-¡Mi Kibum! ¡Mi Taeminnie! -chilló la madre y
abuela saliendo a recibir a los dos recién llegados.
-Mamá... ¡Mamá, me asfixias!
-¿No tengo derecho a extrañar a mi hijo
desconsiderado acaso? Que tú no lo hagas no significa que yo tampoco -criticó
la mujer soltando a su hijo para casi estrujar a su nieto.
-Hola, abuela -saludó el menor intentando no
soltar la maleta que traía en su mano, abrazar a su abuela y seguir respirando
normalmente, todo al mismo tiempo.
-Mi Taeminnie, ¿al menos tú si me has
extrañado?
-Qué dramática, mamá. ¿Y papá? -atacó el
rubio antes de que su sobrino pudiera siquiera responder a la pregunta.
-En el trabajo, pero vendrá a almorzar -contó
caminando dentro de la casa seguida por ambos chicos. -También ha esperado
mucho por verlos. Está tan emocionado como yo de que se dignen a visitarnos.
-Claro que sí -mencionó el rubio con algo de
sorna en la voz. Su padre no era alguien que demostrara las emociones y él sabía
que por mucho que se sintiera como su madre no lo demostraría, lo que le hacía
mucha más ardua la tarea de creer en su emoción.
-No seas así, Kibum. Sabes que tu padre se
alegra mucho cada vez que vienes.
-Lo sé, lo sé. Estaba bromeando -aclaró para no
fastidiar a su madre. -Iré a mi cuarto, mamá.
-Te sigo -se apresuró a decir Taemin antes de
que su abuela volviera a fijar sus ojos en él y terminara atrapándolo en otro
de sus interminables abrazos.
-Los llamo cuando esté lista la comida -avisó
ella caminando hasta su cocina mientras los menores iban en dirección a las
habitaciones.
Kibum pasaría su estadía en la que siempre
había sido su habitación, la que no había tenido muchos cambios desde que él se
fuera, apenas un par de años antes. Taemin, por su parte, ocuparía la
habitación que había sido de su madre, y que tampoco había pasado por grandes
alteraciones a pesar de todo el tiempo que BoA llevaba fuera de casa. La señora
Kim tenía un gran apego por los recuerdos de sus hijos.
El mayor le revolvió los cabellos a Tae antes
de separarse de él.
Entrar a su antigua habitación después de
varios meses no hubiera sido nada si en esos momentos no le trajera tantos recuerdos.
Podía ser que Jonghyun tuviera un poco que ver con ello.
-Onew, tengo que colgar. Cuídate. Bye
-Bum-
-¡Jonghyun! -llamó Taemin al moreno cuando se dio cuenta
de que se unía a ellos en el viaje.
Jjong se acercó calmo, moviendo su mano a modo de saludo
y luego tomando asiento frente al rubio justo en el momento en que las puertas
se cerraban.
-Hola.
-No me contaste que también ibas a ver a tus papás
-señaló Kibum sin siquiera regresar el saludo.
-No estaba seguro de venir -mintió. -Pero si me quedaba
en Seúl me quedaría solo, Lee se fue a casa también, así que al final decidí
hacer lo mismo.
-Tu mamá estará feliz.
-¿Y por cuánto te quedas? Nosotros viajamos por dos
semanas.
Kibum se golpeó mentalmente, preguntándose si BoA le
ponía algo en la comida para que Taemin fuera tan… Taemin.
-Dos semanas también -contestó sonriendo. Era tan fácil
hablar con el menor.
El rubio se acomodó en su asiento pretendiendo no darse
cuenta de que Jonghyun tenía clavada su mirada en él, mirada que poco se
removió de su objetivo en las casi dos horas y media de viaje.
Arrojó su maleta sobre el push lila que se encontraba en un rincón
de su habitación y él se abalanzó sobre la cama, absorbiendo el olor de su
casa, de su infancia, de su adolescencia, de ese pasado que estaba más que
nunca en su presente.
Se abrazó a la almohada y ese solo hecho le
hizo recordar.
-Daegu es la ciudad más irónica que conoceré en la vida
-se quejó el moreno.
-¿Por qué? ¿Qué te hizo ahora? -preguntó entre broma y
ofendido por la forma en que su novio se refería a la ciudad en la que había
pasado técnicamente toda su vida.
-Porque es insoportable el calor que hace en invierno… y
¡es invierno!
-Es lo mismo en el verano, es la época en la que más
llueve y yo que he vivido aquí desde que puedo recordar no me quejo. Me gusta
Daegu -sentenció.
-¿Tanto como para quedarte aquí?
Kibum pareció pensárselo un momento.
-Tal vez.
-¿Y si yo me voy a otra ciudad? ¿No te irías conmigo?
-preguntó Jjong apegando al menor más a su cuerpo.
-Yo… si tú quisieras que me fuera contigo, lo haría
-soltó incluso más determinado, pero una vez lo hubo dicho escondió su rostro
en la playera que cubría el pecho del mayor, a sabiendas de que debería estar
tan rojo como se imaginaba.
-Claro que es lo que voy a querer -aseguró acariciando la
castaña cabellera. -Siempre voy a querer que estés conmigo.
Kibum alzó la vista de su lugar y volvió a acomodar su
cabeza en la almohada que compartían.
-Siempre es mucho tiempo -acotó en un susurro.
-Y yo te quiero por mucho tiempo conmigo -dijo el mayor
acercándose para besarlo.
Se levantó de un salto, espantándose los
recuerdos.
Cogió la maleta del lugar al que la había
relegado y la puso sobre su cama para poder empezar a ordenar lo que había
traído consigo.
Algo muy parecido a un efecto rebote le
ocurrió a su maleta cuando habiéndola abierto, sus ropas pugnaron por salir como
si necesitaran con urgencia un poco de aire fresco.
Acomodó todo cuanto pudo dentro de los
cajones, y luego abrió las puertas de su armario como si se tratase de una
tarea titánica la de ordenar sus camisas y chaquetas. Y quizás esa no lo era, o
no tanto en comparación con intentar encontrar su corazón de nueva cuenta una
vez que hubo reparado en la caja de zapatos en el piso del mueble.
Se sentó en el suelo y sacó la caja
ubicándola en sus piernas. Desató con parsimonia la cinta azul con que la había
sellado años atrás. Sabía que el miedo que sentía era infundado, pues conocía
exactamente su contenido.
Lo primero que tomó entre sus manos fueron
unos boletos de cine.
Estaba en la fila para comprar las palomitas mientras
Jonghyun había ido por las entradas. La chica justo delante suyo aún se debatía
entre las con caramelo o las con mantequilla cuando el moreno llegó a su lado
con una gran sonrisa y enseñándole los boletos como si hubiera sido un gran
triunfo el conseguirlos.
-Al fin tu mamá me deja traerte al cine -comentó. - Me
sorprende que no se haya ofrecido a acompañarnos -acotó poniendo cara de
espanto.
-Y agradece que mi hermana no vive acá -dijo Key riendo.
-¿Por qué? -preguntó el moreno con rostro
aparentemente asustado, anticipándose a la respuesta del menor.
-La enviaría a ella con nosotros y le haría prometer que
no nos quitaría un ojo de encima, sin contar que le recomendaría sentarse en
medio de los dos.
-Es una broma, ¿cierto? -Kibum negó. -Bueno, -retomó
Jonghyun luego de unos instantes. -, pero no esta aquí, así que no hay de qué
preocuparse -sentenció entrelazando sus dedos con los de Kibum, quien se puso
rojo en el instante, justo cuando al fin la chica delante suyo terminaba su
compra y les daba espacio para su turno.
Unos suaves golpes en la puerta seguidos de un
llamado de su nombre, lo sacaron de su ensoñación. Volvió a poner los boletos
en la caja y la puso nuevamente en su lugar cerrando el armario.
-Pasa, Taeminnie -le llamó al tiempo que se
ponía de pie.
-Pensé que estarías durmiendo -dijo el menor
entrando en la habitación. -Como no lo hiciste en el tren...
-Yo... pero sí dormí en el tren, Taeminnie
-corrigió al menor.
-Cerraste los ojos, pero no estabas dormido.
Tienes la misma manía de mamá, no pueden dormir si hay luz y no te pusiste el
antifaz -señaló el menor.
-Okey, tú ganas, no dormí -aceptó derrotado.
-, pero prefiero ordenar primero. ¿Ya guardaste tus cosas? -preguntó para
cambiar el tema. No saldría bien parado moralmente si seguían una conversación
sobre el viaje.
-Sí, ya ordené. Me gusta la habitación de
mamá, pero es algo... extraño encontrarme con sus cosas de cuando vivía aquí.
Tú debes sentirte a gusto de tener las mismas cosas de siempre, ¿no?
-Más o menos -se limitó a contestar. -Hay
algunas cosas que es bueno recordar de vez en cuando.
-Hablando de recordar. Con Jonghyun pensamos
que sería buena idea ir a dar un paseo. Hace mucho que ninguno de nosotros
venía, así que sería bueno ver qué cosas han cambiado y cuáles siguen igual
-explicó con una sonrisa que esperaba ser contagiosa.
Pero que no lo logró. Kibum se quedó de una
pieza al escuchar a su sobrino.
-¿En qué momento quedaron en eso?
-Cuando estabas apurándome para que me
subiera al taxi. Aún no veo cuál era el problema en esperar por uno con tres
cupos. Veníamos para el mismo lugar de todos modos.
-Tu abuela ya nos esperaba.
-Cinco minutos más de espera no le hubieran
hecho ningún daño -replicó el menor.
-Niño desconsiderado -masculló absteniéndose
de lanzar su puño sobre su brazo. -¿Y para cuándo quedaste con Jonghyun?
-Quedamos -corrigió Tae. -Para mañana.
Espléndido.
No llevaba ni medio día en Daegu y ya tenía planes… sin su previo
consentimiento.
-Agradece que eres mi sobrino -soltó entre
dientes. Caminó hacia la puerta, pero justo antes de abrirla, regresó su mirada
al menor. -No se te vaya a ocurrir decir frente a tu abuela que Jonghyun es mi
vecino, ni mucho menos que saldremos con él mañana, Taemin -lo miró fijo hasta
que el castaño asintió y luego salió de la habitación en busca de su madre.
Taemin simplemente soltó una risilla tras la
muda aceptación de su tío y una vez que se hubiera ido. "Lo último que
pensaba hacer era contarle a la abuela", pensó.
* * *
A diferencia de la madre de Kibum, la de
Jonghyun no tenía la menor idea sobre la visita de su hijo, por lo que la
inesperada llegada la hizo doblemente feliz.
-¡Jonggie! ¡Mi Jonggie! ¿Por qué no me
dijiste que venías? ¿Y Sekyung? Pensé que vendría contigo, prometiste traerla
-soltó efusiva haciéndolo pasar a la casa para luego envolverlo en un abrazo
que fue automáticamente correspondido por su hijo.
-No... yo... También te extrañé, mamá -dijo
al fin, siendo completamente sincero, pero sabiendo que era mejor cambiar el
tema, al menos por el momento.
-Estás cada día más flaco. Deberías venir a
verme más seguido. Ya no estamos tan lejos -se quejó su madre.
-Sí, mamá... Lo sé, prometo hacerlo en el
futuro -respondió automáticamente siendo conducido por su madre hasta su
habitación.
-Deja tus cosas ahí, luego ordenas. Ven a
comer algo.
Jonghyun sonrió y la siguió.
-Me dices que estoy flaco, pero estoy seguro
que cuando salga de aquí tendré que hacerlo rodando -se burló el moreno.
-Hablando de salir de aquí, ¿por cuánto te
quedas?
-¿Ya quieres que me vaya? -preguntó fingiendo
pena.
-¿Cómo se te ocurre eso, Jonggie? Pero quiero
saber cuánto tiempo contaré contigo aquí. Espero que no te vayas muy pronto.
-Tengo planeado quedarme dos semanas
-"si papá no comienza con sus sermones" acabó la frase en su
interior, pero prefirió no verbalizarla pues no quería darle cosas en las que
pensar a su madre... ya le daría otras luego. -¿Y papá? -preguntó al reparar en
la ausencia del hombre.
-Tiene que estar por llegar, siempre viene a
comer a casa. Ya sabes cómo es.
-Claro que lo sé -masculló más para él que
para su madre que se encontraba preparándole algo para comer.
-Bueno, no me has dicho qué es de Sekyung,
Jonggie. ¿Por qué no vino contigo?
-Sobre eso... Sekyung se fue a Japón, quería
ver a su familia. Y... la verdad, mamá...
-No hay asunto más estresante-
Jonghyun miró a su padre, quien a su vez se
había quedado en el umbral de la cocina viéndolo casi como si se tratara de un
extraño y no su hijo al que no veía hace tantos meses.
-Hola, papá.
-No avisaste que venías. –Jonghyun pensó que
su forma de saludar era bastante peculiar si se podía llamar así. El hombre caminó
por la cocina quitándose el saco y reposándolo en el respaldo de una silla.
-Una sorpresa, ¿cierto? -soltó su mujer con
su sonrisa que hacía a su hijo preguntarse qué había visto en un hombre tan
taciturno como lo era su padre.
-Claro que sí -fue todo lo que el señor Kim dio como acotación.
El hombre se acercó a su mujer y le besó la
mejilla tiernamente al tiempo que le susurraba algo, luego con poco y nada más
que una mirada rápida a Jonghyun salió de la estancia rumbo a su habitación.
Había que reconocerle el mérito de que amaba
a su madre, era eso lo que hacía que aquella dulce mujer también le amara,
pero, ciertamente, él no era el hijo del cual estar orgulloso que aquel hombre
hubiera deseado.
-Entonces, ¿qué me decías antes, querido?
-Yo... ya no recuerdo -rió para quitarle peso
al hecho... mintiendo.
-Entonces -dijo entregándole un plato de
comida y sentándose frente a él. -, cuéntame cómo te está yendo en Seúl
-¿Ya sabes qué quieres estudiar, Kibum? -preguntó ella
entregándole a él una taza de té y otra a su hijo.
-Yo... espero poder entrar a estudiar Diseño... aunque
aún me queda para decidir... puede que cambie de opinión más adelante -susurró
mientras ella tomaba asiento justo en frente suyo con otra taza entre las
manos.
-Si es lo que quieres no lo dejes, ve por ello. No hagas
como este chico que espera cumplir con las expectativas de su padre -dijo ella
dándole una mirada a Jonghyun. -Supongo que lo has escuchado cantar y tocar la
guitarra. Sería un magnífico músico, pero él dice que quiere hacer lo que su
padre espera.
-Mamá -la llamó Jjong para que dejara el tema ahí.
Kibum clavaba su mirada en la taza de té no sabiendo si
dar su opinión o permanecer callado.
-Espero que le des tu apoyo y así lo convenzas de hacer
lo que le gusta. Por mi parte, sabe que lo apoyaré en lo que decida -zanjó ella
con una sonrisa cálida.
-Jonggie. Jonggie te estoy hablando.
-Ah, sí, sí. Me-me está yendo bien -sonrió,
asintiendo y dando un bocado.
-¿Bien? ¿Sólo bien? No seas así, estoy segura
de que debes ser uno de los mejores. Siempre tuve razón de que las leyes no
eran lo tuyo. Aunque tu papá sigue algo... contrariado.
-Mmm... lo noté.
-Pero se le pasará, es tu papá. Sea como sea
te quiere y sabrá entenderte tarde o temprano.
-Si tú lo dices...
-Así será, Jonggie. Así será -y aunque lo
decía anhelosamente, no tenía mucha de fe de sus propias palabras. Su esposo
era un hombre bastante obstinado y llevado a su idea... no muy diferente de su
hijo.
* * *
Como bien sabía Jonghyun que nada bueno
saldría de que los padres de Kibum los vieran juntos de momento, había quedado
con Taemin de juntarse en una plaza que estaba a unas cuadras de donde estaban
ubicadas las casas de sus padres. Cuando Key oyó esa parte del paseo, por parte
de su sobrino, no le contrarió mucho pues la verdad también le preocupaba lo
que dijera su madre si les veía juntos. Lo obvio era suponer que la mujer
podría malinterpretar la situación, y pensaría que entre ellos ocurría algo que
no era tal.
Durante el paseo, no hubo que hacer mucho
esfuerzo en mantenerse pensando en qué decir, pues Taemin parecía de una
elocuencia inagotable y sabía de qué hablar en cada momento sin dejar silencios
muy largos ni incómodos. Las conversaciones eran hechas entre los tres pero
mediadas -y mayormente pronunciadas -por el menor.
-Es un alivio que haya amanecido un día tan
bueno, apenas y hay algunas nubes -soltó Jonghyun con alegría.
Kibum no pudo evitar rolar los ojos, en
anticipación a cómo Jonghyun comenzaría a decir cuánto le molestaba que el
verano en Daegu fuera tan incoherente, pero Jjong no alcanzó a decir nada más
ya que quien hizo los honores fue el pequeño castaño.
-En cualquier minuto puede cambiar, así que
espero que hayan traído sus paraguas -dijo entre risas.
Primero, recorrieron aquellos lugares que los
tres conocían por igual. Nada había cambiado mucho, estaban casi todas las
mismas tiendas de antes que sólo habían renovado sus fachadas para seguir
llamando la atención de sus clientes. Sólo el cierre de una heladería en
particular desanimó al menor de los tres. Había sido su favorita en las visitas
a la ciudad en los años de su infancia y ahora ya no estaba, en su lugar se
había puesto una boutique que alegró a su tío, a pesar de la mirada de su
sobrino que técnicamente lo acusaba de traición por su obvia felicidad.
Ocupando esa excusa fue que Taemin salió de
su lugar, que durante todo el recorrido había sido en medio de los mayores. Se
ubicó de tal modo que Jonghyun acabó en medio, donde tenía muchas más posibilidades
de sonsacar al rubio.
-Ya sé que Minho, y Onew -soltó de pronto el menor con
una risa un tanto burlona mientras su tío intentaba hacer parar un taxi. -, te
dijeron que te mantuvieras alejado de Key. -Jonghyun se quedó callado. Por la
expresión del menor no sabía qué esperar. Una de las posibilidades era que se
uniera al carro de sus detractores. -No te preocupes, no voy a hacer lo mismo
-continuó el menor riéndose por la expresión del moreno. -Pero soy curioso, ¿de verdad, aún
quieres a Key?
Si la piel de Jonghyun hubiera sido tan blanca como la de
su mejor amigo, el sonrojo hubiera sido algo imposible de disimular.
-I got it, como dice él -pronunció el menor luego de
unos instantes. -Deberíamos salir un día de estos -añadió casual. -¿Te parece? ¿Mañana, tal vez?
-Claro -contestó Jonghyun, esa vez sin vacilar.
Taemin acordó la hora y Jonghyun el lugar de encuentro.
-Anota tu número –dijo Tae entregándole su celular. –Te
llamo en caso de cualquier cosa.
-¡Taeminnie! -lo apresuró su tío, y antes de
que pudieran quedar en algo más de aquel acuerdo, se acercó a él.
Jonghyun los vio irse. Sin sentir el hecho de que se
fueran sin él y algo esperanzado por las dos semanas que tenía por delante.
El menor sólo aceptó a disculpar a Key cuando
éste accedió a comprarle un helado. Pero cuando Kibum aceptó nunca pensó que
tendría que soportar una larga caminata. Sinceramente ni Jonghyun se lo
esperaba.
Al final, Key decidió que era imposible que
lo hiciera caminar tanto por un mísero helado.
-No doy un paso más -anunció parándose de
pronto.
-Pero, ¿y mi helado?
-Toma -le indicó entregándole algo de dinero.
-Ve y yo… te espero por allá -dijo apuntando a una plaza que quedaba justo en
diagonal de donde estaban.
-Está bien -aceptó Taemin tomando el dinero y
dándole una mirada significativa a Jonghyun antes de partir.
-Espérame -llamó éste al rubio que ya se
encaminaba a cruzar la calle. Kibum lo miró hacia atrás, pero no se detuvo.
-A veces, te envidio por no tener sobrinos
-le dijo una vez que el mayor lo hubo alcanzado.
-No seas así. Taemin te quiere mucho.
-No es que yo no lo quiera, pero siempre sabe
cómo cansarme. Mi vida sería más aburrida si no lo tuviera, de todos modos
-dijo esbozando una sonrisa.
Kibum se recostó en el pasto, bajo un árbol,
aunque no andaba precisamente en busca de sombra. Las nubes antes tenues se
habían revestido de un color gris intenso y amenazante.
A Jonghyun no le costó ni unos segundos de
determinación decidir ubicarse a su lado. Pasaron largos minutos en que ninguno
dijo ni una sola palabra. Key se sentía contrariado por los recuerdos que lo
atacaban. No era como si el sólo hecho de haber visto a Jjong meses atrás no lo
hubiera hecho volver en el tiempo, pero cada día que pasaba, y en esos momentos
más que nunca, los recuerdos no paraban de llegar… dejando ciertos resabios en
sus pensamientos.
-Esa noche -irrumpió el moreno de pronto. -,
la del pub, Woohyun me pidió que lo ayudara con algo.
-¿Con qué? -indagó Kibum mirando de soslayo
como Jonghyun se incorporaba en un lado para observarlo, haciendo que desviara
su mirada enseguida hacia las nubes.
El mayor dudó un momento sobre si hablar o
no, estaba metiéndose en terreno pantanoso, pero -como siempre -la cercanía le
estaba cegando el raciocinio, así que prosiguió.
-Quería que lo ayudara a mantener a Jinwoon a
raya. Dijo que no era de fiar.
-¿Que hizo qué? -se exaltó el menor
incorporándose al igual que Jjong sin siquiera percatarse hasta que lo tuvo en
frente.
A ambos les costó unos instantes darse cuenta
de la posición y la corta distancia en la que estaban, pero sólo fue Kibum el
que se movió. Jonghyun estuvo a punto de moverse también, pero no en la
dirección que Key hubiera esperado.
-¿Por qué iba a decir eso? Jinwoon es
completamente confiable –dijo intentando encontrar el ritmo normal de su pulso.
-No si está cerca de ti -sentenció sin
moverse ni quitarle los ojos de encima.
-¿Eso dijo Woohyun? -preguntó clavándole la
mirada. Sinceramente no sabía si el hecho le irritaba o le causaba gracia.
-En parte. Pero yo también lo pienso
-pronunció seguro.
Ninguno dijo nada más, pero tampoco se
dejaron de ver. Parecía un juego. De paciencia, de templanza, de carácter… de
resistencia.
El tiempo avanzaba y una tensión que Key no
hubiera sabido decir si era buena o mala, al menos para él, comenzó a notarse
alrededor de ellos.
Jonghyun se preguntaba si era posible que
Kibum también quisiera aquello. No
sabía si quedarse con una auto-respuesta positiva o negativa. Según él, Key
también estaba a la expectativa de lo que pasara. O eso quería él pensar.
Y antes de que ninguno pudiera decir o hacer
algo, las nubes se pusieron en su contra. Con un grito de sorpresa, Kibum se
levantó y salió corriendo en busca de un lugar en el que refugiarse y Jonghyun
lo siguió.
-Kibum-
-Taeminnie. Hay que buscarlo. Un helado.
¿Desde cuándo se demora tanto en conseguir un helado? -soltó el rubio.
Para Jjong, no decía nada más que palabras
vacías, sabía que estaba hablando para no dejar el silencio en medio y que él
tuviera tiempo de decir algo. Ahora estaba más seguro que antes de que Kibum
también había querido aquello.
Frustrante sensación.
Kibum sacó el paraguas que había puesto
Taemin en su bolso.
- Vete a casa. Iré a buscarlo -dijo
comenzando a caminar por las calles.
-Voy contigo -avisó ubicándose bajo el paraguas,
apegándose al rubio. Kibum no dijo nada para rebaatirle.
Caminaron en silencio, con Key soltando
apenas una que otra queja cada vez que llegaban a un lugar y su sobrino no daba
señales de estar cerca.
Por su parte, Jonghyun se debatía en si tocar
el tema o hacerse el idiota, lo que parecía no estarle funcionando. Comenzaba a
lamentar sus meses de dudas interminables.
-Volvamos a casa –ordenó Key de pronto como
si de un momento a otro lo hubiera entendido todo, y como si no hubiese sido
obvio, Jonghyun simplemente acató.
El camino de regreso fue hecho en silencio,
Key era una enredadera de contradicciones en su interior.
Sí, tenía la sensación de que había esperado
que Jonghyun hiciera algo, pero sabía que eso no estaba bien. El moreno era
persona comprometida, y él seguía repitiéndose que ya no habían sentimientos de
por medio. Podían haber sido las hormonas, mal que mal, llevaba meses solo, sin
ninguno de esos arranques nocturnos que sacaban de quicio a Jinki.
Tenían que ser las hormonas. Jonghyun, sentimentalmente
hablando, era cosa del pasado.
Eran dos meses los que llevaban separados. Jonghyun le
había dicho que no podían continuar que al final su relación no iba a perdurar,
pero entonces, ¿qué tenía aquella chica de larga cabellera castaña con la que lo veía
abrazado en esos momentos para perdurar?
-Kibum, será mejor que nos vayamos -le dijo Amber. Ella
había visto a Jonghyun a lo lejos y antes de que pudiera frenar sus palabras ya
se lo había dicho al castaño.
Kibum no dijo nada al respecto. Dejó a Amber en su casa
sin haber derramado una sola lágrima y luego caminó hasta su hogar.
Su madre se sorprendió de verlo llegar pues lo esperaba
más tarde, pero él simplemente inventó una mentira creíble, le dio un beso en
la mejilla y se escondió en su cuarto.
Cuando al fin se quedó dormido esa noche, sus ojos
estaban hinchados y su almohada podría haber repetido el nombre de Jonghyun por
sí sola unas mil veces más.
Había dejado de llover, pero las nubes aún
les hacían compañía sobre sus cabezas mientras caminaban calle abajo,
acercándose a sus casas.
Kibum comenzó a caminar más rápido sin previo
aviso. Arrancaba. Jonghyun cogió su muñeca y le hizo darle la cara.
Apenas había abierto su boca cuando Kibum lo
volvió a interrumpir.
-No digas nada. -Le dio un beso en la
mejilla, que Jonghyun hubiera deseado fuera al menos en la comisura de sus
labios, y se fue sin decir más.
Miedo. Miedo
y algo más había en los ojos de Key, podía apostarlo. Y él era el culpable.
Lamentablemente, estaba más seguro de eso que de cualquier otra cosa.
Lo único que mantenía su corazón latiendo en
esos momentos en que no atinaba a seguir caminando, era la idea de que Key
también había querido ese beso.
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