Se levantó, sacando fuerzas de
flaqueza, tomó el pomo de la puerta y la abrió.
-Min...
Minhyuk... –fue todo lo que alcanzó a decir cuando sintió un portazo nuevamente.
Internamente, esperaba que esto pasara, era normal, pero él había vuelto y
quería aclararlo todo. Quería que todo fuera como antes, a sabiendas de que eso
no le sería fácil.
-Vete,
Jun~... ¡Vete! -Le costaba hasta pronunciar su nombre después de tantas veces
que lo llamó entre lágrimas.
-Minhyuk,
abre. Por favor. Sé que quizás no quieras saber nada de mí y que puedes pensar
que soy lo peor, pero necesito hablarte. Al menos una vez. Por favor. –Jungshin
hablaba con súplica en sus palabras, parecía sincero. Pero, ¿Cómo creerle si
después de todas las veces que le había dicho “te amo” lo había abandonado sin
más y sin contemplaciones?
-No,
vete. No quiero verte. Vete.
-Min...
–quería seguir batallando, pero era claro que Minhyuk no quería verlo. Quizás
si le daba un poco de tiempo para que sopesara su regreso cedería a hablar con
él. -Está bien. Me voy a ir... pero voy a volver.
Sintió
sus pasos alejándose por el pasillo y sentía como sus lágrimas peleaban contra
sus ojos para salir, casi no podía contener las ganas de llorar, pero Yonghwa
llegaría de un momento a otro y no quería que lo viera conmocionado por el
regreso de Jungshin.
-¿A
qué has regresado ahora, después de tanto? ¿Por qué no antes? ¿Por qué no
cuando rogaba porque volvieras y me dieras un poco de aquellos momentos en que mi mundo se paraba entre tus
labios? ¿Por qué no cuando lo único que necesitaba eran tus brazos rodeándome
con ternura? ¡¿Por qué?! –dijo casi gritando, frustrado, golpeando la puerta
con los costados de sus manos que se encontraban cerradas en puños.
Jungshin
bajó por el ascensor pensando en la cara de asombro que Minhyuk había puesto al
abrir la puerta la primera vez, y luego, cuando abrió por segunda vez, su cara
de... ¿confusión? Podría ser, ciertamente. No había cambiado para nada en todo
ese tiempo transcurrido. Sus pequeños ojos, sus labios rosados, sus rasgos
infantiles, su cabello castaño. Recordarle así hizo que se le escapara una
sonrisa, pero sus sentimientos se encontraban tan inseguros que sólo consiguió
salir melancólica. Quería recuperar a Minhyuk, pero el camino a recorrer no
sería nada de fácil y lo tuvo siempre presente desde que había tomado el avión
decidido en su propósito al regresar a Corea.
Con
el sentimiento de que la pelea sería ardua salió del edificio.
Yonghwa
caminaba con una sonrisa en el rostro, esa que aparecía cuando estaba tan cerca
del edificio de Minhyuk que podía sentir su calidez. Al dar la vuelta a la
esquina vio una silueta que le pareció extrañamente conocida saliendo del
edificio para caminar en la misma dirección que él lo hacía. Sabía que había
visto a esa persona antes, pero no podía recordar dónde. También podía ser que
su imaginación estuviera ayudando un poco y no era nada más que un desconocido.
Subió
al ascensor tarareando la canción que había escuchado esa mañana y que no se
había apartado de su mente en todo el día.
Llegó al departamento de Minhyuk y tocó el
timbre. Minhyuk no abría. Estaba a punto de tocar una segunda vez cuando se
abrió la puerta.
-Yong~
-dijo en una voz algo cantarina e intentando forzar una sonrisa natural, que no
dejaba de sentir, pero que aún así no era cien por ciento sincera. –Al fin
llegas –dijo abrazándolo. Luego se separó de él para darle espacio para entrar.
-No
me demoré mucho ¿O sí? -dijo mirando su reloj de pulsera. –Pero, si estoy de lo
más puntual –apeló riendo. -¿Qué te pasa? Te noto cansado. ¿Estás bien? –Su
expresión cambió y posó una de sus manos sobre la frente del castaño para saber
si tenía fiebre.
-No,
no es nada. –Ahí estaba la sonrisa forzada, otra vez. –Sólo me había recostado
recién y me bajó algo de sueño, por lo mismo me demoré en abrir la puerta. No
es nada.
-Ok
–dijo Yonghwa recuperando su ánimo y la sonrisa. –Entonces, me parece buena
idea de que salgamos. Vamos a ese café que te gusta tanto. Vamos ¿Sí? –Puso
unos ojos tiernos a los que Minhyuk no se podía negar, así que sólo asintió y
le sonrió con la sonrisa más sincera que le había dado al chico de pelo negro
desde que llegó.
Fue
por su chaqueta de mezclilla y salieron del departamento.
El
lugar estaba a unas cuadras de allí, así que llegaron pronto.
Lo
que Minhyuk nunca le había dicho a Yonghwa era que ese era el café que solía
visitar con Jungshin. El local quedaba casi a la mitad del camino de ambos
departamentos, así que había oficiado varias veces de punto de encuentro. Pero
aún con la partida de Jungshin, el lugar le gustaba realmente y si nunca le
había dicho sobre las innumerables citas que habían tenido ahí era sólo porque
no quería que Yonghwa malinterpretara las cosas.
Iban
de la mano, cuando entraron al local, por lo que Yonghwa entró primero y por
alguna extraña razón reparó en una silueta sentada en la barra. Era el mismo
chico que había salido del edificio cuando él iba llegando. Ahora que lo volvía
a mirar, se repitió a sí mismo que sí debía parecerse a alguien que él conocía y
cuando el chico se volteó, su certeza fue la peor compañera.
Claro
que le conocía. Era Jungshin. Había regresado y quizás vendría en busca de
Minhyuk, que era lo lógico si pensaba que estaba en el café favorito del chico,
tal vez esperando a que apareciera en cualquier momento y poder hablar con él.
Pero eso no iba a ser así, ya que Minhyuk estaba con él. Así que apretó un poco
más la mano que llevaba entrelazada a la suya y salió por la puerta por la que
recién habían entrado llevando a Minhyuk consigo.
Minhyuk,
por su parte, lo había observado expectante a cualquier movimiento y no pudo
evitar fijarse en la lata que llevaba en la mano. Un expreso frío. Su favorito.
Algunas cosas no habían cambiado. Le dedicó una única mirada inexpresiva justo
antes de salir por la puerta de la mano de Yonghwa.
“Así
que está con él” pensó Jungshin cuando los vio parados frente a la puerta y
luego salir por ella, con las manos entrelazadas en todo momento. “Claro. Lo
abandoné demasiado tiempo. Fui un tonto si creí que estaría solo”
Se
volvió hacia la barra nuevamente, ahora no tenía prisa por irse. No quería
llegar a su departamento y caer en la cuenta de que realmente había perdido a
Minhyuk y que de ello no habría vuelta atrás. Aún así, los pensamientos lo
atacaron. Miró la lata ya vacía como aún sopesando la situación. No había
regresado a Corea por nada. Haría su último intento y si todo ya estaba dicho
se marcharía de nuevo y esta vez para nunca más regresar.
Yonghwa
y Minhyuk caminaron en silencio de regreso al departamento de este último, aún
tomados de la mano.
Al
entrar al departamento, Minhyuk fue por un vaso de jugo a la cocina, la boca se
le secaba de puro nerviosismo. La situación había sido de lo más incómoda.
-Tú...
ya sabías que él había vuelto. ¿Cierto?
Minhyuk
se encontró con la mirada inquisitiva de Yonghwa, quien estaba afirmado en el
umbral de la puerta de la cocina mirando como él iba de un lado para otro. Del
refrigerador al mueble, del mueble a la mesa, de la mesa al refrigerador.
-Sí...
–Tomó un poco de jugo bajando la mirada. Le pesaba en los hombros la forma en
que su pareja lo observaba.
-¿De
qué hablaron? –Minhyuk lo miró estupefacto. Yonghwa trataba de no parecer
descolocado, pero las cosas empezaban a encajar en su cabeza.
-De
nada. No hablamos. Le pedí que se fuera y así lo hizo.
-Minnie...
Minhyuk
lo miró, dejó el vaso en la mesa y se acercó a él, lo abrazó.
-Minnie,
no quiero perderte –dijo Yonghwa como una petición.
-Yong,
te estoy siendo sincero. No he hablado con él. Sí, vino... pero ni siquiera
entró. Estoy contigo, aquí, Yong.
-Pero...
¿Entiendes que quizás él haya vuelto para buscarte?
-Yo...
no lo sé... quizás no es así. –No era la respuesta que Yonghwa hubiera querido
escuchar.
-Si
vino aquí para hablar contigo y luego aparece en tu café favorito... ¿No crees
que es lo más probable? –Yonghwa se apartó de él para ver su rostro, pero no
notó nada. Minhyuk parecía haberse quedado mudo. No quería responder a esa
pregunta, porque dijese lo que dijese presentía que tendría que responder más
preguntas y que el momento se pondría aún más incómodo.
Después
de un par de minutos de silencio, Yonghwa tomó el rostro de Minhyuk y lo besó.
Se sentía frío. No porque Minhyuk no le respondiera al beso, simplemente la
situación ya había calado hondo en los dos.
-Me
voy, antes de que se me haga tarde. –Volvió a besarlo, pero esta vez fue un
beso rápido. –Descansa.
Minhyuk
siguió allí, callado y de pie, hasta que escuchó el sonido de la puerta al
cerrar. Se encaminó hacia el sofá, se sentó y se abrazó a uno de los cojines.
“¿Entiendes que quizás él haya vuelto por ti?”
Esa pregunta de Yonghwa daba vueltas en su cabeza como un eco. ¿Era posible?
No, no podía ser así. Si había sido él quien lo había dejado... ¿Cuál era la
lógica de que ahora viniera en su búsqueda? No la encontraba. Sí, era cierto
que había ido a buscarlo para hablar y ahora era cuando le asaltaba la pregunta
sobre qué querría hablarle. Tal vez la sola respuesta a esa disyuntiva
solucionaría más de un acertijo en su mente.
Miró
el reloj. Ciertamente ya era tarde. Se cepilló los dientes, se puso su pijama y
se acostó... pero lo que no pudo hacer fue dormir. Daba vueltas y vueltas en su
cama. ¿Habría venido a buscarlo? ¿Dónde habría estado durante estos años? ¿Por
qué se había ido? Y esas dos últimas preguntas eran las que realmente más le
preocupaban, o de eso quería convencerse a sí mismo. Al parecer necesitaba
respuestas que no conseguiría en el techo de su habitación.
Quizás
sí necesitaba ver a Jungshin. Sólo para saber y entender las cosas que habían
pasado y que estaban pasando ahora. Después de eso, en el mejor de los casos,
su vida seguiría tranquila. Sí, estaba decidido a buscarlo para conseguir esas
respuestas.
Al
otro día espero paciente, guardaba un poco de esperanza de que Jungshin
cumpliera lo que le había dicho y regresara. Lo haría pasar, lo taparía en
preguntas y cuando estuviera satisfecho y sintiera que ya todo estaba dicho lo
echaría de su casa, dejándole en claro que no quería volver a verlo.
Pero
no llegó.
A
las cinco de la tarde recibió una llamada de Yonghwa. No podría pasar por su
casa a la salida del trabajo. Le habían pedido que supliera a un compañero en
el siguiente turno y no había podido negarse, pero que al otro día pasaría sin
demorarse ni un solo minuto.
-Te
extrañaré. Sueña conmigo hoy –había dicho Yonghwa a modo de despedida.
-Eso
haré –le respondió Minhyuk sintiéndose culpable de haber estado esperando toda
la tarde a que Jungshin apareciera, sabiendo que eso le dolería a Yonghwa.
-Te
quiero.
-Y
yo a ti –dijo en un susurro antes de cortar la llamada.
Se
sentía aún peor por lo que haría ahora, pero necesitaba respuestas y si no
llegaban a él, tendría que salir a buscarlas.
Se
acercó a la caja y pidió una lata de café expreso. Pagó y se fue a sentar a una
mesa que daba directa visión a la puerta del local. Estuvo ahí por algo más de
dos horas y media, después de cuatro latas de café decidió dejar el lugar.
Había pensado que iría ahí como el día anterior, pero se había equivocado.
Caminó
por las calles de la ciudad sin pensar mucho hacia dónde iba y para cuando se
dio cuenta ya estaba en frente del edificio.
La
última vez que había estado ahí había sido para preguntar por el paradero de
Jungshin, a lo que el conserje sólo había sabido responderle que había dejado
el edificio por un periodo indefinido.
Estuvo
realmente tentado a entrar y buscarlo, pero se reconvino a sí mismo a no
hacerlo. Con haber llegado ahí ya había arriesgado bastante. No sería nada
grato que alguien que lo conociera lo viera rondando el edificio y eso llegara
a oídos de Yonghwa. Él sólo estaba en busca de respuestas, pero si no le había
dicho nada sería muy difícil de convencer a Yonghwa de que así era.
Regresó
a su departamento y se recostó en su cama con la vista en el techo. Tenía
cientos de preguntas dentro de sí, pero a esas alturas ninguna era para
Jungshin sino para él mismo. ¿Cómo reaccionaría si Jungshin le dijera que si
había vuelto por él? ¿Volvería con él, después de estos tres años llenos de
incertidumbre sobre su partida? ¿Confiaría en él a pesar de las dudas que
guardaba dentro? ¿Aún lo amaba?
No,
eso sí que no. No lo amaba. Él ahora estaba con Yonghwa y eran felices. Había
logrado recuperar la normalidad y la felicidad en su vida gracias a él. No podía
amar a alguien que lo había abandonado sin explicaciones y que ahora aparecía
así como así de regreso en su vida. No, simplemente las cosas no eran así.
No
supo en qué momento se quedó dormido pero se sentía tan cansado de tantos
pensamientos inconclusos que no fue capaz de despertar sino hasta el otro día,
cuando sonó la alarma de su despertador.
Esa
mañana asistió a la sesión fotográfica que tenía programada.
Había
vuelto a trabajar con el mismo fotógrafo con el que había trabajado por años, LeeJonghyun. Apelando a la responsabilidad que él mismo había demostrado siempre y
a la comprensión de él, además de la confianza generada con el tiempo que
llevaban de trabajar juntos, le pidió lo aceptara de vuelta en sus sesiones.
Luego de semanas sin contestarle el celular, sabía que debería estar disgustado,
era lógico, pero necesitaba el trabajo y Jonghyun lo necesitaba a él, el chico
sabía cómo desempeñarse y nunca habían tenido problemas, sin contar sus faltas
en las últimas semanas, así que aceptó las disculpas y siguieron trabajando
como siempre.
Al
mediodía recibió un mensaje de Yonghwa.
“Almorcemos juntos.
Te espero a las 2 en
el restaurant cerca de
mi trabajo.
Te quiero. Yonghwa.”
Llegó
apenas un par de minutos tarde y al no ver a Yonghwa esperándolo supuso que ya
había entrado. Al entrar, lo encontró porque él también estaba atento de si es
que llegaba y poder indicarle dónde estaba sentado. El lugar estaba más o menos
lleno.
Se
acercó a la mesa y lo saludó con un fugaz beso en la mejilla y se dispuso a
sentarse.
-Ya
he pedido. Como siempre pedimos lo mismo me atreví a ordenar –anunció
sonriendo.
-Está
bien –respondió Minhyuk tratando de hacer reflejo de esa sonrisa.
-¿Cómo
ha ido la sesión de fotos?
-Muy
bien. Ya sabes. Jonghyun es muy simpático y después de trabajar con él durante
años el trabajo pasa a ser prácticamente un juego.
-Así
cómo hablas de él, me terminaré poniendo celoso – dijo Yonghwa entre risas,
parecía animado.
Se
acercó una mesera a llevarles lo que habían ordenado, sin quitarle los ojos de
encima a Yonghwa quien parecía no darse cuenta de la mirada explorativa de la
chica.
-Si
se les ofrece algo más no duden en llamarme –daba el mensaje para ambos, pero
sólo miraba a Yonghwa, quien sólo ahora levantó la mirada para contestarle.
-Claro.
Muchas gracias –dijo con una sonrisa afable, con la que la chica se alejó
alucinando.
Minhyuk
rodó los ojos ante la expresión que había visto en el rostro de la chica. No
era primera vez que veía esa expresión y le causaba gracia pensar en cuán
decepcionadas quedarían las chicas que le miraban así si supieran que Yonghwa
no era precisamente del tipo de chicos que una chica pueda seducir.
-Minnie
–dijo Yonghwa sacándolo de sus pensamientos. –Un compañero de trabajo está de
cumpleaños hoy –soltó a modo de introducción. –Me ha invitado y me dijo que
podía ir con mi pareja si me apetecía. ¿Te parece ir? –cerró la pregunta con
una sonrisa.
-Yong...
no lo sé... no siento ganas de ir, además no conozco a nadie.
-¿Cómo
que no? Me conoces a mí, que es lo importante – le convino sonriendo.
-Pero
es que siquiera conozco al cumpleañero, Yong. Ve tú, pásalo bien. Por una vez que
no salgas conmigo no será nada fuera del planeta.
-Me
había hecho a la idea de ir contigo, Minnie. -Puso ojos tiernos que sabía
siempre lo convencían, pero al parecer esta vez no surtirían efecto.
-Lo
siento, Yonghwa, pero esta vez no me persuadirás -dijo riendo al ver los ojos
que éste había puesto. –Además, me siento cansado. Sabes que después de una
sesión me cansó mucho.
-¿No
que era como un juego? –le dijo levantando una ceja, mientras le recordaba sus
palabras.
-Sí,
pero los niños cuando juegan también se cansan. No seas así. Ve y pásalo bien
con tus amigos.
-No
será lo mismo sin ti ahí –dijo haciendo un puchero.
-Nadie
se ha muerto porque yo falte a una fiesta, Yong. Lo pasarás bien. No insistas
–dijo al ver que el de cabello negro iba a empezar a protestar otra vez.
-Está
bien –dijo en tono de derrota.
Cuando
terminaron de almorzar, Minhyuk lo dejó fuera de su trabajo y luego se fue a su
departamento. Necesitaba una ducha y una siesta. Posar para Jonghyun era muy
entretenido, casi un juego como le había dicho a Yonghwa, pero quedarse estático
por un rato y luego estarse moviendo para acá o para allá también lo cansaba.
Entró
al edificio, saludó al conserje y se adentró en el ascensor. Apretó el botón
que indicaba el piso al que se dirigía. Cuando el ascensor se empezó a mover
recordó que aún no tenía noticias de Jungshin. Necesitaba salir de sus dudas
cuánto antes. Empezaba a sentirse extraño sabiendo que él estaba en la ciudad.
Como si tuviera comezón... pero en su interior.
Las puertas del ascensor se abrieron y fue como si con pensarlo lo hubiera podido invocar. Si hubiera podido hacer eso hace tres años, las cosas no estarían como ahora. Ahí estaba Jungshin, sentado frente a su puerta afirmando su cabeza a la pared.
No hay comentarios:
Publicar un comentario