El único que parecía no darse cuenta de lo raro que era todo aquello era Woohyun, quien manejaba con una sonrisa en la cara.

A su lado, Kibum iba cruzado de brazos sin decir palabra y preguntándose por qué rayos había aceptado subirse al auto cuando aún estaba enojado con el castaño.

En el asiento trasero, Jonghyun se recordaba a sí mismo el hecho de que él tenía un auto propio y que lo más sano hubiera sido usarlo esa mañana. Pero en lugar de eso, estaba ahí sentado viéndose incapacitado de acoplarse a la felicidad de su tutor.

-¿Por qué no me habías dicho que Jonghyun vivía al lado tuyo?

-Porque no sabía que fueras su tutor... porque siquiera sabía que se conocían, además.

Realmente, Kibum no tenía idea de que Jonghyun era el "pupilo" de Woohyun, se había encontrado a la fuerza con la noticia aquel día luego del teatro.



-¡Kibummie! -oyó una voz que lo llamaba apenas puso un pie fuera del edificio. Su mirada recayó en un castaño reposado en la puerta de un auto y que le agitaba una mano para que lo notase.

Enseguida su mirada cambio de receptor para caer en su otro amigo a su costado.

-¿Tú le dijiste que viniera? -dijo para que fuera sólo audible para Onew.

-Claro que no. Cuando me llamó le dije que lo mejor era que, si tú le habías dicho que no viniera, que no lo hiciera.

-Kibummie -repitió Woohyun que en esos momentos ya estaba en frente de Kibum, abrazándolo, apartándolo de Jinwoon que iba en su otro costado, dedicándole una mirada de superioridad antes de girarse a ver a Jinki. -Hola, Onew.

-Hola, Namu.

-Creí haberte dicho que era mejor que no vinieras, Hyunnie -dijo Kibum mientras se soltaba de los brazos de Woohyun.

-Bueno, ya sabes como soy yo -rebatió con una sonrisa que a cualquiera le hubiera podido parecer adorable.

-Ajá -soltó el otro con un suspiro.

-¿Te llevo a casa? -ofreció el castaño sin dejar la sonrisa.

-No -exclamaron Kibum y Onew al unísono, aunque la voz del mayor parecía ser la más prominente.
Woohyun los quedó viendo a ambos con rostro de incertidumbre.

-¿Por qué no puede Woohyun llevarme a casa, Jinki?

¡Oh, por Dios! En serio, no iba a dejar el enojo.

-Porque... es que...

-Da igual. De todos modos, Jinwoon me invitó a celebrar -notificó el rubio a ambos castaños, acercándose de regreso al pelinegro quien le sonrió complacido antes de darle su propia mirada de suficiencia a Woohyun.

-¿Irán ustedes dos solos? -preguntó casi sonando escandalizado. Aunque el realmente desmoronado era Onew.

Si no había enfrentado antes la conversación con Joon lo tendría que hacer pronto. Más pronto de lo que tenía entre planes.

-Me encantaría decir que sí, pero no, irán los demás chicos de la obra y sus invitados, también -señaló Jinwoon a sus compañeros a su lado y otros un tanto más atrás, aún cerca de la entrada del recinto.

Cuando Woohyun barrió el lugar con la vista, viendo por primera vez a cualquiera que no estuviera en el metro cuadrado de Kibum, reconoció otro rostro al que le pareció raro encontrar allí, pero grato de todas maneras.

-¡Jonghyun! -gritó haciendo que el aludido pegara un salto, al igual que su amigo que no pudo evitar sentirse identificado por el llamado a pesar de estar bastante interesado en la conversación que en esos momentos mantenía con Yonghwa.

Kim había visto llegar a su tutor, pero había rogado por pasar desapercibido para él, cosa que había resultado justo hasta unos instantes atrás, por lo que no tuvo más remedio que acercarse, siendo seguido muy de cerca por su novia que lo miraba perpleja desde que se habían separado de Lee. Intuía que algo le pasaba al moreno, pero no sabía decir a ciencia cierta de qué se trataba.

-Hola Woohyun -contestó intentando sonar lo menos tenso posible. –Te presento a Sekyung, mi novia. Él es mi tutor, Woohyun -agregó, presentando a la chica a su lado quien le ofreció una sonrisa tímida al castaño.

Antes de que cualquier tipo de conversación pudiera proseguir, cierto rubio dio un paso adelante.

-¿Se conocen? -La voz de Kibum notaba perplejidad y más que duda, nerviosismo al interpelar a los dos estudiantes de Música que se encontraban casi en frente suyo.

-Jonghyun es mi... pupilo, si podemos decirlo así -dijo riendo por su elección de palabras. -¿Ustedes ya se conocían?

-Somos vecinos -contestó Kibum.

-Antiguos conocidos -contestó Jonghyun.

Ambos hablaron al mismo tiempo y al verse en un aprieto sólo pudieron quedarse viendo con caras de incertidumbre. Woohyun no hacía mucha diferencia. Menos Sekyung.

-¿Conocidos de dónde?

-Nam, lo siento, pero si te da una respuesta será en otro momento, por ahora, nosotros nos vamos a celebrar -indicó Jinwoon tomando un brazo del rubio para llevárselo del lugar.

Woohyun le tomó el otro brazo a Kibum antes de que pudieran alejarse mucho y lo jaló hacia él.

-¿Dónde van? Supongo que yo también puedo ir.

Antes de que Jinwoon pudiera responderle, Kibum se soltó de ambos y se plantó frente al castaño.

-Woohyun, vamos a un club, si quieres, puedes ir, síguenos en tu auto.

-Pero, yo-

-Yo me iré con Jinwoon, él ya se había ofrecido a llevarme. -La mirada profunda y seria que le dio no daba pie para alegatos. -Adiós -movió su mano en dirección a los demás antes de dar media vuelta y seguir al pelinegro rumbo a su auto.

Además de Woohyun, otros dos pares de ojos miraban con atención y aprensión el hecho de que Kibum se fuera en el carro del actor.



Jjong veía desde el asiento trasero como Woohyun miraba a Kibum cada vez que tenía la oportunidad y como, a pesar de lo agrio que fuera el rubio para contestar, el tono del castaño siempre era dulce.

Las palabras de Lee sobre la cercana relación entre ellos volvían a él en un susurro.

-Realmente todo es una enorme coincidencia. No puedo creer que tus padres compraran la casa de los míos -se dirigió al moreno, sacándolo de sus cavilaciones, viéndolo por el retrovisor del parabrisas. -Y ahora soy tu tutor. Da miedo.

-Sí -coincidió Jonghyun riéndose junto a Woohyun, no con tanto énfasis como él, pero riéndose al fin y al cabo. Aunque ahora que lo pensaba había sido un idiota al no recordar el nombre de su tutor o siquiera el apellido de su familia. En alguna ocasión, el mismo Kibum le había hablado de ese amigo suyo que solía vivir en la actual casa de sus padres. Había sido realmente tonto no recordarlo.

Por otra parte, Kibum se preguntaba si estaría hilando demasiado fino entre los sucesos recientemente conocidos o realmente todo había sido coincidencia. Él recordaba haberle hablado de Woohyun al mayor, y si no era demasiado rebuscar estaba seguro de que Jonghyun pudo haberlo visto aquel primer día de clases cuando Hyunnie había aparecido en el hall del edificio. Aún así, ¿cuál hubiera sido la motivación del moreno para elegirlo?

Ciertamente debía dejarlo pasar. Sólo debían de ser coincidencias. Extrañas pero coincidencias -aunque tampoco eran las únicas si lo pensaba bien-. Tenía que dejar de darle vueltas al asunto.

-Y ahora han vuelto a ser vecinos. No sabes cómo te envidio Kim. ¡Ya sé! ¡Cambiemos departamentos! Tú te vas al mío y yo me voy al tuyo -explicó Nam con una sonrisa en la cara. Parecía bastante feliz con su ocurrencia.

Jonghyun no sabía decir si Woohyun realmente estaba considerando la idea o sólo lo decía en broma. De todas maneras no tuvo tiempo de nada pues cuando menos se lo esperaba, Kibum ya estaba asestándole un golpe en el brazo al chico.

-Si no vas a dar ideas inteligentes, mejor no abras la boca, Nam Woohyun -le regañó.

-Era sólo una idea -se disculpó con un puchero. -¿Viste lo agresivo que es? Yo realmente no te lo recomiendo como vecino -rió.



Cuando Woohyun acabó de aparcar su auto y se adentró en el club, Kibum y Jinwoon ya estaban en la barra esperando por sus tragos. Se acercó a Kibum en el preciso momento que el rubio recibía el suyo y pidió uno igual al mesero.

-Hyunnie, por favor, no quiero berrinches de ningún tipo, ¿okey?

A pesar de la mirada seria de la que estaba siendo víctima, contestó animoso.

-Como digas, Bummie.

Luego de un rato, el pelinegro tomó a Kibum de la mano y lo arrastró hasta la pista de baile, bajo la atenta mirada de Woohyun, quien se estaba reprimiendo por ir a ubicarse en medio de ambos, lo que hubiera sido precisamente lo que Kibum le había dicho que no hiciera: un berrinche.

La sangre comenzaba a hervirle y pensó en pedir otro trago, pero luego se lo pensó mejor, debía manejar de regreso a casa y si la suerte pensaba en algún minuto ponerse de su lado, podría llevarse a Kibum consigo.

En algún momento, los demás estudiantes de Actuación habían llegado al lugar y una de las chicas pidió bailar con el rubio. Woohyun dio un suspiro, al menos podría bajar la guardia por un momento.

Pero cuando te descuidas siempre corres un riesgo.

No había despegado su vista de Kibum en toda la noche, incluso cuando él mismo había entrado en la pista junto a una de las compañeras de Jinwoon, y mucho menos cuando el pelinegro volvió a tomar lugar junto al rubio, pero sólo bastó que alejara sus ojos de Kibum por unos minutos, para que cuando ya hubiera regresado, el chico ya no estuviera.

Al no encontrarlo ni en la barra, ni en la pista, ni en el baño, salió del club y no le gustó para nada lo que vio cuando encontró la silueta del rubio con la de aquel estúpido, como prefería llamar a Jinwoon, tan cerca que hubiera hecho un imbécil de sí mismo si se negaba al hecho de que si no hacía algo pronto aquellos dos iban a besarse.

Sin pensárselo dos veces, se acercó a ambos y sin ninguna señal de anticipación, tomó fuerte a Kibum por un brazo.

-Ya es tarde, nos vamos -le comunicó en voz neutral.

El diseñador comenzó a forcejear para liberarse pero parecía que nada hubiera sido de ayuda para quitarse la mano de Woohyun, quien lo subió a su auto, le aseguró el cinturón y se dirigió a su lado del carro. Si no hubiera sido porque el rubio estaba algo bebido no le hubiera sido tan fácil la hazaña.

No alcanzó a llegar a la puerta cuando fue interceptado por Jinwoon.

-Si no se quiere ir, no lo puedes obligar.

-Pero yo ya me quiero ir y no lo puedo dejar en manos de alguien como tú.

Woohyun dio la conversación por terminada y se dispuso a abrir la puerta del carro.

-No eres su papá, y no voy a hacerle nada que no le haya hecho antes.

La voz del pelinegro fue tan sugerente que no aguantó más y en un sólo movimiento de su puño le intersectó el rostro, arrojándolo al suelo.

-Ya ni eso -le espetó. -Buenas noches, Jung.

Inmediatamente, entró en el auto y a diferencia de lo que esperaba, Kibum no dijo nada, pero por el resto del camino lo único que hizo fue ver a través del parabrisas.

Cuando Woohyun apagó el motor del auto, quedando frente a la entrada del edificio de Kibum, el silencio reinaba más que en ningún otro momento en el trayecto, pero no era como si él supiera qué decir, de todos modos, sabía que fuera lo que fuera Kibum iba a terminar regañándolo.

Al final, no tuvo que esperar mucho más.

-Fuiste un completo idiota.

El silencio volvió a gobernar, pero esta vez no se prolongó y fue Woohyun quien lo rompió.

-¿Lo hubieras besado?

-¿Qué? -preguntó Kibum, desconcertado por el aparente cambio en el rumbo de la conversación.

-Si yo no hubiera llegado, ¿hubieras besado al idiota ese?

Kibum se giró en su asiento para estudiar la expresión de su amigo. Por alguna razón, esa actitud demandante le estaba desquiciando, en todos los malos aspectos posibles.

-Pues sí, lo más probable es que lo hubiera hecho. ¿Algún problema?

Quizás sólo estaba un poco ebrio. Quizás sólo estaba realmente cabreado y por eso actuaba tan altanero. O quizás sólo quería que Jinwoon lo hubiera besado para sacarse de la cabeza tantas otras cosas que traía en mente y que sentía que no podía olvidar siquiera emborrachándose.

-Claro que tengo un problema.

No hubo tiempo de más alegatos, ni altanerías. El rubio había vuelto a ser timado por los rápidos reflejos de Woohyun.

-¡Por la mierda, Woohyun! -gritó Kibum una vez que se hubo alejado del castaño.

-¿No querías un beso? ¿Qué tienen de malos los míos? ¿No son suficiente acaso?

-Sabes que para ti no es sólo un beso.

-¿Entonces por-

-Se acabó, Woohyun. Me voy. Buenas noches.

En menos de lo que pudo notar, ya estaba solo dentro del vehículo.

El rubio se encaminó dentro del edificio mientras el castaño lo seguía con la mirada. No volvió a arrancar el motor sino hasta varios minutos más tarde, cuando se cansó de golpear el volante.



-Primera parada, Facultad de Artes -anunció Woohyun estacionando el carro.

-No sé si darte las gracias o volver a golpearte. De todas maneras, recuerda venir por mí al mediodía, necesito ir a casa y ya que no vine en mi moto -le miró mientras su boca formaba una mueca. -, necesito que me lleves.

-Entendido -indicó el castaño mientras Kibum ya salía del auto.

-Hasta después, Woohyun. Hasta luego, Jonghyun.

¿Así se sentía cada vez que su nombre era dicho? ¿Al menos, sentía lo mismo cuando era su novia quien lo llamaba? Sus pensamientos se llenaban de remordimientos al pensar que la respuesta a ambas preguntas era un no, pero quiso pensar por un momento que el hecho de que lo llamara por su nombre sin rastros de fastidio o falso ánimo era lo que influía.

Pero sabía que eso era mentirse a sí mismo.

Más aún cuando su mente trabajaba tan rápido como para saber si tenía alguna excusa para volver a casa al mediodía y frustrarse al caer en cuenta de que no había ninguna..

-Hasta luego, Key -musitó justo antes de que el rubio volviera a cerrar la puerta.

Y no fue como si Woohyun no lo hubiera notado, pero decidió dejarlo pasar. Jonghyun era la primera persona en todos esos años que llamaba "Key" a Kibum con tanta naturalidad como lo hacía Taemin.

* * *

Luego de su única clase de la tarde, Kibum condujo su vespa hasta el centro de la ciudad. Necesitaba comprarle algunas cosas a Miniki y no se había dado el tiempo sino hasta ese día.

Había decidido que Mini-Key era un nombre ofensivo tanto como para él como para la pequeña fierecilla, pero después de mucho rebuscar no había encontrado nada y había acabado frustrado en su cama con la gatita durmiendo plácidamente sobre su vientre mientras él repetía como un poseso: "Mini-Key, Mini-Key, Mini-Key". Luego de un número considerable de repeticiones terminó pronunciando algo diferente, pero que le gustó. Miniki.

Si se lo preguntaban a él, no era nada creativo, pero le gustaba y, de hecho, era bastante asertivo luego de que la pequeña pareciera preferir la cocina antes que cualquier otro lugar en la casa, luego de la habitación de Kibum, claro está.

En la tienda, consiguió desde un pequeño cascabel, una camita -ya que hasta el momento la gatita había estado durmiendo en un atado de ropas viejas sobre su cama -, y hasta un ratoncillo a cuerda para jugar con ella.

De regreso en el edificio, Key se encontró con Taemin, Jonghyun y el señor Jang conversando en el vestíbulo.

-¡Key! -exclamó el menor corriendo en dirección del rubio.

-Hi, sweetie.

-Vine a ver cómo está Mini-Key.

-Se llama Miniki -lo corrigió el mayor rolando los ojos.

-Hola, Key.

A él también iba a corregirlo, pero se detuvo al darse cuenta que esa estaba pareciendo una guerra sin fin, y por el momento no sentía ganas para guerrillear con causas perdidas.

-Hola, Jonghyun -"de nuevo" añadió para sí.

-Le estaba contando a Jonghyun de la gatita que te regalamos -introdujo Taemin antes de pedirle que lo dejase verla, pero para su asombro, no tuvo siquiera que abrir la boca para ello.

-Es bastante linda, aunque revoltosa como ella sola -dijo Kibum. -¿Quieres venir a verla?

Ni Jonghyun ni Taemin cabían en sí de asombro. De hecho, Kibum tampoco, pero ya lo había dicho y no iba a retractarse. Si lo hubiera hecho no hubiera sabido dar una explicación a su actitud y eso hubiese sido peor.

-Eso... Sí, claro -se apuró Jjong a decir antes de que la invitación le fuera declinada.

-Adiós, señor Jang -se despidió Tae antes de apresurarse rumbo al ascensor. Kibum hizo una reverencia al mayor a modo de saludo general y siguió a su sobrino junto a Jonghyun.

-¿Cómo es que Minho no está contigo? -preguntó Kibum extrañándose por la ausencia del novio de su sobrino.

-Aún está en clases, pero vendrá a buscarme más tarde -sonrió el menor.

Salieron del ascensor y Key le pidió a su sobrino que sostuviera una de las bolsas que traía para poder digitar la clave, pero fue Jonghyun quien acabó cogiéndola, seguido de un musitado "gracias" de su vecino.

-¿Qué traes en las bolsas? -preguntó el menor.

-Cosas para Miniki -aclaró el rubio entrando en el departamento.

-¿Mini-Key o Miniki? -escrutó Jjong, ya cerrando la puerta, confundido por cómo llamar a la gatita.
-Esta sanguijuela y el idiota que tiene por novio le habían puesto mi nombre -explicó Kibum buscando a la rubia fierecita. Jonghyun no pudo no notar que la referencia al apodo dado por él años atrás había sido dada como "mi nombre". -, pero obviamente lo cambié por Miniki, que de hecho suena mucho mejor.

Key hizo un puchero al salir de la cocina y no haber encontrado a su mascota.

-Jonghyun, deja eso por allí, y toma asiento. Iré a buscar a Miniki en el cuarto.

Como le fue dicho, el mayor se sentó en el sofá a un lado de Taemin quien le sonrió amable.

-Al parecer las cosas han mejorado por aquí -esbozó el menor.

El moreno iba a preguntarle a qué se refería, cuando Key apareció de regreso con una pequeña bola de pelos amarillos entre los brazos.

-Aquí está, ¿ves? ¿Qué pensabas? ¿Que iba a deshacerme de ella? -cuestionó el razonamiento del pequeño castaño entregándole a Miniki antes de ir a sentarse en uno de los sillones.

Taemin cogió a la pequeña criatura acercándosela a la cara.

-¿Me recuerdas, pequeña?

-Tae, apenas y tiene semanas, aseguraría que hasta de mí se olvida cada vez que salgo -aseveró el rubio riendo.

Jonghyun hacía esfuerzos por mantener sus ojos en la gata que parecía aún no notar su presencia y no desviarlos hacia el dueño de casa.

-Mira -le dijo Tae, de pronto a Miniki, acercándola a Jjong. -, él es tu vecino.

Si no hubiera sido por los rápidos reflejos del menor lo más seguro era que Jonghyun hubiera conseguido un certero arañazo. Por alguna razón Miniki, se encontraba con la cola erizada y con un suave carraspeo saliendo de sus minúsculas fauces sin quitarle los ojos de encima al moreno.

-Parece que no le agradas -dijo Tae con una mueca apenada.

-Quizás sólo se puso nerviosa, tampoco ha visto a tanta gente. La familia de Kai y nosotros tres -intentó Key hacer lógica dentro de la repentina reacción de la fierecilla, pero ni él se creía esa excusa.
Jonghyun permanecía callado sin entender tampoco el mal recibimiento que le había dado Miniki.

-Quizás tengas razón -admitió a Tae luego de unos instantes.

Kibum retiró a la gatita de los brazos de su sobrino justo cuando se abrió la puerta de entrada dejando paso a Onew.

-¿Bum? -Apenas y había entrado, Jinki había quedado estático en el umbral al ver a los tres chicos mirándolo, uno con más curiosidad que los otros dos.

-¿Cuál es la idea de quedarse en la puerta, Onew? -soltó Kibum irónico.

El mayor entró casi con cautela y cerró la puerta. Saludó a Taemin como de costumbre, removiéndole los cabellos de la cabeza y luego musitó un quedo "hola" para Jonghyun. Ambos estaban en una especie de shock, aunque de diferentes índoles.

-Quería hablar contigo -aclaró volteándose a ver a su amigo. -¿Y esa bola de pelos? -preguntó al divisar por primera vez a la criatura que, más calmada, estaba en el regazo de su dueño.

-No es una bola de pelos -aclaró. -Se llama Miniki y es mi nueva roommate. Pensé que te había contado de ella.

-Será mejor que me vaya -anunció Jonghyun de pronto poniéndose de pie. -Nos vemos, Tae. Hasta luego, Key. Jinki -musitó despidiéndose.

-Nos vemos -dijeron casi al unísono tío y sobrino.

-Hasta luego, Jonghyun -se despidió Onew justo antes de que el moreno saliera del departamento. -Y entonces, ¿cómo fue que esta pobre criatura se adjudicó una cadena perpetua a tu lado? -bromeó Jinki mirando con curiosidad a la gatita que parecía querer adueñarse del rubio con esas orbes suyas.

* * *

Esa noche, Kibum yacía en su cama con las sábanas desordenadas lejos de él dejando su cuerpo sin más abrigo que el delgado pijama que usaba y Miniki que dormía sobre su regazo. La pequeña se había negado a quedarse en su nueva cama y había trepado en insistentes ocasiones hasta donde el rubio estaba acostado, hasta que éste cedió y no volvió a ponerla en su lugar.

La gatita había comenzado a ronronear mientras él hacía un repaso por las conversaciones y los sucesos de aquel día.

Onew, quien en esos momentos dormía en la habitación de invitados, había ido a contarle que había regresado con Luna. Luego del encuentro en el campus de la universidad, se habían juntado a charlar y las cosas se habían dado bien en esos días, entre llamadas y salidas a por un café, así que él le propuso volver, basados en la química y todo ello, y ella aceptó. Todo eso según Jinki; pero Kibum veía más bien que su amigo estaba intentando negarse a ver lo obvio y había optado por usar a Luna de escudo, tomando así la vía fácil.

Él ya había pasado por la etapa de negación y dudas, era imposible que no reconociera en los ojos del mayor los miedos que él tuvo en su adolescencia. Estaba seguro que Onew nunca se había puesto siquiera en la suposición de tener otros gustos que no fueran los "establecidos", y quizás por lo mismo nunca se había sentido así de confundido... sino hasta ahora.

A veces, es necesario que llegue la persona indicada para darte cuenta de ciertas cosas.

Recordó como en un flash de pensamientos lo que Onew había lanzado como contra-respuesta a ello, intentando desviar la atención del tema: "¿Y tú te diste cuenta de eso con Jonghyun?” Había quedado en blanco por unos segundos, no se esperaba que Jinki pusiera ese recuerdo en el tapete, pero luego de reponerse contestó con un claro y firme "Sí". No iba a negarlo, ¿qué ganaba con ello?

De todos modos, el tiempo ya había pasado y las cosas habían cambiado.

Sus pensamientos divagaron en torno al moreno. Ese día había hecho todo un viaje a la universidad con él en el asiento trasero, y no se había visto en la necesidad de ser cortante ni frío ni mucho menos antipático, aunque quizás sólo fuera porque quien los acompañaba era Woohyun y por alguna razón no creía conveniente que él supiera de lo que había ocurrido entre ellos años atrás... menos cuando era el tutor del mayor. El suspiro pesado que salió de su boca, despertó a Miniki, pero la gatita apenas y abrió los ojos, verificó que su dueño estaba ahí mismo, mirándola con ojos cautelosos y volvió a acomodar su cabeza encima de sus patitas para continuar su sueño.

Luego estaba con la naturalidad con la que lo había invitado a conocer a la minina, dejando aparte la reacción inexplicable de ésta al encontrarse cara a cara con Jjong.

Ya no se sentía mal ni doloroso el tenerlo cerca.

Miró al reloj que con sus enormes números en rojo le anunciaba que eran más de las tres de la mañana y decidió que era hora de dejar de pensar. Tomó a Miniki con cautela para volver a depositarla en la camita que le había comprado y esperó a su lado hasta que la pequeña dejó de moverse amenazando con despertarse por completo.

Se arropó con las sábanas nuevamente y lo último que cruzó por su mente antes de dormirse fue que ya era tiempo de pasar de página. Lo que había pasado con Jonghyun ya era tema superado.



Muy por el contrario, Jonghyun daba vueltas y vueltas en su cama sin poder conciliar el sueño ni encontrar siquiera una forma confortante en la cual quedarse. Las preguntas se repetían de una forma asfixiante dentro de él.

¿Por qué rayos ese Onew sabía la contraseña del departamento de Key?

¿Qué derecho tenía para haberlo mirado tan sorprendido como estaba seguro que lo había hecho -aunque él no lo hubiera mirado muy diferente -?

¿Por qué no lo había escuchado salir del departamento tampoco?

¿Qué mierda le había pasado a esa bestia que ahora Key tenía por mascota que había reaccionado así?
¿A qué se refería Taemin con que las cosas habían mejorado?

¿Qué se suponía que estaba bien cuando él ahora no podía dormir por pensar en cada cosa que rodeaba a su ex?

¿Qué se suponía que estaba bien si lo único que había podido pensar ese día cuando Sekyung lo llamó al mediodía era en Key y sus razones para volver a casa a esa hora?

¿Qué se suponía que estaba bien cuando se sentía culpable por pensamientos que no podía evitar?


Se sentía a punto de perder el juicio, pero lo único que podía hacer por el momento era ahogar su grito de frustración contra la almohada.

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