En un primer momento, Minhyuk y Jungshin pensaron
que el mayor les jugaba una broma, pero pronto algo en los ojos de Yonghwa les
dijo que no jugaba.
Luego,
el desayuno transcurrió en una larga conversación basada en aclaraciones y
relatos sobre cómo habían ocurrido las cosas en ambos casos, lo que les costó
un sonrojo a Jungshin y a Jonghyun al momento de contar quién había dado el
primer paso.
Ambas
parejas guardaron más de un detalle para ellos mismos, pero en sí lo esencial
había sido dicho y ya no eran necesarias las mentiras ni tampoco los secretos.
Los cuatro podían sentir el alivio sobre sus cuerpos.
Todos
concordaron en que si bien por el momento no podían hacer públicas sus
relaciones esperarían la mejor ocasión para hacerlo, no era como si quisieran
vivir del modo actual el resto de sus vidas. Ellos no estaban haciendo nada
malo. Aún así, la certeza de que dentro de la casa podían vivir con
tranquilidad y sin miedo a ser descubiertos les inflaba el pecho de seguridad y
alegría.
Cuando
cerca del mediodía, Hyunsoo llegó por ellos para llevarlos a la agencia notó
como si la casa estuviera bajo el efecto de una calma poderosa, la que él
atribuyó muy modestamente a la salida que había tenido con los chicos la noche
anterior. Sentía que estaba haciendo bien su trabajo si los cuatro menores
estaban a gusto para trabajar.
La
tarde, mucho menos tensa que la anterior, se esfumó entre bromas y risas sin
que se dieran cuenta. El ensayo se había hecho ligero, tanto como sus ánimos.
A
la hora de la merienda, de regreso en casa, se sentaron todos a la mesa del
comedor. Se sentía la alegría que había embargado la estancia de manera súbita
y empalagosa.
-Iré
a la cocina por unos pasteles, ¿alguien necesita algo más? –preguntó Minhyuk con
una sonrisa, recibiendo una negativa por parte de los mayores.
-Te
acompaño –se ofreció Jungshin, levantándose de su asiento antes de que el
interpelado pudiera negarse.
Cuando
volvieron, Jungshin traía una pequeña bandeja con pasteles en una mano y la
otra estaba entrelazada a la diestra de Minhyuk. Esto último causó un
intercambio de miradas entre los mayores quienes avergonzados sin saber por qué
clavaron las miradas en sus tazas.
Las
atenciones que tenían los menores entre ellos pusieron incómodos a Yonghwa y a
Jonghyun el resto de la velada. No pasaba por el hecho de lo empalagosos que
podía llegar a ser la parejita, porque vaya que lo eran, sino porque dentro de
ellos, deseaban tener la soltura de la que Jungshin hacia gala para darle de
comer en la boca a “su Minnie” o la confianza que poseía Minhyuk para entrelazar
sus dedos con los del de cabello largo cada que tenía oportunidad.
Una
vez acabada la merienda, Yonghwa decidió salir al jardín para sentarse en la mecedora.
Había pasado tiempo desde la última vez que pudo descansar en ella. A los
minutos, Jonghyun le siguió con unas mantas en sus manos, de las cuales le
tendió una que el pasó por su espalda, imitando la acción del castaño que tomó
asiento a su lado.
-Es
raro, ¿no? –musitó Jjong acomodándose en el hombro del mayor.
-Algo
así... –sonrío de lado, entrelazando sus dedos con los de Jonghyun.
Se
giró apenas para darle un beso en la coronilla, pero luego como un niño que se
acuerda que ha dejado el postre para el final, recordó que en todo el día no
había tenido oportunidad de besar al castaño. Se irguió en el asiento que se
balanceaba lo necesario para hacer del lugar algo plácido.
-Jonggie~
-lo llamó para que éste lo mirase.
-¿Sí?
–dijo acomodándose para mirarlo.
-Minnie,
quiere ver una película y pensé que podíamos verla todos juntos –se oyó la voz
de Jungshin, cortando el momento, mientras se dirigía hacia ellos seguido de
Minhyuk.
-S-sí,
claro... –contestó Jjong algo apenado cuando los menores estuvieron frente a
ellos.
-Bueno,
pues vamos –dijo Minhyuk animado a la vez que tomaba la mano de Yonghwa para
levantarlo de la mecedora mientras Jungshin hacía lo mismo con Jonghyun.
-Sí,
sí ya vamos –apeló Yonghwa.
Los
menores caminaron adelante discutiendo con qué estarían mejor las palomitas,
mantequilla o caramelo, y apenas estos entraron de regreso en la casa, el mayor
aprovechó para coger del brazo al castaño y arrinconarlo contra la pared de a
un lado de la puerta para besarlo. Sentía que podía acostumbrarse a esa
sensación de dominio que recaía en él cada vez que estaba así de cerca de
Jonghyun.
-Te quiero –dijo una vez que se separaron, para luego darle un beso algo más corto que el anterior y entrar en la casa con una sonrisa de oreja a oreja.
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