla que recibió a modo de saludo.

Entraron y lo primero que hizo Kibum fue arrastrarlo a la pista de baile. Se le veía animado.

Key se movía como lo hubiera hecho con cualquier amigo, con soltura, pero sin esmeros. Pensaba en que no podía caer por Jonghyun de nuevo, en que habrían personas lastimadas, en que verlo de ese modo no era posible, no en esos momentos. Y seguía bailando para alejar los pensamientos. Todos.

Jonghyun se sentía todo un idiota moviéndose al lado del rubio, no sabiendo qué hacer, más que seguir sosamente el ritmo de la música. Quería acercarse más, pero tenía miedo y al mismo tiempo se regañaba porque había tenido suficiente de sus miedos en los últimos años.

De pronto la música cambió de ritmo y Key decidió que era tiempo de beber algo. El lugar estaba lleno y se sentía como si tuvieran que rozarse con todos para llegar al bar, así que Kibum tomó la mano de Jonghyun para jalarlo hacia su propósito, mientras el mayor tomado por sorpresa con el gesto no hizo más que disfrutar del contacto sabiendo que no tenía otra razón de ser más que guiarlo.

-Prometo no beber tanto hoy –soltó de pronto Kibum, mientras esperaban sus tragos, acercándose a Jonghyun para hablar ya que estaba seguro de que el atronador sonido de la discoteque no le permitiría al otro oír.

El punto fue que, aún habiéndolo oído, Jonghyun no supo a qué venía la acotación tan repentina.

-La última vez te di algunos problemas –dijo el rubio como en un intento de darle pistas.

Ahí estaba Kibum, recordándole como había acabado esa noche besándolo sin siquiera intentarlo. Pero haciéndolo de todos modos.

-No me molestaría tener que llevarte de nuevo. –No pudo evitar el toque de invitación que se escapó entre sus palabras.

-No estamos en Seúl.

Esas cuatro palabras decían más de lo que significaban por sí solas, y ambos lo sabían.

El barman les entregó sus copas y ambos se quedaron un momento en silencio, viendo hacia la pista –dentro de lo que les era posible -.

-¿Qué pasaría si lo estuviéramos? –preguntó el moreno luego de lo que le pareció mucho.

Kibum miró su copa y luego lo miró a él. Una sonrisa algo divertida y una mirada casi perdida fueron toda la respuesta que recibió el mayor.

Luego, y sin previo aviso, el rubio acabó su trago y se dirigió de regreso a la pista de baile.

¿A qué había venido eso?

Jjong acabó su copa de igual modo, y lo siguió. Lo encontró moviéndose casi en medio de la pista, pero así como le era obvio al rubio, él tampoco era ciego sobre el par de ojos que esperaban por acercarse a Kibum en el mejor momento.

Momento que Jonghyun no dejó llegar.

Se acercó a Kibum y comenzó a bailar junto a él, notando la casi imperceptible sonrisa de medio lado que surcó los labios del menor. Luego pudo constatar como la chica que había estado mirando al rubio se alejaba de la pista un tanto desilusionada. Jonghyun se encontró pensando muy seguro de sí mismo, que la chica tenía el camino perdido desde antes de empezar… y lo pensaba con malicia.

Siguieron bailando el resto de la noche, acercándose cada vez más, pero en el preciso instante que Jonghyun sentía que tenía la oportunidad de hacer algo… Kibum parecía notarlo y alejarse. O al menos eso sentía el mayor.

Para el final de la noche, Jonghyun no sabía qué pensar. A ratos Key parecía querer lo mismo que él, ambos sabían muy bien qué. Pero a ratos, también, parecía que Key sólo buscaba un buen momento junto a un amigo, y eso lo decepcionaba y lo hacía sentir bipolar. No sabía por cuál de las dos sensaciones dejarse llevar.

En esas preocupaciones internas estaba cuando el menor le dijo que iba siendo hora de que pidieran un taxi.

El vehículo los dejó a una cuadra o poco más de sus casas, por lo que no había problema en caminar lo demás.

-Gracias.

-¿Por qué? –preguntó el mayor, nuevamente desconcertado.

-Por acompañarme.

-No te hubiera dejado ir solo.

-Anyway. Thanks.

Jonghyun le sonrió y siguieron caminando. La desesperanza tocándole la puerta. Suspiró audiblemente, y Kibum estuvo a punto de reír si no hubiera sido porque él se sentía en las mismas condiciones.

Las calles estaban vacías y apenas una luz tenue delineaba las figuras de las casas, entre esas las de ellos que ya se podían vislumbrar unos metros más adelante.

Era hora de despedirse, y ambos sentían el peso de lo que pudiera pasar.

Se sentiría culpable luego.

Kibum se detuvo justo en frente de Jonghyun y le plantó cara. Antes de que el mayor pudiera preguntar si pasaba algo, el rubio lo estaba besando, y él le estaba correspondiendo.

Estaban en medio de la calle, pero a esas horas de la madrugada nada les podía importar menos.

El rubio fue a por más y fue justo lo que consiguió. Jonghyun permitiendo que Kibum se entrometiera en su boca en medio de una guerra insufrible librada por sus labios que se reconocían de nuevo.

No contento con sólo eso, el moreno apresó a Key entre sus brazos para acercarlo más, pero éste pareció paralizarse por un momento, y luego alejó su rostro del de Jjong y lo miró directo a los ojos. Parecía como si quisiera decir algo, pero no decidirse si hacía bien o no en hacerlo.

-Esto nunca pasó –susurró al fin; y en contra de su propio raciocinio, volvió a unir sus labios a los de Jonghyun, sin que el otro se negara, aún cuando su cabeza le daba vueltas, por las sensaciones, por las palabras, por todo. –Y esto tampoco –susurró de nuevo.

Finalmente se separó por completo de Jjong y antes de que éste pudiera alcanzarlo entró en su casa.


Por segunda vez, en lo que fue de ese viaje, Kibum lo dejaba en medio de la calle sin saber qué pensar, qué hacer y en si siquiera era sano sentirse así respecto a alguien.

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