Dice el dicho que no hay plazo que no se cumpla ni deuda que no se pague, y así como se había ido… Sekyung debía volver. Era hora de arreglar la situación.

Jonghyun manejaba con más cuidado del que ponía a diario, las manos le sudaban y ni la música en la radio lo distraía. El objetivo era uno, pero parecía como si tuviera que sortear mil tareas para alcanzarlo. No iba a ser fácil, pero era más que necesario. Prioritario.

Estacionó y bajó del auto como si llevara hierro en los zapatos, caminar hacia la salida de pasajeros era casi una batalla y se repetía a sí mismo que no podía ser tan cobarde.

Caminó con las manos en los bolsillos y mirando al suelo hasta la puerta por la que debía de salir la chica. Parecía arrastrado a pagar sus culpas. Esperó de pie allí, balanceándose en sus talones aún con las manos escondidas y levantando el rostro de vez en cuando para buscar nociones de la castaña entre la multitud. Dejó salir un profundo suspiro al imaginar cómo sería la reacción de Sekyung tras lo que tenía para decirle. Estaba seguro que por lejos era el peor recibimiento que la chica podría tener, pero dilatar más el asunto empeoraría lo que él ya había retrasado tanto, y lo que no estaba dispuesto a retrasar ni un minuto más.

Aún así, su corazón se saltó un latido cuando escuchó su nombre con esa voz tan conocida y luego vio a quien había sido su novia por aquellos dos últimos años saltar con una sonrisa en la cara acercándose a él. Se sentía un poco como si le hubieran dado a tragar veneno a sabiendas de que iba a morir.

La castaña se acercó a él carismática y esperanzada por volverlo a ver luego de sus semanas de ausencia en el país vecino, y se abalanzó a él pasándole los brazos por el cuello dispuesta a besarlo, pero él no hizo más que darle la mejilla y abrazarla en recibimiento.

Ella misma lo excusó para sí, diciéndose de que debía estar cansado. Un segundo pensamiento, algo más alejado y solapado le preguntaba de qué si estaban en vacaciones.

-Tengo que ir por mi maleta –comentó intentado no perder el ánimo.

-Vamos –asintió él, dejándose guiar.

Luego de varios minutos de espera en un silencio que la castaña no se esperaba para su regreso, la maleta apareció en la cinta de equipaje. Jonghyun la tomó y se encaminaron hacia el auto que él había aparcado a la salida del aeropuerto, y mientras ella ocupaba lugar en el asiento del copiloto, el moreno cerraba la puerta del maletero exhalando un último suspiro pesaroso.

Sekyung encendió la radio poco después de que Jonghyun pusiera el auto en marcha, la música llenando el silencio casi sepulcral que se tendía en el interior del vehículo.

-¿Dónde vamos? ¿Me tienes alguna sorpresa? –preguntó ella al momento de darse cuenta de que Jonghyun había tomado un camino que no los llevaba directamente a la casa de sus tíos. Ese era el camino largo y ya le costaba manejar el nerviosismo de anticipación que la embargaba. Algo andaba mal y no había que ser muy perceptivo como para reparar en ello.

-Yo… No, no vamos a ningún lugar. –Jonghyun buscaba palabras sutiles para continuar, pero no habían maneras lindas de decir lo que quería. Se estacionó a un lado de la carretera y apagó la radio.

-¿Qué pasa, Jjong? –El susto apoderándose de cada silaba pronunciada.

-Sekyung, tengo… tengo que decirte algo.

Silencio.

Ella no quería adelantarse a nada, comenzando a sentir un escalofrío tomándola por sorpresa. Para nada una buena señal.

Él afirmó sus dos manos en el volante, casi como si al no hacerlo fuera a perder el equilibrio o la fuerza. Miró directo hacia al frente, como si su visión pudiera traspasar el vidrio más que metafóricamente hablando. No quería verla, no quería ver como sus decisiones la dañaban. Pero no podía seguirse dañando él… ni a la persona que amaba y que estaba seguro no podría volver a dejar ir.

-Sekyung, yo… no puedo seguir contigo.

Más silencio.

-Te quiero mucho, pero eso no es suficiente. No es suficiente para mí, ni lo es para ti. Te mereces algo más que eso –susurró.

Se atrevió apenas a mirarla al notar que no decía nada.

A duras penas ella contenía las lágrimas. Jonghyun no podía estarle haciendo eso.

-¿Por qué… por qué no me dijiste eso mismo antes de venir a Corea?

-Yo… -¿Qué respuesta iba a darle? Antes todo era confuso y ahora esa parte de su vida parecía apenas un paréntesis.

-¡¿Por qué?! ¡Respóndeme, Jonghyun! –Un grito desesperado con el que dejaba de lado la poca calma que le quedaba.

-Sekyung, por favor, escucha-

-¿¡Qué tengo que escuchar, Jonghyun!? –sollozó ella, ya venciéndose ante el mar que esperaba por desbordar de sus ojos. –¿Qué me vas a decir? –intentó calmarse a sí misma limpiándose las lágrimas que habían recién comenzado y no parecían querer acabarse. –Jonghyun, te seguí aquí porque no quería perderte, porque te amo y porque creí que apoyándote estaría todo bien, que podríamos mantener nuestra relación fuera como fuera. ¿Cómo es que parece ser que todo salió al revés? ¿Cómo?

-La culpa no es tuya Sekyung… La culpa no es de nadie más que mía.

-¿Y se supone que eso tiene que consolarme? Deje todo por ti, ¿y esto es lo que conseguí? En serio que esto… -cerró sus ojos con fuerza intentando de una vez por todas detener el llanto. -¿Por qué ahora?

-Sekyung… –pronunció casi en una negación tácita que ella no quiso aceptar.

Iba a ser masoquista tal vez, pero necesitaba saber por qué Jonghyun la estaba dejando. Por qué se había tardado tanto en darse cuenta que no la amaba, o por qué había decidido esperar hasta ese momento para decirlo.

-No, Jonghyun. Quiero saber. Por qué.

-Yo… amo a otra persona.

-¿La conozco? –Ya había empezado, ¿qué le costaba dañarse otro poco?

-Sekyung, no hagas esto.

-¿La conozco?

-Sí, lo conoces.

Jonghyun no pudo ni quiso ver la expresión al escuchar la afirmación y la corrección de género. Esto iba a ser peor de lo que había esperado. ¿Podía eso siquiera ser posible?

-Lo… -repitió ella como si necesitara hacerlo para que Jonghyun le dijera que había escuchado mal. Pero Jonghyun no la corrigió. Una risa nerviosa se escapó de sus labios. -¿Me vas a decir ahora que eres… que eres gay? En serio, Jonghyun, si quieres que me vaya, estoy segura que-

-Sí, soy gay. Amo a otro hombre. No te estoy mintiendo ni te lo digo porque quiera hacerte sentir peor, Sekyung. Es la verdad.

La castaña no podía quitarle los ojos de encima, estupefacta por la aclaración. ¿Quién era él? ¿Dónde habían dejado al Jonghyun que había conocido un par de años antes? ¿En qué minuto había pasado todo eso?

-¿Es una broma, cierto?

-No, Sekyung.

-¿Quién es? ¿Lo conociste acá? ¿Te lo presentó Lee?

-No metas a Lee, él no tiene nada que ver en esto.

-¡¿Entonces?! Jonghyun, me fui… ¿cuánto? ¿Semana y media? ¿Dos semanas? Vuelvo y me encuentro con que a quien creí conocer, a quien por cierto, fue mi novio por dos años, le gustan los hombres. ¿Cómo es que eso puede pasar de un momento a otro sin que me dé cuenta?

-No… no fue de un momento a otro, Sekyung.

-Entonces, ¿cuándo? ¿Cuándo, Jonghyun? ¡Ayúdame a entender cómo mierda es que esto me está pasando sin siquiera darme un minuto para pensar!

-Esto es desde antes… Mucho antes de conocerte siquiera.

Y esa aseveración dolió, dolió mucho más que la primera. ¿Había creído conocer a alguien y la verdad era que no era así? ¿Jonghyun no había cambiado sino que ahora estaba mostrando su verdadera cara? ¿De qué carajos iba todo aquello?

-¿Y yo qué fui entonces? ¿Te serví de coartada, Jonghyun? ¡¿Me usaste todo este maldito tiempo?!

-¡No! Claro que no, Sekyung por favor no malinterpretes todo-

-Es que no estoy malinterpretando nada. Por Dios, estás diciéndome que te han gustado los hombres todo este tiempo, pero a la vez estabas conmigo, ¡¿qué esperas que piense?!

Jonghyun se fregaba la cara con los dedos desesperados. La entendía, profundamente la entendía, y sentía que por lo mismo le debía sinceridad.

-Sekyung, escúchame, ¿sí?

-¿Qué más tengo que escuchar? ¿Qué más, Jonghyun?

-Necesito que me escuches, necesito que entiendas que nunca te utilice ni fue esa mi intención. ¿Puedo?

Luego de unos segundos de duda, poniendo en tela de juicio cuán beneficioso o cuán dañino podría ser lo que él tuviera para decirle, se decidió a asentir, disponiéndose a cualquier cosa.

-Yo conocí a alguien cuando mis padres se mudaron a Daegu… -comenzó Jonghyun a relatar. -Me enamoré de alguien que mi padre no aprobaba, pero que soportaba. Él decía que era una fase de adolescente hormonal y que ya se me iba a pasar.

-Ese alguien era un hombre –asumió Sekyung y Jonghyun asintió.

-En ese tiempo, solía pensar que mi padre sabía perfectamente lo que era bueno para mí, así que una vez que acabé la escuela seguí su consejo de irme a Japón a estudiar Leyes, y…

-Y terminaste con él –volvió a asumir, y Jonghyun volvió a asentir. Por alguna razón, Sekyung sentía que otra vez las lágrimas que tanto le había costado detener volvían a agolparse presurosas por salir de sus ojos. Pestañeó seguido intentando controlarse.

-Lo dejé y, no contento con eso, dejé que me viera con otra persona, con una chica, para que supiera que lo nuestro no podía ser. Me fui a Japón, dispuesto a olvidarme yo también de él y mientras pasaba mi tiempo allá te conocí.

Sekyung miró hacia otro lado, evitando los ojos del moreno. Sentía que no podría sostenerse por más tiempo.

-No voy a decirte que sentí amor a primera vista. Sabes bien que lo que sentí por ti se fue dando. Teníamos tantas cosas en común, tantos gustos parecidos, los mismos intereses-

-Teníamos –repitió ella a modo de recordatorio personal. Ahora todo sería en pasado para ellos. -¿Entonces… nunca me amaste? –se encontró preguntando.

-Sekyung, yo aún te quiero y te valoro mucho-

-Pero no me amas.

-No.

Y aunque el tono empleado había sido bajo, no había duda en la negación. Estaba todo dicho.

-Abre el maletero. Necesito sacar mis cosas.

-Voy a llevarte a casa –replicó él.

-No es necesario. No quiero que me lleves.

-Pero quiero hacerlo. Sekyung, por favor.

-No, Jonghyun, por favor –dijo en tono corrector. –No me hagas esto más difícil. Ya hiciste tu elección. Abre el maletero.

Jonghyun soltó un suspiro y salió del coche.

-No tienes por qué irte sola a casa. Puedo llevarte –le repitió ayudándola con el equipaje.

-No soportaría un viaje hasta la casa de mis tíos junto a ti. Terminaría rogándote que te quedes a mi lado aún cuando… aún cuando no me ames, y eso… no me lo puedo permitir. No me lo hagas más difícil.

Jonghyun asintió, finalmente entregándole la maleta.

-Sólo… sólo tengo una pregunta.

Él esperó, asumiendo que fuera lo que fuera lo que quisiera saber la castaña, se lo respondería con la verdad.

-¿Te has vuelto a encontrar con él, cierto?

Soltando su labio inferior que siquiera se había dado cuenta que tenía aprisionado musitó un sí que a ella le pareció aclarativo y final. Asintió a modo de sopesar la respuesta.

-Supongo que es un adiós, entonces.

Tomó sus cosas y se dispuso a caminar en busca de un taxi que la llevara a casa de sus tíos.

-Sekyung –la llamó él cuando ella ya llevaba cierta distancia. –Hasta pronto.

Ella apenas se giró a verlo, no quería que él reparara en cómo sus lágrimas habían vuelto a derramarse. Asintió nuevamente antes de voltearse y detener un taxi.
Se fue sin volver a darle otro vistazo.

* * *

Cuando Lee volvió a su casa, aparentemente lo último que se esperaba era encontrarse a su mejor amigo en la puerta de ésta en las deplorables condiciones en las que lo encontró.

-Eres un pésimo mejor amigo –lo recriminó Kim cuando lo vio llegar junto a Yonghwa, quien lo miraba cómo preguntándole qué deberían hacer.

-Ayúdame a levantarlo.

-Suéltenme –se quejó el moreno, denotando un olor a soju que era claramente lo que lo había dejado así.

-Kim  no te pongas idiota –lo regaño el menor de los Jonghyun. –Siéntalo en el sofá –le indicó a Yonghwa.

Mientras, él se fue a por un café cargado que estaba seguro era lo que Kim necesitaba en esos momentos.

-Supongo que querrá hablar contigo… si es que puede –le comentó su pareja cuando hubo salido de la cocina con una taza humeante en las manos.

-Supongo que sí –concordó echándole un vistazo al bulto tambaleante que yacía sentado en su sala.

-Me voy entonces, los dejo solos –se despidió dejándole un beso corto en los labios. –¿Estarán bien?

-Sí, sí. No te preocupes.

-Bien. Nos vemos mañana, entonces.

-Nos vemos.

-Adiós, Kim.

Ambos escucharon que el aludido murmuraba algo entre dientes que supusieron fue una despedida. Lo fuera o no, Jung le dio otro beso a Lee y salió de la casa.

-A ver, Kim. ¿Y ahora, por qué soy un mal amigo? –preguntó acercándose y depositando la taza en la mesa de centro mientras acomodaba bien a su amigo para poder sentarse a su lado.

El moreno no respondió.

-¿Qué es lo que está pasando, Kim? Déjame ver, ¿tiene que ver con Kibum? ¿Cómo te fue en Daegu?

-Me… me fue bien en Daegu.

-Tómate el café –demandó el menor. -¿Entonces…? ¿Por qué estás así? ¿No deberías estar feliz? ¿Qué? ¿Kibum ya te dijo que era un error volver contigo?

-No –tajó con el ceño fruncido, pero pronto volvió a hacer un mohín. –Hoy… hoy fui a buscar a Sekyung al aeropuerto… -Sólo con eso, Lee ya se hacía una idea de lo que estaba pasando, pero aún así lo dejó proseguir. –Le dije que no podía seguir con ella y que… y que amo a Kibum.

-¿Le dijiste que la dejaste por Kibum?

-No, no, no –se apresuró a negar, sujetándose la cabeza como si en ello se le fuera la vida. Eso iba a ser una fea resaca al día siguiente.

-¿Pero le hablaste de Kibum?

-Sí… pero no. O sea… ¡Aish! Le dije que la estaba dejando por un hombre.

-Auch. Golpe bajo. ¿Sabes que una chica tolera que la dejen por otra, pero no que lo dejen por otro?

-¿Qué querías que hiciera? No quería mentirle, no más. Le hice daño, Lee. Se veía en su cara –sollozó.

-Hey –lo llamó abrazándolo por los hombros. –Quizás, no sea la mejor idea ahora, pero… piensa que… si hubieras tardado más, hubiera sido peor.

-Pero ella estuvo siempre conmigo, Lee, y yo… yo…

-Tú. Tú no la amas, y obligarte a estar con ella por miedo a hacerle daño hubiera sido peor. Sin contar que hubieras estado dañando a Kibum por segunda vez. ¿No piensas en él cuando te apenas por ella? Suena feo, pero tú elegiste a Kibum, y obligarte a ti a ir en contra de tu propia elección sólo hubiera terminado dañándolos a los tres.

-Ella dijo lo mismo –susurró Kim.

-¿Sobre qué?

-Que yo ya había hecho mi elección.

Lee asintió para sí, entendiendo cómo se debió de haber sentido Sekyung sabiendo que eso no bastaba para comprenderla de todos modos, y al mismo tiempo sintiéndose mal por su amigo. Sabía que Kim debía estar pasándolo bastante mal por hacerla sufrir, bastaba con verlo.

Un sonido repentino sacó al pálido chico de sus pensamientos, pero no pareció siquiera romper la inmutable posición del mayor.

-Tu teléfono –le advirtió Lee notando que el moreno siquiera tenía intenciones de tomarlo.

-No quiero contestar.

-Dámelo.

-Lee…

-Dámelo.

Luego de esa segunda demanda, Kim no se vio con ánimo de discernir, así que le entregó el aparato a regañadientes.

-Es Kibum.

-No puedo… no puedo hablar con él así… va a pensar que estoy arrepentido y no es así. Sólo… sólo pasa que soy una mierda.

-No seas tan drástico. Estás haciendo lo que crees correcto.

-¿Y por qué no lo hice antes? ¿Por qué fui tan estúpido, inmaduro? Tan cobarde.

Lee no supo qué más decir para reconfortarlo.

El teléfono había dejado de sonar, pero pronto llegó a él otro sonido que ya no indicaba una llamada sino un mensaje de voz.

* * *

-Emm… Jonghyun, soy Kibum. No viniste hoy, y no contestas el teléfono… Me preocupé un poco… Si pasa algo, llámame… si no, hazlo de todos modos. Bye.

Era la quinta vez que le marcaba  y la quinta que acaba en el buzón de voz con la diferencia que en esa ocasión había decidido dejarle un mensaje.

Soltó un suspiro y luego miró la pantalla de su celular. Definitivamente no iba a devolver el llamado.

-Maldito –farfulló arrojando el celular al sofá, justo en el momento en que una cabellera castaña se asomaba por la puerta.

-Te vengo a ver, ya que no tienes la decencia de llamarme, y ¿así me recibes? –se quejó Jinki sobresaltando al menor.

-Onew –lo recibió el menor acercándose para abrazarlo a modo de saludo. –Lo siento, no era para ti. Debí llamar, ¿cierto? –preguntó con una mirada tierna para buscar el perdón de su mejor amigo… dándose cuenta que debía sentirse igual que él al no recibir respuesta de parte de Jonghyun.

-Sí, debiste. Entonces, ¿a quién tratabas así?

-Yo… eh… a los de la compañía. Ya ves, dan un servicio horrible y luego no quieren responder cuando te quejas.

-Oh, ya veo.

-¿Qué traes ahí? –preguntó para cambiar de tema.

-Sushi –contestó el mayor alzando la bolsa en sus manos. –Pensé que si por alguna razón no me querías ver el sushi te persuadiría.

-¿Cómo no te iba a querer ver, idiota? ¿Nos sentamos en el sofá o vamos a la cocina?

-¿No tendrás problema si accidentalmente mancho tu sillón?

-Por eso digo que en la cocina.

Jinki se rió como no lo había hecho en días, pero al mismo tiempo notaba algo diferente en la atmósfera que rodeaba a su amigo mientras conversaba, decidió esperar a ver si Kibum decía algo por sí solo.

-¿Has hablado con Joon? –preguntó el menor. Había estado preocupado por su amigo, pero había estado tan sumergido en sus propios asuntos que no se había dado siquiera un tiempo para él.

-No –dijo dándole un sorbo a la lata de cerveza a su derecha.

-Pero trabajan en el mismo periódico. ¿Cómo no ibas a hablar con él?

-¡Miau! –se escuchó de pronto venir desde debajo de la silla de Jinki.

Al parecer Miniki quería opinar también y estaba de acuerdo con su amo. El mayor la vió saltar grácilmente hacia la silla de a un lado suyo, y cuando la pequeña subió ambas patas delanteras a la isla ambos rieron.

-Sí –retomó Onew el hilo de la conversación. -, trabajamos en el mismo lugar, pero eso no quiere decir que estemos siempre juntos. Hay más escritores en el periódico, y también más fotógrafos.

-¿Vas a dejar que siga con ese… ya olvidé su nombre… como sea… con él? Jinki estoy seguro que si le pides una oportunidad, Joon te la daría.

-Pero no voy a pedírsela… parece estar bien con él, y no voy a ser yo quien lo eche a perder.

Jinki le acercó un roll a Miniki, dejando que la minina lo olfateara a su gusto.

-¿Entonces, qué piensas hacer? ¿Vas a seguir con Luna? ¿Esperas a que te reconquiste o re-enamorarte de ella?

-No, no puedo ser así de mezquino. La dejé.

La felina amarilla le dio un par de lengüetazos a la comida ofrecida ignorando la mirada de Onew sobre ella que más que observarla pretendía esquivar los ojos perspicaces de Kibum.

-¿Cuándo fue eso? –preguntó el menor abriendo en sorpresa sus ojos.

-Ese día cuando vine a verte, no pude dormir, le di muchas vueltas al asunto y me dije que no podía seguir con ella si no la quería del mismo modo que ella parecía quererme… así que al siguiente día apenas me hice de coraje la llamé y le pedí juntarnos.

-¿Cómo reaccionó? –indagó Kibum, pensando en alguien más.

-En un comienzo, no muy bien… pero entendió que no podía estar con ella si no la quería. Quedamos en que seremos amigos y que ya no mezclaremos las cosas. Si no funcionó en una segunda oportunidad es muy poco probable que vaya a funcionar si lo intentamos una tercera.

El rubio asintió lento, Onew se atrevía a decir que hasta pensativo, en ese momento se decidió a preguntar.

-¿Pasó algo?

-¿Algo de qué? –preguntó engullendo un roll.

-No sé… Te-

Onew se quedó callado al escuchar golpes provenientes de la puerta.

-¿Esperas a alguien?

Kibum abrió sus ojos en sorpresa y negó con fuerza. Se levantó y rezó todo el camino hacia la puerta porque al abrirla no se encontrara con Jonghyun que finalmente hubiera decidido aparecer.

Luego estuvo seguro de que si hubiese sido el moreno hubiera estado cien veces menos choqueado.

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