Luego de aquella noche los días dieron un giro bastante grande en la rutina de Kibum. Acostumbrado a su rutina de vacaciones de levantarse, darle de comer a su mascota, quien a veces lo sacaba de su cama a punta de gritos famélicos, y luego disponerse a organizar su día, había tenido que hacerse del ánimo -lo que realmente no le costaba mucho trabajo, pero aún así se hacía de rogar -para recibir cada mañana en su puerta a un sonriente Jonghyun que siempre lo sorprendía con algo nuevo para comenzar el día, bajo la mirada igual de soñolienta, pero aún más enfurruñada de Miniki.

La primera mañana, Key le había cerrado la puerta en la cara, pero eso no había desanimado al moreno quien volvió a llamar, hasta que en la tercera oportunidad se le permitiera la entrada.

Esa mañana, la cuarta ya, lo había recibido levantado y vestido. Se había decretado que no podía dejar que se le viera en las impresentables fachas de la mañana, en pijama, sin maquillaje y con el pelo desacomodado en cada dirección posible.

-¿Y cómo estuvo tu día ayer? -preguntó el mayor lleno de entusiasmo ya instalado en la mesa de la cocina de Key.

-Jonghyun, ayer estuviste todo el día aquí -dijo enarcando una ceja. -Sabes perfectamente cómo estuvo mi día.

-Eso quiere decir que sé lo que hiciste, pero no cómo te sentiste -se excusó intentando no ofenderse por la actitud del rubio.

-Me sentí fatal.

-¿Pero qué hice ahora? -preguntó sinceramente preocupado de que pudiera ser él el culpable -lo que venidos al caso no sería mentira pues ciertamente parecía ser la única persona con la que el menor había tenido contacto en los últimos días, sin contar las llamadas de su hermana y Onew -.

Key rompió a reír al ver la expresión compungida de Jonghyun.

-Nada, nada -se retractó el menor, Jonghyun sintiéndose un idiota por habérselo creído y por lo embobado que lo podía dejar la risa de Key. -Pero pasas tanto tiempo aquí que ya siquiera he podido dibujar. Jonghyun cuando… cuando te dije que sí era posible darte una oportunidad nunca pensé que fueras a tomártelo en serio desde ya.

-Me lo tomé en serio desde que decidí que pedirte una oportunidad era la mejor idea que había tenido en años -dijo con una extraña mezcla entre casual y firme en la voz.

El rubio no hizo ningún otro comentario sobre el asunto. Lo dicho por Jonghyun lo había dejado sin material con el que hacerle sorna sino todo lo contrario. Las palabras del mayor habían dejado un aire de formalidad en todo el asunto que quedó rondándolos en el aire.

Comieron en silencio hasta que Kibum encontró algo que decir.

-¿Aún quieres que haga un retrato tuyo?

Jonghyun levantó inmediatamente su cabeza desde su taza de café y asintió como si fuera de esos perritos con cuello descontrolado que a menudo van en los taxis.

-Sí, lo decía en serio.

-¿Qué te parece hoy?

-¿Te parece que pueda existir mejor panorama?

-Okey, exageras, pero me parece bien. Nos vemos luego del almuerzo, entonces -anunció levantándose y dejando su taza en el lavaplatos.

-¿Me estás echando? -preguntó entre incrédulo y atónito. Sin importar lo que hiciera o dijera Kibum no lo había echado en ninguno de los tres días precedentes. El que le cerrara la puerta en la cara definitivamente no contaba como que lo hubiera corrido.

-Mira, no es que te quiera echar -dijo afirmándose en el umbral de la cocina. -, pero odio ducharme y asear de noche y he tenido que hacer eso todos los días que has venido porque… porque me incomoda tener gente a mi alrededor cuando lo hago. Eso y que quiero hacer otra cosa que no sea ver la televisión y mirarte a la cara.

-Tan feo no soy -se defendió Jonghyun con un puchero que volvió a hacer reír al menor.

-No, no lo eres -concordó aún carcajeando. -Pero necesito privacidad Jonghyun. Si vas a ser así de aquí en adelante, reconsideraré mi decisión-

-Está bien, de hecho, ya me iba. Tengo algunas cosas que hacer.

Kibum volvió a reír mientras el mayor ordenaba lo que había quedado sobre la mesa.

-Te acompaño a la puerta.

-¿Puedo pedir algo antes de irme? -preguntó el mayor dubitativo con la puerta ya abierta. Kibum lo quedó mirando esperando a que continuara. -¿Una despedida menos fría?

-¿Menos fría? -preguntó Kibum entre sorprendido y ofendido. -¿A qué te refieres?

Jonghyun realmente no quería verbalizarlo.

-¿Qué tal… si nos despedimos como antes? -preguntó tanteando el terreno, esperando a que Key entendiera a qué se refería con "antes".

El rubio exhaló divertido, y soltó una risa sencilla. La había pillado.

-Jonghyun, mira, dijiste que sabías que no podemos empezar de cero y hacer como que nada pasó, pero tampoco me puedes pedir que retomemos donde quedamos. Tienes… asuntos que resolver aún.

El mayor asintió lento comprendiendo.

-Vuelve luego. Iremos a la azotea, quiero dibujar allí -le dijo luego de un silencio que se vio con necesidad de acortar, para acabar dándole un beso en la mejilla y empujarlo finalmente fuera porque el mayor parecía no tener intenciones de moverse.

Ese simple gesto, un pequeño beso en la mejilla le había dado el ánimo suficiente. Ese era el poder de Key sobre él. Una palabra lo dejaba en el peor de los abismos, un pequeño beso en la mejilla lo llevaba directo al séptimo cielo.



A media tarde, Kibum subía por el ascensor hasta el último piso y luego la escalera hacia la azotea con su block de dibujo bajo el brazo, seguido por Jonghyun que llevaba entre sus manos un estuche con lápices de dibujo.

Key miró hacia todos lados, buscando el mejor lugar donde pudiera ubicar a su modelo, y él tuviera una buena vista y un lugar cómodo donde ubicarse.

-Dámelos - le pidió indicando el estuche. -Ubícate allá.

Jonghyun caminó hasta el lugar señalado y acabó sentado contra la malla, Kibum se ubicó a escasos metros de él, posicionando el croquis sobre sus piernas y buscando el lápiz adecuado.

La luz de la tarde recaía en la espalda del menor y sobre el rostro de Jonghyun, lo que le impedía ver nada más que la silueta de Key. Elevó su mano para frenar al menos algo los rayos de sol, justo cuando Kibum parecía estar listo para comenzar.

-Mira hacia allá -comandó indicando un punto frente al mayor. - Voy a dibujarte de perfil.

-¿De perfil? En la mañana dijiste que no era feo -le recordó con otro puchero.

-Tan - bromeó a modo de corrección. -Vamos, ¿quieres que te dibuje o no?

-Está bien. ¿Así?

-Perfecto. Pero no me mires a mí - lo regañó cuando el mayor rompió su posición para observarlo cuando lo percibió sonreír.

-Lo intentaré -concordó riendo para luego volver a ubicarse como Key le había ordenado.

Intentaba mirar por el rabillo del ojo de vez en cuando, y cada vez que captaba la imagen de Kibum no podía evitar preguntarse cómo era que en algún momento había decidido que alejarse de él era lo mejor para ambos.

-¿En qué piensas? -preguntó Kibum de pronto sin sacar la vista de su dibujo, cayendo en la cuenta de que el tiempo transcurrido parecía demasiado como para que Jonghyun estuviera tan callado.

-En ti – soltó Jonghyun con simpleza, girándose apenas para ver al menor.

-Hablo en serio -lo regañó levantando la vista. -No te muevas -le recordó.

-Siempre piensas que no hablo en serio -apuntó el mayor no queriendo sonar herido ni acusador.

-Tengo mi derecho a dudar, ¿no? -soltó Key sin pensárselo. Siguió dibujando aún cuando se dio cuenta de lo dicho, y no levantó su rostro siquiera para regañar a Jonghyun que había dejado su ubicación.

El mayor se acuclilló justo detrás de Kibum, y pasó sus brazos sobre los hombros del menor atrayéndolo a su pecho.

-Lo siento -dijo de pronto, luego de un silencio. -Sé que no es fácil que confíes en mí después de todo -Su tono era bajo, casi un susurro en el oído de Key. -, pero por favor… por favor confía cuando te digo que voy a hacer todo lo que pueda para que confíes de nuevo en mí.

Fue el turno de Kibum para sentir una pequeña explosión en su pecho cuando Jjong le dejó un tierno beso en la mejilla. El moreno había entendido perfectamente el razonamiento de Key, sabía que tenía asuntos que resolver antes de poder (re)comenzar bien las cosas con él, pero no podía pedirle lejanía. Ya había soportado por más tiempo del que le había sido sano.

-Yo... Ya no voy a poder terminar el dibujo...

-¿Podemos quedarnos así? ¿un poco más?

No hubo necesidad de un asentimiento ni de una palabra de aceptación, al cabo de unos minutos los lápices y el block yacían a un lado, Kibum dejándose mimar por el calor de los brazos que lo arropaban y los esporádicos besos que recaían en su mejilla en intervalos dulces. Sólo el frío de la noche cayendo sobre Seúl los hizo caer en cuenta del tiempo transcurrido.

Bajaron las escaleras en silencio, uno que se prolongó mientras seguían su camino por el ascensor y aún cuando se adentraron en la casa del menor.

Kibum se dirigió a su habitación para dejar allí lo que había llevado consigo para dibujar, mientras Jjong aún sumido en el silencio se sentó en el sofá mirando hacia todos lados y observando cada pequeño detalle como si fuera la primera vez que estaba ahí.

El rubio volvió haciendo notar su regreso carraspeando audiblemente, lo que de todos modos no había sido necesario, pues Jonghyun sabía exactamente dónde estaba. En ningún momento había dejado de seguir el sonido de sus pasos.

-¿Quieres algo? ¿Tienes hambre? ¿Sed?

Por cada pregunta hecha por Key, Jonghyun movía su cabeza en negación. El rubio se le quedó mirando sin saber qué hacer. Había tenido la esperanza de que Jonghyun hubiera respondido que sí al menos a uno de sus ofrecimientos y así poder retrasar un poco más su acercamiento, no quería parecer desesperado…

Pero, a esas alturas, ¿qué más daba reprimirse lo que sentía?

Bastó que Jonghyun, aún sosteniéndole la mirada, abriera sus brazos en una muda invitación para que él con la lentitud de alguien que aún con miedo ha decidido lanzarse a lo desconocido se acercara y rodeara al moreno con sus propios brazos, hundiera su rostro en el pecho ajeno y se dejara acunar por Jonghyun quien no cabía en sí de alivio y júbilo, casi haciéndole imposible la tarea de respirar y mantener su pulso. Sería un trabajo largo el hacer que Kibum volviera a confiar plenamente en él, pero ciertamente valdría la pena.



Habían permanecido así hasta que ambos se rindieron al cansancio. A decir verdad, dormir en un sofá no era lo más cómodo del mundo, pero despertar con Kibum entre sus brazos era más que suficiente compensación.

Sin despegar sus brazos del cuerpo del rubio miró a su alrededor como si necesitara de mirar algo que no fuera la persona que sostenía y que lo hacía pensar que estaba soñando. Necesitaba algo que le dijera que todo era real y que no iba a despertarse de un momento a otro sin esperanzas y sin Kibum.

Como si la hubiera llamado con su necesidad de realismo, Miniki soltó un pequeño maullido desde bajo del sofá. Eso era más de lo que había pedido, ni en su peor pesadilla vería reunido en un espacio tan reducido como el cuerpecito de la minina tanto coraje como el que ella parecía tenerle a él. ¿Era siquiera posible que una gata estuviera enojada –vaya a saber quién el por qué –con él?

Fuese como fuese, Miniki soltó otro maullido que comenzó a preocupar al moreno pues de seguir así despertaría a Kibum. Pero contra su propia voluntad, fue su estómago, más preocupado por otras necesidades que por proteger el sueño del menor, lo que lo despertó.

Jonghyun lo calló con una leve reprimenda mental, que luego se convirtió en una queja cuando escuchó la voz del menor.

-Tiene hambre –dictaminó Kibum con voz risueña, todavía adormilado.

-No es nada –dijo él restándole importancia al hecho de no haber comido desde el almuerzo del día anterior.

-Lo decía por Miniki –aclaró el menor con una risilla. -Yo también tengo hambre. Prepararé algo –avisó poniéndose de pie, pero viéndose imposibilitado al sentir la mano del moreno sujetándolo por la muñeca.

-No –oyó una súplica monosilábica de los labios del mayor.

-Aunque no lo creas, este cuerpo no se mantiene sólo de aire, Jjong –sentenció riendo y jalando del enganche para arrastrarlo consigo hacia la cocina. Se rindió cuando vio que no conseguiría sacarlo del sofá. –Espérame aquí, iré a alimentar a Miniki, ya vuelvo.

Sin que pudiera objetar, o siquiera pensar en hacerlo –ya se imaginaba a la fiera amarilla mirándolo con esos ojos que lo asustaban de una manera perturbadora y amenazante, advirtiéndole que se abstuviera de sugerir siquiera que su dueño la dejara de atender por estar en su compañía –Kibum se encaminó hacia su habitación seguido de cerca por la criaturilla que se había convertido en amiga y confidente, y volvió minutos después para comenzar a moverse por la cocina en busca de algunos ingredientes.

Era temprano y el sol aún se negaba a tener que levantarse y hacer su brillante aparición por lo que llegados a un punto debieron encender la luz, Key dejó lo que tenía en las manos para restregarse los ojos y estirarse un poco. Él tampoco había estado de lo más cómodo en el sofá, pero no tenía muchas quejas que hacer pues tampoco era que fuese una tortura dormir entre los cálidos brazos del mayor que en esos momentos lo miraba como la figura más desaliñadamente hermosa que podía existir a esa hora de la madrugada.

-Dime en qué te ayudo –ofreció al sentirse innecesario en la estancia mientras Key se movía por todos lados, obviamente habituado con su entorno.

-En nada, siéntate. No voy a hacer nada elaborado a esta hora, así que no tardo mucho.

-¿Sabías que tienes un serio problema? –soltó de pronto llamando la atención del menor que se detuvo en sus pasos para darle la cara con el ceño levemente fruncido.

-A problem? –preguntó auscultándose a sí mismo en búsqueda de lo que Jonghyun pudiera llamar un “problema”.

-Sí –sentenció él con la sonrisa bailándole en los labios. –A problem –se burló haciendo que el rubio levantara sus cejas. -Das demasiadas órdenes. Déjame ayudarte –pidió acercándose y quitándole los utensilios que llevaba en las manos.

-Pero-

-Siéntate. Dime dónde está todo y yo cocino.

-No es como si hacer un par de sándwiches sea gran cosa –se burló de regreso, yendo hacia el refrigerador por algunas cosas que le entregó a Jonghyun.

En el tanto que el mayor se encargaba de preparar los sándwiches, Kibum se encargaba de los cafés.
Sentados junto a la isla en medio de la cocina del menor comieron apenas dirigiéndose una que otra mirada furtiva y, sin querer, coordinada que por una razón desconocida los hacía reír. Felicidad. De esa pequeñita que espera por brotar como las flores en primavera. Parecía como si hasta respirar fuera más simple de lo que les era hasta una semana antes.

Al acabar de comer, se quedaron sobre los taburetes mirándose a los ojos y sin decir mucho. Una que otra palabra de “aún tengo sueño”, una que otra sobre lo pésima idea que había sido quedarse dormidos sobre el sillón… una que otra sobre el nulo arrepentimiento que tenían sobre eso último.

-Gracias –susurró Jonghyun, ya de regreso en el sillón, con su cabeza en el hombro ajeno y sus dedos jugueteando con los larguiruchos dígitos del rubio.

-¿Ahora por qué? –cuestionó Kibum entrecerrando los ojos al sentir los rayos de luz que hacían aparición entre los edificios de concreto.

-Por esto –musitó dejando de mover los dedos del menor y sosteniendo con seguridad la mano entre la suya. –Por dejarme estar aquí… por dejarme estar contigo –continuó, separándose del hombro en el que se había apoyado para mirar a Key a los ojos, percatándose de que los tenía cerrados.

Con su mano libre acarició la mejilla de Kibum, quien se forzó a abrir sus orbes para toparse con la dulce mirada del moreno.

Como en una sincronización sin palabras, ambos recostaron sus cabezas sobre el respaldo del sofá, nunca perdiendo de vista las pupilas ajenas, como temiendo a perder una conexión recién descubierta, frágil e invisible.

-Voy a irme para que descanses –avisó Jonghyun en un susurro.

Kibum no pudo evitar sonreír y rolar los ojos mentalmente. El día anterior lo había visto casi palidecer cuando le pidió que se fuera y ahora se estaba queriendo ir cuando él siquiera lo había corrido. Se preguntó si en algún momento acabaría por entender cómo era que se sucedían los pensamientos bajo aquella cabellera castaña.

-Ya no tengo sueño –mintió, guerrilleando para mantener sus ojos abiertos. Jonghyun sonrió, medio divertido, medio enternecido, y separó sus manos con el solo fin de acariciar su mejilla y acomodarle el cabello que caía sobre su frente.

Si fuera por él se hubieran quedado así el resto de la vida.

Debía de ser media mañana porque el departamento ya se encontraba totalmente iluminado con esa luz clara de cuando el sol aún no alcanza lo más alto del cielo.

A Kibum realmente se le espantó el sueño cuando vio a Miniki aparecer de la nada y saltar en el sofá ubicándose en el espacio que había quedado entre ellos. Bajo la mirada de su dueño y la sonrisa con sorna de Jjong, la felina se dio un par de vueltas en el lugar, acomodó perezosamente la superficie y se recostó como si nada, enrollando su cola entorno a sí misma y cerrando los ojos en clara muestra de que no tenía intenciones de salir de ahí muy pronto.

Kibum miró a Jonghyun sólo por ver su reacción, pero lo único que hacia él era sonreírle de una manera casi estúpida, pero que de todas maneras él no hubiera tachado como tal. El moreno, por su lado, hacía nota mental de que eso no era más que la muestra de lo que sería su relación con Miniki de ahí en adelante, pero no se iba a dejar amedrentar, más que una guerra esa iba a ser más bien como una paz armada. Bastante cómica por lo demás.

De pronto, tres golpes en la puerta los llamaron automáticamente a mirar hacia el rectángulo de madera. Kibum conocía esos golpes pero esperaba que se estuviera equivocando.

-¿Esperas a alguien? –preguntó Jonghyun más por un hecho de incitarlo a atender a quien fuera la persona del otro lado, ya que Kibum no se movía y ya habían golpeado una segunda vez.

Se levantó musitando un poco sonoro “no” y caminó hacia la puerta rogando porque no fuera quien estaba en sus pensamientos, abriéndola sólo para verlos materializados.

-Taemin –soltó entre dientes y a modo de saludo.

-Key –devolvió el menor. -¿Por qué no contestas tu celular? Mamá está… preocupada. ¿Interrumpo? –preguntó automáticamente al entrar en el departamento y percatarse de la presencia del mayor en el lugar.

-No… yo… Yo sólo vine a preguntarle algo a Key y… y ya me iba –mintió viendo la cara de Kibum y la muda petición que éste le hacía.

Miniki se levantó también del sofá y correteó hacia el menor gimiendo apenas un maullido que bastó para que Taemin la tomara entre sus brazos.

-Qué grande estás, Mini-Key –le comentó a la minina que se dejaba acariciar bajo el mentón ronroneando gustosa.

–Nos vemos, Taemin, que estés bien –se despidió Jonghyun pasando por su lado hacia la puerta.
-Nos vemos –replicó éste dirigiendo su mirada al mayor.

-Cualquier cosa me preguntas –soltó el rubio hacia Jjong a modo de comentario casual y contextual.
-Sí… claro. Cualquier cosa te pregunto. Gracias.

Taemin no era tonto y se había dado cuenta de que algo pasaba ahí desde el momento en que el rostro de Jonghyun casi se desfiguró al verlo entrar. Algo bueno, para ser más concretos. Y aunque el menor no hubiera sido muy bueno en las deducciones, ese último “gracias”, repetitivo para Key, pero necesario de verbalizar para el mayor, fue lo que acabó por delatarlos. Nadie agradece con tanta sinceridad, ni con tanta firmeza. A nadie le brillan tanto los ojos cuando se le agradece algo, tampoco. A menos que le hayas salvado la vida alguien, tal vez.

Quizás se las habían salvado mutuamente. No de un modo literal, claro.

Pero como de momento su tío parecía estar reacio a compartir lo que había pasado/ estaba pasando/iba a pasar a él no le quedaba más que ser el sobrino molestoso y entrometido que Key tanto quería.

-¿Y qué quería Jonghyun tan temprano?

-La pregunta es que haces tú aquí tan temprano.

-Son las once de la mañana, Key. Lo que lo hace temprano para la visita de un vecino, pero no de un familiar –señaló alzando una ceja.

-Como digas. ¿Qué haces aquí sin siquiera llamarme?

-¿Desde cuándo tengo que llamar para venir a visitar a mi tío favorito? –preguntó con cara de inocente dejando a Miniki de regreso en el suelo.

-Taemin, soy el único que tienes.

-Pero no por eso dejas de ser mi favorito. Y… no viene al caso que te llamara. Mamá lo estuvo intentando desde ayer en la tarde y no contestabas. Sería bueno que le devuelvas al menos una llamada o la vayas a ver. Dijo que la última vez que hablo contigo sonabas raro –acotó el menor fijándole la mirada con los ojos entrecerrados.

Recién en ese momento recordó su celular en la mesa de noche a un lado de su cama que para esa hora ya se debía de encontrar hasta sin batería.

-Iré a verla y aprovecho de llevarte. Voy a darme una ducha. Haz lo que quieras en lo que salgo.

Kibum avanzó por el pasillo en dirección a su baño, pero sus pies se detuvieron inmediatamente cuando oyó a su sobrino hacerle una pregunta inquisitiva desde la cocina.

-¿Vino preguntando por una taza de café para el desayuno?

Sabía que algo se le había olvidado hacer. Recoger lo que habían usado para comer.

-No seas entrometido, Taemin. ¿Qué tiene de malo tomar desayuno con un amigo?

-¿Qué clase de amigo?

-Taemin…

-¿Qué? Sólo estoy haciendo una pregunta. No quiero después atreverme a tomar desayuno con alguna clase de amigo que pueda molestar a Minho. Tengo que asegurarme que sea un tipo de amigo con el que no haya malos entendidos.

-Me voy a duchar, salgo en 15 –anunció el mayor tajando la conversación y dándose media vuelta.

-Vamos, Key. Está bien, asume que no vino a preguntarte nada y que estaba aquí por otra cosa. Cuéntame qué.

-No hay nada que contar –dijo cerrando la puerta, dejando al menor con un puchero suplicante en los labios.

Quisiera o no, ya sabría cómo sacarle la verdad a su tío.



-Keey~.

-¿Qué pasa ahora, Taemin? –preguntó mientras caminaban rumbo a la Vespa.

-Cuéntame –urgió directo al grano.

-Ponte el casco –ordenó entregándole el objeto y haciendo caso omiso.

-Cuéntame –repitió en lo que era nada menos que una súplica con el ánimo de sacar de quicio a Kibum y que este terminara soltando toda la historia que Taemin ya se hacía en su cabeza, pero que quería corroborar.

El timbre de su celular ayudó al mayor a esquivar la petición. Su bandeja de entrada señalaba un nuevo mensaje, el que sólo se dispuso a abrir luego de volver a urgir a su sobrino por el casco.

De Jonghyun

¿Es mucho pedir que vuelvas temprano?
Me has dado demasiado como para que
me contenga de pedir más :c

¿Podía catalogarlo de osado y abusado? Claro que podía y lo estaba haciendo en esos momentos, pero no en un modo de disgusto. Un pedacito de él se regocijaba en su interior por el mensaje.

Para Jonghyun

Sí, es mucho pedir. He pasado mucho
tiempo contigo esta semana, necesitas
descansar de mí y yo necesito descansar
de ti. Nos vemos… luego. ;) K

¿Que si quería jugar un poco? A eso también se le podía responder con un claro sí. Tanto su inconsciente como su consciente tenían bastante asumido el hecho de que eso no era más que una etapa de prueba y sabía, como también lo hacía Jonghyun, que la prueba definitiva aún no llegaba, pero que no estaba muy lejos de ocurrir. Aún así iba a disfrutar lo que pudiera de aquello que tenían. 

De sentirse cálidamente querido, de volver a pensar en un alguien que no fuera para el momento, de poder decirse a sí mismo con libertad que no había otra cosa que hubiera añorado tanto como tener de regreso a Jonghyun… porque por dentro asumía perfectamente que, aunque creyó que lo había sacado de su vida y que había aprendido a vivir sin él, todo parecía haber sido en vano.

Se subió a su motoneta aislándose de la eterna pataleta de su sobrino a través del casco. Decirle a Taemin que había decidido darle una oportunidad a Jonghyun sería como contarle que la película de su actor favorito estaba en esos mismos instantes siendo estrenada en el cine. Ya se imaginaba la hiperventilación y las frases autosuficientes de su adorado sobrino.



Tal como se lo esperaba también, su hermana más que preocupada se encontraba totalmente dispuesta a darle una reprimenda y a recordarle que por muy crecido que estuviera seguía siendo su hermano menor y que si no hubiera tenido noticias suyas para ese día habría llamado a la policía.

-Por enésima vez, tú también puedes ir a verme a mi departamento –se defendió el rubio. Siendo abatido por el siempre despierto Taemin.

-Agradece que no fue ella la que fue a verte hoy por la mañana –soltó el menor rumbo a su habitación.

-¿Por qué? –preguntó BoA.

-Por nada –dijo intentando sonar lo más despreocupado posible. Lo que no resultó cuando Tae decidió volver a la carga.

-Pregúntale con quien tomó desayuno… si es que no algo más –lanzó desde la escalera el menor para luego correr a encerrarse a su cuarto.

Kibum estaba rezando internamente a cada Dios existente para que su hermana no hubiera oído lo último ya que de todos modos el comentario estaba fuera de lugar. Todo contacto estaba limitado… hasta solucionar ciertos asuntos.

-¿Con quién tomaste desayuno?

-Con nadie BoA, con suerte tengo la compañía de Miniki, ¿con quién iba a tomar desayuno?

-No es como si tu gata hiciera mucha compañía –comentó su hermana rolando los ojos y siguiéndolo hacia el living, que era el rumbo que Kibum había tomado para escapar de su mirada escrutadora.

-¿Cómo estás?

Su hermana dio un suspiro y se arrojó sobre el sillón más cercano.

-Cansada, pero bien –le sonrió. -¿Tú? Supongo que tienes todo listo para volver a clases.

-Sí, mamá –le dijo en un tono monótono molestando a su hermana y a la vez mintiendo, pues no había dedicado un solo segundo a pensar en el regreso a clases. De momento tenía otras prioridades.

La mayor ya iba a rechistar por el tono usado, pero el sonido de un nuevo mensaje en la bandeja de entrada del móvil del rubio la interrumpió. Kibum se levantó casi como de un salto desde el sofá al sentir el celular en su bolsillo, sacándolo enseguida para percatarse de que no tenía uno sino dos mensajes. El primero había llegado mientras conducía, así que lo más probable era que no lo hubiera escuchado.

De Jonghyun

¿Ya te cansaste de mí? :C

Tuvo que abstenerse de soltar una risilla al leer el mensaje. ¿Qué pretendía con aquellas caras tristes? Cada vez que veía una se lo imaginaba haciendo un puchero y eso no lo hacía más que causarle risa en lugar de compasión.

-¿Qué pasó? ¿Quién te escribe? –preguntó su hermana al verlo sonreír.

-¿Te pregunto yo quién te escribe a ti? Muere de vieja, BoA.

-Kim Kibum-

-Aish. Es Onew, quiere saber si estaré en casa hoy por la noche –mintió descaradamente. Hace dos días que no tenía noticias de su amigo y siquiera se había molestado en llamarlo. Esperaba que cuando se decidiera a hacerlo no recibiera malas noticias.

-¿Por qué no le dices que venga para acá? Preparamos algo para cenar y comemos todos juntos. Creo que Taemin dijo que Minho vendría también.

-Es que… -dos segundos le bastaron para soltar lo primero que se le ocurrió y no quedar en evidencia. –quiere conversar algunas cosas… no creo que quiera que todos escuchen.

-¿Es demasiado personal? No creo que vaya a molestarle si otras personas le pueden dar una opinión.

-Es muy personal –se apresuró a aseverar. –No creo que… se sienta cómodo.

Boah asintió, entendiendo que si Jinki no quería que nadie se inmiscuyera en sus asuntos estaba en todos su derecho. Mientras tanto, su hermano revisaba el segundo mensaje.

De Jonghyun

Sé que lo he dicho ya mil veces,
pero una más nunca sobra. Prometo
no defraudarte otra vez. No te canses
de mí, por favor.

Ni un rastro de caras tristes que le causaran gracia, ni una pizca de broma en las palabras. Pensaba que en algún minuto se cansaría de oírle decir que no lo volvería a defraudar. Si bien le había dado una oportunidad no esperaba promesas que como cualquier palabra podían irse tal como habían llegado: con el viento. Kibum esperaba por hechos, pero para eso habría que esperar, y era más que nada a eso a lo que estaba dispuesto.

Para Jonghyun

No puedo cansarme de alguien apenas
unos días de tenerlo de regreso. Espera
eso para cuando ya te haya soportado
un mes. Haha. See ya tonight.  ^^ K

Al otro lado de la línea, una sonrisa aparecía en el rostro de Jonghyun mientras las mariposas que parecían haberse quedado dormidas por algún tiempo, volvían a desplegar sus alas y a remecer con más fuerza y calidez el interior del castaño.

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