Habían finalizado una agotadora semana con conciertos a público lleno. A esas alturas, estaban totalmente entregados al amor de las fans... y los fans.
             
Al fin, los cuatro se disponían a disfrutar de un domingo en paz.
             
Jonghyun se estiró en su cama todo lo que pudo, gozando del hecho de haber despertado por sí solo y sin el molesto sonido de una alarma atronándole los sentidos. Pero cuando miró la hora en el reloj de su buró se disgusto con su propio organismo pues de todos modos aún era temprano. Frustrado se cubrió con las cobijas y cerró los ojos deseando que el sueño lo atacara de nuevo... pero no funcionó.
             
Estaba a punto de salir de la cama cuando sintió la puerta de su habitación abrirse y poco después volver a cerrarse, ambas acciones ejecutadas con cautela. Se quedó quieto como esperando algo que le diera indicios de qué había sido aquello. No tardó mucho en conseguir respuestas. Un ligero frío recorriendo su torso seguido de un peso cambiando la inclinación de su cama lo hicieron sonreír al instante.
            
Decidió seguir jugando el papel de dormido, así que se quedó quieto esmerándose en no descompasar su respiración, pero un brazo comenzando a rodearlo por la cintura no se lo hacía fácil.
            
No aguantó más y se removió para quedar cara a cara con el pelinegro.
             
-Buenos días –le dijo el mayor a modo de saludo.
            
-Buenos días –le replicó contagiado de la sonrisa que Yonghwa le brindaba.
             
Se sonrieron como dos bobos, mirándose fijamente sin pronunciar ni una sola palabra.
             
-¿Qué haces aquí? –preguntó divertido el menor.
             
-Quería verte –contestó el mayor encogiéndose de hombros como si sus palabras fueran lo más obvio del planeta.
             
-Yong, nos vimos justo antes de entrar en las habitaciones... –se rió Jonghyun.
             
-Si no quieres verme, entonces me voy –dijo el mayor haciendo un puchero.
             
-No quise decir eso... tonto... –susurró acurrucándose al torso de Yong.
             
El líder le besó y acarició el cabello con tanta dulzura que no faltó mucho para que se quedara dormido en tal calidez, siendo seguido por el pelinegro que también se entregó al letargo.

Una hora más tarde, las risillas burlonas provenientes desde el umbral los asustaron, despertándolos en medio de una desorientación que causó aún más gracia a los menores que habían ido por ellos para avisarles que bajaran a tomar desayuno.

* * *

Habían pasado un día espléndido, aunque para nada libres de las bromas que Jungshin y Minhyuk se encargaban de elaborar tan habilidosamente en cada oportunidad, siendo su mayor blanco Jonghyun ya que Jungshin consideraba gracioso verlo ponerse rojo tan fácilmente.

Se encontraban en medio del pasillo, como ya habían comenzado a hacer costumbre, intentando despedirse antes de ir a dormir.
             
Yonghwa le seguía repitiendo un quedo “Buenas noches” mientras lo mantenía aprisionado entre sus brazos.
             
-¡Yah! ¿Cuánto más tengo que esperar para que dejes de decir “buenas noches”? –alegó entre risas.
             
-Todo lo que yo quiera –le contestó el mayor en un tono juguetón.
             
-Tonto... –se burló el menor en voz baja, refregando su nariz contra el pecho del pelinegro.
             
-Y así me quieres. –El mayor lo había separado de él para verlo mejor, pero aún así manteniendo sus manos en los hombros ajenos.
             
-Así te amo –replicó de la forma más natural que existe, sosteniéndole la mirada con cariño.
             
El mayor se quedó simplemente viéndolo.
             
Ahí estaba la reacción por la que tanto había temido. Yonghwa se había quedado estático. No pronunciaba palabra y sólo sabía mirarlo.
             
-Yo... esto... lo siento... –pronunció con pena. –No quiero... Yo... Buenas noches... –Se retiró con suavidad las manos del mayor que seguían sobre sus hombros mientras éste parecía no estar ahí.
             
Se metió en su habitación, cerrando la puerta y dejándose caer detrás de ella.
             
Por Dios que no quería llorar. Sabía que no podía forzar los sentimientos del mayor, por lo mismo se había guardado aquella frase por mucho tiempo, pero ahora que la había sacado afuera sólo lo había jodido todo.
             
Los sollozos que no quería soltar se escaparon solos cuando el pelinegro tocó a su puerta pidiéndole que abriera.
            
Mantuvo la puerta cerrada hasta que los ruegos cesaron y no le quedaron más lágrimas.

* * *

Apenas despertó a la mañana siguiente, bajó las escaleras rogando porque el líder no se encontrara en la cocina. Para su alivió, no se lo encontró. En su lugar pilló a los menores en una escena de lo más romántica que lo hizo sonreír.
             
Carraspeó un poco, vengándose de lo que ellos le habían hecho durante las últimas semanas, desde que se habían enterado de lo suyo con Yonghwa. Minhyuk y Jungshin dieron un pequeño brinco, ganando un tono carmín en sus mejillas al instante.
             
Tomó un poco de jugo desde el refrigerador, lo sirvió con total calma –aunque sentía la urgencia por irse antes de que Yonghwa despertara- y tomó una tostada de la mesa. Luego de comer, les dijo a los chicos que iría a la agencia. Antes de que le pudieran hacer cualquier pregunta extra, salió de la cocina rumbo al garage donde estaban los autos que rara vez ocupaban.
             
De cierto modo, la noche le había traído de vuelta un poco de paz, pero de todas maneras aún no se sentía con ánimos de ver a Yong. Sentía que necesitaba pensar o dejar de hacerlo, tal vez. Como siempre la guitarra sería su mejor compañía en ello.

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