Una hora más tarde, cuando Minhyuk lo llamó
para contarle que Yonghwa lo estaba buscando y que en ese instante estaba
dirigiéndose a la agencia, Jjong no supo qué hacer más que huir. Aún necesitaba
ordenar un poco su mente.
-Jjong,
¿pasó algo? Yonghwa se veía preocupado.
-No...
o sea, sí... ¡Aish! –se desesperó consigo mismo. –Te tengo que cortar, Hyukkie.
Adiós –finalizó la llamada dejando confusos a los dos chicos que estaban del
otro lado de la línea.
Tomó
nuevamente las llaves del auto, la guitarra acústica con la que había estado practicando
y salió rumbo al estacionamiento. En el camino divisó a Jonghoon, y lo saludó
con un gesto de su mano. Cosa por la que pronto se reprendió pues si Yonghwa
iba de camino de seguro preguntaría si lo habían visto y si se topaba con
Jonghoon éste automáticamente le diría que lo había visto irse.
Entró
en el ascensor lo más rápido que pudo y presionó el botón que lo llevaría un
piso más abajo. Justo en el momento en que se cerraban las puertas de aquella
gaveta metálica pudo ver a Jaejin, Minhwan y Seunghyun caminando hacia su sala
de ensayos. Suspiró aliviado de que ellos no lo vieran. No era normal verlo
solo por la FNC, enseguida preguntarían por los demás y él no sabría qué excusa
dar.
Subió
al auto y dejó la guitarra en el asiento trasero. Sólo había un lugar al que
podía acudir si quería realmente estar solo.
* * *
Yonghwa
manejó hasta la agencia e intentó llamar al castaño. Marcó dos veces pero el
móvil sonaba ocupado. Desistió, esperando a encontrar efectivamente a Jjong en
la agencia. Tenía que hablar con él... decirle lo que pensaba... No podía
permitir que las cosas se estuvieran malinterpretando de ese modo.
* * *
Pasó
frente a una cafetería y pensó en quedarse allí, así que se estacionó, pero
antes de bajarse del auto se dio cuenta del error que cometería si se quedaba.
Habían pasado muchas veces por esa cafetería en el último mes, si Yonghwa no
pensara en la posibilidad de encontrarlo allí sería un idiota.
Entró
al local, de todos modos, y pidió una orden para llevar. Lo de siempre, un Caramel Macchiato.
Regresó
al auto y siguió manejando hasta dar con aquel hermoso lugar al que pocas veces
había tenido oportunidad de ir, pero al que siempre deseaba regresar.
* * *
Estaba
a punto de desgreñarse sentado en uno de los sofás de la sala común cuando recordó
que faltaba una de las guitarras de Jonghyun en su sala de ensayos. ¿Dónde
podría haber ido con su guitarra? No podía ir a cualquier sitio, llamaría
fácilmente la atención.
De
pronto, como si se prendiera una luz en su mente, se levantó de golpe del sofá
y echó andar hacia el coche.
Una
vez fuera de la agencia, manejó en dirección al mirador que tanto había querido
visitar Jjong. Qué tonto se sentía por no pensarlo antes.
* * *
Raspaba
su guitarra sin prestar real atención a las notas que se escapaban de ella. Miraba
hacia la ciudad desde la banca en la que se había dispuesto a pensar... pero ni
eso podía hacer. ¿Qué era realmente lo que debía pensar?
Si
Yonghwa no lo amaba, ¿qué podía hacer él? Al menos lo quería, siempre se lo
había dicho, aunque eso no le dijera mucho realmente. No era como si antes de
estar juntos y saber lo que él sentía no lo quisiese.
-¡Aish!
–soltó con frustración dejando la guitarra a un lado.
Cerró
los ojos, dejando todo su cuerpo descansar en el silencio del lugar. Al menos
no había nadie, podría haber sido peor... si hubiera decidido ir al mirador de
Namsan*. Se hubiera asfixiado entre tanto amor
que él no tenía.
De
sólo pensarlo se le encogía el corazón.
-Jjong...
–Y ese susurro detrás suyo se lo encogió aún más. Tanto que siquiera pudo
moverse cuando los fuertes brazos del mayor lo rodearon por la espalda.
No
lo había oído llegar. Aunque creyó que no hubiera hecho mucho diferencia si
hubiera oído el motor del auto. Tampoco hubiera tenido fuerzas para irse.
-Te
he buscado por todos lados, por favor escúchame.
-No,
Yong, escúchame tú. Yo sé que no puedo obligarte a que me ames
-Es
que no tienes que obligarme. Yo te amo –le interrumpió. -Te amo, y si no lo
dije anoche fue porque soy un idiota. Nunca, luego de que comenzáramos, me
dijiste cómo te sentías por mí... y cuando por fin lo dijiste fue grandioso y
no supe cómo reaccionar. –Rodeó la banca para sentarse a un lado de Jonghyun,
tomando sus manos entre las suyas. -¿Cómo puedes siquiera pensar que no te amo?
Si cada vez que te veo siento que fui un completo estúpido por no darme cuenta
que siempre te tuve en frente mío, que cada día que despierto lo único que
quiero es estar contigo, y que por pensarte cada día, a cada momento aunque
estés a mi lado no puedo dejar de soñarte cada noche. Que es por pensarte de
este modo que te amo de la forma en que lo estoy haciendo ahora.
-Yong...
–el menor no sabía qué decir, las palabras había huido de él cual traicioneras.
El
mayor se acercó un poco más soltando sus manos para sujetar su rostro y
besarlo.
-Te
amo –soltó entre un beso corto y otro. –Te amo –repitió para besarlo
nuevamente. –Te amo... y no vuelvas a huir de mí, por favor.
-Nunca
más – contestó el castaño con el corazón saliéndose de su pecho. –Te amo –dijo
para luego tomar él la iniciativa de un beso y después abrazarse profusamente
al pelinegro. –Algún día vayamos a Namsan, ¿sí? –dijo burlándose de sí mismo.
Y,
aunque Yonghwa no entendía a qué venía la petición, asintió apretándolo aún más
entre sus brazos.
Se quedaron en el mirador todo lo que quedó de esa tarde, admirando la ciudad y haciendo castillos en el aire... y si hubiera sido por ellos hubieran estado así todo lo que la vida les hubiera dado de tiempo.
* Mirador en el cual los enamorados
cuelgan candados en una cerca con vista al centro de Seúl para cerrar así su
amor.
No hay comentarios:
Publicar un comentario