Se levantó de la cama decidido. Se dirigió a la sala, pero Yonghwa no estaba allí. Fue en busca de él a la cocina y tampoco lo encontró. Salió al patio trasero por si es que lo hallaba en la silla balancín que tanto le gustaba... pero ni allí lo encontró. Volvió a la terraza. Minhyuk seguía allí y ahora se encontraba con Jungshin, ambos hablaban animadamente afirmados en el barandal.
             
-Chicos, ¿Han visto a Yonghwa?
            
-No. ¿Por qué? –preguntó Minhyuk.
             
-Yong se quedó en el estudio. Me pidió que les avisara que hoy volvería tarde -intervino Jungshin. –Disculpen no haberles avisado antes... lo había olvidado –se disculpó llevando una mano a su nuca.
             
-Oh. Y... ¿llegará muy tarde? –le escrutó.
             
-No sé exactamente. Pero... puedes llamarlo al estudio. El número está en la mesilla de la sala.
             
-Bueno... quizás lo llame. Gracias, Jung – le sonrió a ambos antes de salir.
             
En la sala encontró el número del estudio, tomó su celular y marcó. Pero antes de tocar el ícono verde que empezaría la llamada, borró y regresó el celular a su bolsillo. Si iba a hablar con Yong lo haría de frente.
             
Fue a la cocina y se preparó un café. De un momento a otro las ansias se abalanzaron sobre él. Debía hablar con Yonghwa lo antes posible. Las cosas no podían seguir así. Se sentía paranoico, pero empezaba a creerse el motivo de que Yonghwa se quedara en el estudio tanto tiempo. La semana anterior ya se había quedado dos o tres días. ¿Cuál era la necesidad? No lo entendía y empezaba a barajar la idea de que la razón era el distanciamiento entre ellos. Si hasta Jungshin y Minhyuk lo habían notado.
             
Acabó el café, lavó la taza y la dejó en el mueble para que el agua escurriera. Volvió a su habitación y se estiró a lo ancho de la cama, dejando que sus piernas y su cabeza pendieran de cada extremo. Acomodó sus brazos en su pecho, cruzándolos, luego los dejó a los lados de su torso, después los dejó pendiendo a los lados de su cabeza. Nada le parecía cómodo. Se reincorporó en la cama y tomó su guitarra. Intentó practicar algunos acordes, pero pasados unos minutos no encontró entretención en ello, lo que le extrañó a él mismo y volvió a dejar la guitarra en su lugar.
             
Se levantó de la cama y abrió la ventana, mirando el atardecer caer desde allí. ¿Cómo se había complicado tanto? Quizás hubiera sido mejor seguir callando, al menos, todo continuaría igual. Yonghwa seguiría acudiendo a él en caso de cualquier cosa y compartirían, como siempre, la común camaradería de la banda. Pero no, las cosas no eran así. Ya había hablado y ahora debía enfrentar las consecuencias.
             
Ya se sentía incómodo en la habitación, así que se calzó un polerón y salió al patio trasero a sentarse en la mecedora.

La noche se sentía refrescante para su asombro, de a poco sentía calmarse. Por lo visto, Yonghwa no llegaría antes de que él se quedara dormido. Se balanceó en la silla hasta que le empezaron a pesar los párpados. Cesó su balanceo y dejó caer su cabeza hacia atrás, se frotó los ojos y se dijo a sí mismo que ya era mejor que se fuera a la cama.
             
Cuando volvió su cabeza hacia delante, Yonghwa se encontraba de pie en la puerta que daba al patio.
             
-¡Yonghwa! –lo llamó temiendo que diera media vuelta y se fuera. –Yo... necesito hablar contigo.
             
El interpelado empezó a caminar en dirección a Jonghyun.
             
-Creo que ambos lo necesitamos –le dijo quedándose de pie justo en frente de donde Jjong se encontraba sentado.

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