-¡Mi Kibum! ¡Mi Taeminnie! -chilló la madre y abuela saliendo a recibir a los dos recién llegados.

-Mamá... ¡Mamá, me asfixias!

-¿No tengo derecho a extrañar a mi hijo desconsiderado acaso? Que tú no lo hagas no significa que yo tampoco -criticó la mujer soltando a su hijo para casi estrujar a su nieto.

-Hola, abuela -saludó el menor intentando no soltar la maleta que traía en su mano, abrazar a su abuela y seguir respirando normalmente, todo al mismo tiempo.

-Mi Taeminnie, ¿al menos tú si me has extrañado?

-Qué dramática, mamá. ¿Y papá? -atacó el rubio antes de que su sobrino pudiera siquiera responder a la pregunta.

-En el trabajo, pero vendrá a almorzar -contó caminando dentro de la casa seguida por ambos chicos. -También ha esperado mucho por verlos. Está tan emocionado como yo de que se dignen a visitarnos.

-Claro que sí -mencionó el rubio con algo de sorna en la voz. Su padre no era alguien que demostrara las emociones y él sabía que por mucho que se sintiera como su madre no lo demostraría, lo que le hacía mucha más ardua la tarea de creer en su emoción.

-No seas así, Kibum. Sabes que tu padre se alegra mucho cada vez que vienes.

-Lo sé, lo sé. Estaba bromeando -aclaró para no fastidiar a su madre. -Iré a mi cuarto, mamá.

-Te sigo -se apresuró a decir Taemin antes de que su abuela volviera a fijar sus ojos en él y terminara atrapándolo en otro de sus interminables abrazos.

-Los llamo cuando esté lista la comida -avisó ella caminando hasta su cocina mientras los menores iban en dirección a las habitaciones.

Kibum pasaría su estadía en la que siempre había sido su habitación, la que no había tenido muchos cambios desde que él se fuera, apenas un par de años antes. Taemin, por su parte, ocuparía la habitación que había sido de su madre, y que tampoco había pasado por grandes alteraciones a pesar de todo el tiempo que BoA llevaba fuera de casa. La señora Kim tenía un gran apego por los recuerdos de sus hijos.

El mayor le revolvió los cabellos a Tae antes de separarse de él.

Entrar a su antigua habitación después de varios meses no hubiera sido nada si en esos momentos no le trajera tantos recuerdos.

Podía ser que Jonghyun tuviera un poco que ver con ello.



-Onew, tengo que colgar. Cuídate. Bye

-Bum-

-¡Jonghyun! -llamó Taemin al moreno cuando se dio cuenta de que se unía a ellos en el viaje.

Jjong se acercó calmo, moviendo su mano a modo de saludo y luego tomando asiento frente al rubio justo en el momento en que las puertas se cerraban.

-Hola.

-No me contaste que también ibas a ver a tus papás -señaló Kibum sin siquiera regresar el saludo.

-No estaba seguro de venir -mintió. -Pero si me quedaba en Seúl me quedaría solo, Lee se fue a casa también, así que al final decidí hacer lo mismo.

-Tu mamá estará feliz.

-¿Y por cuánto te quedas? Nosotros viajamos por dos semanas.

Kibum se golpeó mentalmente, preguntándose si BoA le ponía algo en la comida para que Taemin fuera tan… Taemin.

-Dos semanas también -contestó sonriendo. Era tan fácil hablar con el menor.

El rubio se acomodó en su asiento pretendiendo no darse cuenta de que Jonghyun tenía clavada su mirada en él, mirada que poco se removió de su objetivo en las casi dos horas y media de viaje.



Arrojó su maleta sobre el push lila que se encontraba en un rincón de su habitación y él se abalanzó sobre la cama, absorbiendo el olor de su casa, de su infancia, de su adolescencia, de ese pasado que estaba más que nunca en su presente.

Se abrazó a la almohada y ese solo hecho le hizo recordar.



-Daegu es la ciudad más irónica que conoceré en la vida -se quejó el moreno.

-¿Por qué? ¿Qué te hizo ahora? -preguntó entre broma y ofendido por la forma en que su novio se refería a la ciudad en la que había pasado técnicamente toda su vida.

-Porque es insoportable el calor que hace en invierno… y ¡es invierno!

-Es lo mismo en el verano, es la época en la que más llueve y yo que he vivido aquí desde que puedo recordar no me quejo. Me gusta Daegu -sentenció.

-¿Tanto como para quedarte aquí?

Kibum pareció pensárselo un momento.

-Tal vez.

-¿Y si yo me voy a otra ciudad? ¿No te irías conmigo? -preguntó Jjong apegando al menor más a su cuerpo.

-Yo… si tú quisieras que me fuera contigo, lo haría -soltó incluso más determinado, pero una vez lo hubo dicho escondió su rostro en la playera que cubría el pecho del mayor, a sabiendas de que debería estar tan rojo como se imaginaba.

-Claro que es lo que voy a querer -aseguró acariciando la castaña cabellera. -Siempre voy a querer que estés conmigo.

Kibum alzó la vista de su lugar y volvió a acomodar su cabeza en la almohada que compartían.

-Siempre es mucho tiempo -acotó en un susurro.

-Y yo te quiero por mucho tiempo conmigo -dijo el mayor acercándose para besarlo.



Se levantó de un salto, espantándose los recuerdos.

Cogió la maleta del lugar al que la había relegado y la puso sobre su cama para poder empezar a ordenar lo que había traído consigo.

Algo muy parecido a un efecto rebote le ocurrió a su maleta cuando habiéndola abierto, sus ropas pugnaron por salir como si necesitaran con urgencia un poco de aire fresco.

Acomodó todo cuanto pudo dentro de los cajones, y luego abrió las puertas de su armario como si se tratase de una tarea titánica la de ordenar sus camisas y chaquetas. Y quizás esa no lo era, o no tanto en comparación con intentar encontrar su corazón de nueva cuenta una vez que hubo reparado en la caja de zapatos en el piso del mueble.

Se sentó en el suelo y sacó la caja ubicándola en sus piernas. Desató con parsimonia la cinta azul con que la había sellado años atrás. Sabía que el miedo que sentía era infundado, pues conocía exactamente su contenido.

Lo primero que tomó entre sus manos fueron unos boletos de cine.



Estaba en la fila para comprar las palomitas mientras Jonghyun había ido por las entradas. La chica justo delante suyo aún se debatía entre las con caramelo o las con mantequilla cuando el moreno llegó a su lado con una gran sonrisa y enseñándole los boletos como si hubiera sido un gran triunfo el conseguirlos.

-Al fin tu mamá me deja traerte al cine -comentó. - Me sorprende que no se haya ofrecido a acompañarnos -acotó poniendo cara de espanto.

-Y agradece que mi hermana no vive acá -dijo Key riendo.

-¿Por qué? -preguntó el moreno con rostro aparentemente asustado, anticipándose a la respuesta del menor.

-La enviaría a ella con nosotros y le haría prometer que no nos quitaría un ojo de encima, sin contar que le recomendaría sentarse en medio de los dos.

-Es una broma, ¿cierto? -Kibum negó. -Bueno, -retomó Jonghyun luego de unos instantes. -, pero no esta aquí, así que no hay de qué preocuparse -sentenció entrelazando sus dedos con los de Kibum, quien se puso rojo en el instante, justo cuando al fin la chica delante suyo terminaba su compra y les daba espacio para su turno.



Unos suaves golpes en la puerta seguidos de un llamado de su nombre, lo sacaron de su ensoñación. Volvió a poner los boletos en la caja y la puso nuevamente en su lugar cerrando el armario.

-Pasa, Taeminnie -le llamó al tiempo que se ponía de pie.

-Pensé que estarías durmiendo -dijo el menor entrando en la habitación. -Como no lo hiciste en el tren...

-Yo... pero sí dormí en el tren, Taeminnie -corrigió al menor.

-Cerraste los ojos, pero no estabas dormido. Tienes la misma manía de mamá, no pueden dormir si hay luz y no te pusiste el antifaz -señaló el menor.

-Okey, tú ganas, no dormí -aceptó derrotado. -, pero prefiero ordenar primero. ¿Ya guardaste tus cosas? -preguntó para cambiar el tema. No saldría bien parado moralmente si seguían una conversación sobre el viaje.

-Sí, ya ordené. Me gusta la habitación de mamá, pero es algo... extraño encontrarme con sus cosas de cuando vivía aquí. Tú debes sentirte a gusto de tener las mismas cosas de siempre, ¿no?

-Más o menos -se limitó a contestar. -Hay algunas cosas que es bueno recordar de vez en cuando.

-Hablando de recordar. Con Jonghyun pensamos que sería buena idea ir a dar un paseo. Hace mucho que ninguno de nosotros venía, así que sería bueno ver qué cosas han cambiado y cuáles siguen igual -explicó con una sonrisa que esperaba ser contagiosa.

Pero que no lo logró. Kibum se quedó de una pieza al escuchar a su sobrino.

-¿En qué momento quedaron en eso?

-Cuando estabas apurándome para que me subiera al taxi. Aún no veo cuál era el problema en esperar por uno con tres cupos. Veníamos para el mismo lugar de todos modos.

-Tu abuela ya nos esperaba.

-Cinco minutos más de espera no le hubieran hecho ningún daño -replicó el menor.

-Niño desconsiderado -masculló absteniéndose de lanzar su puño sobre su brazo. -¿Y para cuándo quedaste con Jonghyun?

-Quedamos -corrigió Tae. -Para mañana.

Espléndido. No llevaba ni medio día en Daegu y ya tenía planes… sin su previo consentimiento.

-Agradece que eres mi sobrino -soltó entre dientes. Caminó hacia la puerta, pero justo antes de abrirla, regresó su mirada al menor. -No se te vaya a ocurrir decir frente a tu abuela que Jonghyun es mi vecino, ni mucho menos que saldremos con él mañana, Taemin -lo miró fijo hasta que el castaño asintió y luego salió de la habitación en busca de su madre.

Taemin simplemente soltó una risilla tras la muda aceptación de su tío y una vez que se hubiera ido. "Lo último que pensaba hacer era contarle a la abuela", pensó.

* * *

A diferencia de la madre de Kibum, la de Jonghyun no tenía la menor idea sobre la visita de su hijo, por lo que la inesperada llegada la hizo doblemente feliz.

-¡Jonggie! ¡Mi Jonggie! ¿Por qué no me dijiste que venías? ¿Y Sekyung? Pensé que vendría contigo, prometiste traerla -soltó efusiva haciéndolo pasar a la casa para luego envolverlo en un abrazo que fue automáticamente correspondido por su hijo.

-No... yo... También te extrañé, mamá -dijo al fin, siendo completamente sincero, pero sabiendo que era mejor cambiar el tema, al menos por el momento.

-Estás cada día más flaco. Deberías venir a verme más seguido. Ya no estamos tan lejos -se quejó su madre.

-Sí, mamá... Lo sé, prometo hacerlo en el futuro -respondió automáticamente siendo conducido por su madre hasta su habitación.

-Deja tus cosas ahí, luego ordenas. Ven a comer algo.

Jonghyun sonrió y la siguió.

-Me dices que estoy flaco, pero estoy seguro que cuando salga de aquí tendré que hacerlo rodando -se burló el moreno.

-Hablando de salir de aquí, ¿por cuánto te quedas?

-¿Ya quieres que me vaya? -preguntó fingiendo pena.

-¿Cómo se te ocurre eso, Jonggie? Pero quiero saber cuánto tiempo contaré contigo aquí. Espero que no te vayas muy pronto.

-Tengo planeado quedarme dos semanas -"si papá no comienza con sus sermones" acabó la frase en su interior, pero prefirió no verbalizarla pues no quería darle cosas en las que pensar a su madre... ya le daría otras luego. -¿Y papá? -preguntó al reparar en la ausencia del hombre.

-Tiene que estar por llegar, siempre viene a comer a casa. Ya sabes cómo es.

-Claro que lo sé -masculló más para él que para su madre que se encontraba preparándole algo para comer.

-Bueno, no me has dicho qué es de Sekyung, Jonggie. ¿Por qué no vino contigo?

-Sobre eso... Sekyung se fue a Japón, quería ver a su familia. Y... la verdad, mamá...

-No hay asunto más estresante-

Jonghyun miró a su padre, quien a su vez se había quedado en el umbral de la cocina viéndolo casi como si se tratara de un extraño y no su hijo al que no veía hace tantos meses.

-Hola, papá.

-No avisaste que venías. –Jonghyun pensó que su forma de saludar era bastante peculiar si se podía llamar así. El hombre caminó por la cocina quitándose el saco y reposándolo en el respaldo de una silla.

-Una sorpresa, ¿cierto? -soltó su mujer con su sonrisa que hacía a su hijo preguntarse qué había visto en un hombre tan taciturno como lo era su padre.

-Claro que sí -fue todo lo que el señor Kim  dio como acotación.

El hombre se acercó a su mujer y le besó la mejilla tiernamente al tiempo que le susurraba algo, luego con poco y nada más que una mirada rápida a Jonghyun salió de la estancia rumbo a su habitación.

Había que reconocerle el mérito de que amaba a su madre, era eso lo que hacía que aquella dulce mujer también le amara, pero, ciertamente, él no era el hijo del cual estar orgulloso que aquel hombre hubiera deseado.

-Entonces, ¿qué me decías antes, querido?

-Yo... ya no recuerdo -rió para quitarle peso al hecho... mintiendo.

-Entonces -dijo entregándole un plato de comida y sentándose frente a él. -, cuéntame cómo te está yendo en Seúl



-¿Ya sabes qué quieres estudiar, Kibum? -preguntó ella entregándole a él una taza de té y otra a su hijo.

-Yo... espero poder entrar a estudiar Diseño... aunque aún me queda para decidir... puede que cambie de opinión más adelante -susurró mientras ella tomaba asiento justo en frente suyo con otra taza entre las manos.

-Si es lo que quieres no lo dejes, ve por ello. No hagas como este chico que espera cumplir con las expectativas de su padre -dijo ella dándole una mirada a Jonghyun. -Supongo que lo has escuchado cantar y tocar la guitarra. Sería un magnífico músico, pero él dice que quiere hacer lo que su padre espera.

-Mamá -la llamó Jjong para que dejara el tema ahí.

Kibum clavaba su mirada en la taza de té no sabiendo si dar su opinión o permanecer callado.

-Espero que le des tu apoyo y así lo convenzas de hacer lo que le gusta. Por mi parte, sabe que lo apoyaré en lo que decida -zanjó ella con una sonrisa cálida.



-Jonggie. Jonggie te estoy hablando.

-Ah, sí, sí. Me-me está yendo bien -sonrió, asintiendo y dando un bocado.

-¿Bien? ¿Sólo bien? No seas así, estoy segura de que debes ser uno de los mejores. Siempre tuve razón de que las leyes no eran lo tuyo. Aunque tu papá sigue algo... contrariado.

-Mmm... lo noté.

-Pero se le pasará, es tu papá. Sea como sea te quiere y sabrá entenderte tarde o temprano.

-Si tú lo dices...

-Así será, Jonggie. Así será -y aunque lo decía anhelosamente, no tenía mucha de fe de sus propias palabras. Su esposo era un hombre bastante obstinado y llevado a su idea... no muy diferente de su hijo.

* * *

Como bien sabía Jonghyun que nada bueno saldría de que los padres de Kibum los vieran juntos de momento, había quedado con Taemin de juntarse en una plaza que estaba a unas cuadras de donde estaban ubicadas las casas de sus padres. Cuando Key oyó esa parte del paseo, por parte de su sobrino, no le contrarió mucho pues la verdad también le preocupaba lo que dijera su madre si les veía juntos. Lo obvio era suponer que la mujer podría malinterpretar la situación, y pensaría que entre ellos ocurría algo que no era tal.

Durante el paseo, no hubo que hacer mucho esfuerzo en mantenerse pensando en qué decir, pues Taemin parecía de una elocuencia inagotable y sabía de qué hablar en cada momento sin dejar silencios muy largos ni incómodos. Las conversaciones eran hechas entre los tres pero mediadas -y mayormente pronunciadas -por el menor.

-Es un alivio que haya amanecido un día tan bueno, apenas y hay algunas nubes -soltó Jonghyun con alegría.

Kibum no pudo evitar rolar los ojos, en anticipación a cómo Jonghyun comenzaría a decir cuánto le molestaba que el verano en Daegu fuera tan incoherente, pero Jjong no alcanzó a decir nada más ya que quien hizo los honores fue el pequeño castaño.

-En cualquier minuto puede cambiar, así que espero que hayan traído sus paraguas -dijo entre risas.

Primero, recorrieron aquellos lugares que los tres conocían por igual. Nada había cambiado mucho, estaban casi todas las mismas tiendas de antes que sólo habían renovado sus fachadas para seguir llamando la atención de sus clientes. Sólo el cierre de una heladería en particular desanimó al menor de los tres. Había sido su favorita en las visitas a la ciudad en los años de su infancia y ahora ya no estaba, en su lugar se había puesto una boutique que alegró a su tío, a pesar de la mirada de su sobrino que técnicamente lo acusaba de traición por su obvia felicidad.

Ocupando esa excusa fue que Taemin salió de su lugar, que durante todo el recorrido había sido en medio de los mayores. Se ubicó de tal modo que Jonghyun acabó en medio, donde tenía muchas más posibilidades de sonsacar al rubio.



-Ya sé que Minho, y Onew -soltó de pronto el menor con una risa un tanto burlona mientras su tío intentaba hacer parar un taxi. -, te dijeron que te mantuvieras alejado de Key. -Jonghyun se quedó callado. Por la expresión del menor no sabía qué esperar. Una de las posibilidades era que se uniera al carro de sus detractores. -No te preocupes, no voy a hacer lo mismo -continuó el menor riéndose por la expresión del moreno. -Pero soy curioso, ¿de verdad, aún quieres a Key?

Si la piel de Jonghyun hubiera sido tan blanca como la de su mejor amigo, el sonrojo hubiera sido algo imposible de disimular.

-I got it, como dice él -pronunció el menor luego de unos instantes. -Deberíamos salir un día de estos -añadió casual. -¿Te parece? ¿Mañana, tal vez?

-Claro -contestó Jonghyun, esa vez sin vacilar.

Taemin acordó la hora y Jonghyun el lugar de encuentro.

-Anota tu número –dijo Tae entregándole su celular. –Te llamo en caso de cualquier cosa.

-¡Taeminnie! -lo apresuró su tío, y antes de que pudieran quedar en algo más de aquel acuerdo, se acercó a él.

Jonghyun los vio irse. Sin sentir el hecho de que se fueran sin él y algo esperanzado por las dos semanas que tenía por delante.



El menor sólo aceptó a disculpar a Key cuando éste accedió a comprarle un helado. Pero cuando Kibum aceptó nunca pensó que tendría que soportar una larga caminata. Sinceramente ni Jonghyun se lo esperaba.

Al final, Key decidió que era imposible que lo hiciera caminar tanto por un mísero helado.

-No doy un paso más -anunció parándose de pronto.

-Pero, ¿y mi helado?

-Toma -le indicó entregándole algo de dinero. -Ve y yo… te espero por allá -dijo apuntando a una plaza que quedaba justo en diagonal de donde estaban.

-Está bien -aceptó Taemin tomando el dinero y dándole una mirada significativa a Jonghyun antes de partir.

-Espérame -llamó éste al rubio que ya se encaminaba a cruzar la calle. Kibum lo miró hacia atrás, pero no se detuvo.

-A veces, te envidio por no tener sobrinos -le dijo una vez que el mayor lo hubo alcanzado.

-No seas así. Taemin te quiere mucho.

-No es que yo no lo quiera, pero siempre sabe cómo cansarme. Mi vida sería más aburrida si no lo tuviera, de todos modos -dijo esbozando una sonrisa.

Kibum se recostó en el pasto, bajo un árbol, aunque no andaba precisamente en busca de sombra. Las nubes antes tenues se habían revestido de un color gris intenso y amenazante.

A Jonghyun no le costó ni unos segundos de determinación decidir ubicarse a su lado. Pasaron largos minutos en que ninguno dijo ni una sola palabra. Key se sentía contrariado por los recuerdos que lo atacaban. No era como si el sólo hecho de haber visto a Jjong meses atrás no lo hubiera hecho volver en el tiempo, pero cada día que pasaba, y en esos momentos más que nunca, los recuerdos no paraban de llegar… dejando ciertos resabios en sus pensamientos.

-Esa noche -irrumpió el moreno de pronto. -, la del pub, Woohyun me pidió que lo ayudara con algo.

-¿Con qué? -indagó Kibum mirando de soslayo como Jonghyun se incorporaba en un lado para observarlo, haciendo que desviara su mirada enseguida hacia las nubes.

El mayor dudó un momento sobre si hablar o no, estaba metiéndose en terreno pantanoso, pero -como siempre -la cercanía le estaba cegando el raciocinio, así que prosiguió.

-Quería que lo ayudara a mantener a Jinwoon a raya. Dijo que no era de fiar.

-¿Que hizo qué? -se exaltó el menor incorporándose al igual que Jjong sin siquiera percatarse hasta que lo tuvo en frente.

A ambos les costó unos instantes darse cuenta de la posición y la corta distancia en la que estaban, pero sólo fue Kibum el que se movió. Jonghyun estuvo a punto de moverse también, pero no en la dirección que Key hubiera esperado.

-¿Por qué iba a decir eso? Jinwoon es completamente confiable –dijo intentando encontrar el ritmo normal de su pulso.

-No si está cerca de ti -sentenció sin moverse ni quitarle los ojos de encima.

-¿Eso dijo Woohyun? -preguntó clavándole la mirada. Sinceramente no sabía si el hecho le irritaba o le causaba gracia.

-En parte. Pero yo también lo pienso -pronunció seguro.

Ninguno dijo nada más, pero tampoco se dejaron de ver. Parecía un juego. De paciencia, de templanza, de carácter… de resistencia.

El tiempo avanzaba y una tensión que Key no hubiera sabido decir si era buena o mala, al menos para él, comenzó a notarse alrededor de ellos.

Jonghyun se preguntaba si era posible que Kibum también quisiera aquello. No sabía si quedarse con una auto-respuesta positiva o negativa. Según él, Key también estaba a la expectativa de lo que pasara. O eso quería él pensar.

Y antes de que ninguno pudiera decir o hacer algo, las nubes se pusieron en su contra. Con un grito de sorpresa, Kibum se levantó y salió corriendo en busca de un lugar en el que refugiarse y Jonghyun lo siguió.

-Kibum-

-Taeminnie. Hay que buscarlo. Un helado. ¿Desde cuándo se demora tanto en conseguir un helado? -soltó el rubio.

Para Jjong, no decía nada más que palabras vacías, sabía que estaba hablando para no dejar el silencio en medio y que él tuviera tiempo de decir algo. Ahora estaba más seguro que antes de que Kibum también había querido aquello.

Frustrante sensación.

Kibum sacó el paraguas que había puesto Taemin en su bolso.

- Vete a casa. Iré a buscarlo -dijo comenzando a caminar por las calles.

-Voy contigo -avisó ubicándose bajo el paraguas, apegándose al rubio. Kibum no dijo nada para rebaatirle.

Caminaron en silencio, con Key soltando apenas una que otra queja cada vez que llegaban a un lugar y su sobrino no daba señales de estar cerca.

Por su parte, Jonghyun se debatía en si tocar el tema o hacerse el idiota, lo que parecía no estarle funcionando. Comenzaba a lamentar sus meses de dudas interminables.

-Volvamos a casa –ordenó Key de pronto como si de un momento a otro lo hubiera entendido todo, y como si no hubiese sido obvio, Jonghyun simplemente acató.



El camino de regreso fue hecho en silencio, Key era una enredadera de contradicciones en su interior.

Sí, tenía la sensación de que había esperado que Jonghyun hiciera algo, pero sabía que eso no estaba bien. El moreno era persona comprometida, y él seguía repitiéndose que ya no habían sentimientos de por medio. Podían haber sido las hormonas, mal que mal, llevaba meses solo, sin ninguno de esos arranques nocturnos que sacaban de quicio a Jinki.

Tenían que ser las hormonas. Jonghyun, sentimentalmente hablando, era cosa del pasado.



Eran dos meses los que llevaban separados. Jonghyun le había dicho que no podían continuar que al final su relación no iba a perdurar, pero entonces, ¿qué tenía aquella chica de larga cabellera castaña con la que lo veía abrazado en esos momentos para perdurar?

-Kibum, será mejor que nos vayamos -le dijo Amber. Ella había visto a Jonghyun a lo lejos y antes de que pudiera frenar sus palabras ya se lo había dicho al castaño.

Kibum no dijo nada al respecto. Dejó a Amber en su casa sin haber derramado una sola lágrima y luego caminó hasta su hogar.

Su madre se sorprendió de verlo llegar pues lo esperaba más tarde, pero él simplemente inventó una mentira creíble, le dio un beso en la mejilla y se escondió en su cuarto.

Cuando al fin se quedó dormido esa noche, sus ojos estaban hinchados y su almohada podría haber repetido el nombre de Jonghyun por sí sola unas mil veces más.



Había dejado de llover, pero las nubes aún les hacían compañía sobre sus cabezas mientras caminaban calle abajo, acercándose a sus casas.

Kibum comenzó a caminar más rápido sin previo aviso. Arrancaba. Jonghyun cogió su muñeca y le hizo darle la cara.

Apenas había abierto su boca cuando Kibum lo volvió a interrumpir.

-No digas nada. -Le dio un beso en la mejilla, que Jonghyun hubiera deseado fuera al menos en la comisura de sus labios, y se fue sin decir más.

Miedo. Miedo y algo más había en los ojos de Key, podía apostarlo. Y él era el culpable. Lamentablemente, estaba más seguro de eso que de cualquier otra cosa.


Lo único que mantenía su corazón latiendo en esos momentos en que no atinaba a seguir caminando, era la idea de que Key también había querido ese beso.

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