-Al fin en casa –dijo Minhyuk bajándose de la
van que los había llevado desde el aeropuerto.
Sus
palabras no decían nada más que la paz de estar de regreso, a pesar de no haber
pasado mucho tiempo fuera, pero Jonghyun notaba que había otro significado en
ellas.
Durante
su corta estadía en Japón, y debido a compartir habitación, pudo notar que su
humor había dado un giro en 180° en comparación con los días anteriores, tal
como se lo había hecho notar Yonghwa luego del anuncio del concierto en el país
nipón.
Algo
traía de malas al baterista, pero nadie sabía a ciencia cierta qué era.
Cada
uno se dirigió a su habitación, después del vuelo necesitaban un descanso.
Obviamente,
Minhyuk fue el primero en cerrar la puerta de su alcoba tras de sí, mientras
los mayores aún iban subiendo las escaleras. Jungshin fue el siguiente, sin
decir ni una palabra se encerró en su habitación.
Jonghyun
estaba a punto de imitarlos cuando una mano ceñida a su antebrazo lo detuvo. Se
giró con el estómago torcido en nervios para encontrarse con los ojos de
Yonghwa y sus ávidos labios encontrándose con los suyos. Contra la puerta de su
habitación se relajó considerablemente, sintiendo el cuerpo del mayor haciendo
presión en el suyo.
Soltó
un suave gemido, que de todos modos dejó pasar, cuando el mayor introdujo su
lengua en su cavidad bucal, creando una pequeña guerrilla dentro de su boca.
Estuvo a punto de pasar sus brazos alrededor del cuello de Yong cuando éste
detuvo el beso.
-No
quiero ser interrumpido una tercera vez –le susurró al oído, generando
escalofríos en su espina dorsal.
Con
una risilla que le pareció hecha precisamente para burlarse de él, Yonghwa se
adentró en su propia habitación, dejándolo con los labios ardiendo y una
pequeña molestia algo más abajo. El mayor sabía ciertamente cómo hacerlo
sufrir.
* * *
Todos
salieron de sus habitaciones para la hora de la merienda.
Los
menores aún se refregaban los ojos cuando se dirigían a la mesa. Minhyuk fingiendo
actuar naturalmente se ubicó al lado de un sorprendido Jonghyun. Él siempre
tomaba asiento al lado de Jungshin. Todos notaron el hecho, pero nadie hizo
ningún comentario.
Quizás
por ahí estaba la respuesta al comportamiento del baterista, tal vez había
tenido algún percance con Jungshin, pero ninguno le había querido tocar el tema
a los mayores. Al menos eso concluyó Jonghyun mientras servía un poco de té en
su taza.
De
pronto, el roce con el brazo de quien tenía a su izquierda le cortó la
preocupación por los menores. La sonrisa que éste le ofrecía le hizo sentirse
casi desnudo. “Sólo está sonriendo. Por
favor, Jonghyun. ¡Contrólate!” Se reprendió a sí mismo, quitándole la vista
de encima.
* * *
Como
líder quería sinceramente preocuparse de los malos ánimos que había entre los
menores y que a él le resultaban más que obvios, pero la verdad era que no podía.
Concentración era lo que menos tenía en esos momentos.
Se
paró en seco, quedándose estático, intentando que la suavidad de la alfombra
bajo sus pies descalzos calmara la arritmia de sus latidos y las miles de
agujas que le punzaban en la yema de los dedos. Pero no servía. Definitivamente,
ya no podía seguirse negando aquello que sentía hace días. Era más de lo que le
estaba siendo soportable.
Tomó
del interior de su velador un par de cosas que había adquirido en los días
anteriores, con algo de vergüenza y maestría para no ser descubierto, y con
paso decidido salió de su habitación, pero la resolución sólo le duró hasta que
llegó a la puerta. ¿Tocar o simplemente entrar? Quizás debería tocar, podría
ser que estuviese durmiendo. Quizás debería entrar, si estaba durmiendo, no lo
despertaría y se iría antes de que lo notara.
Se
debatía consigo mismo cuando la puerta se abrió dejando ver a un asombrado
Jonghyun del otro lado.
Como un reflejo a las expresiones del menor, una sonrisa que chocaba en los nervios y la victoria se formó en el rostro de Yonghwa.
No hay comentarios:
Publicar un comentario