Tenía que reconocerlo. El trasero le dolía horrores. Lo único que lograba apaciguar su dolor era esa voz interna que le decía que aquello valía la pena y que, de todos modos, la molestia ya pasaría. Eso y la sonrisa que no se quería despegar de su rostro por más muecas de incomodidad que hiciera.
             
Yonghwa se había ido de su habitación poco antes de que amaneciera. No querían que los menores comenzaran a especular sobre lo que estaba pasando y ciertamente ver al mayor salir desde allí por la mañana sería algo más que sospechoso.
            
No era que no quisieran contarles, pero estaban esperando un mejor momento. Uno menos caótico, con una agenda menos apretada. Más que nada, querían darles espacio y tiempo de que se acostumbraran a la idea. Eso si es que se lo tomaban bien.
             
Cuando vio el reloj en su velador, se sorprendió al notar que ya eran casi las diez de la mañana. Por un lado, le pareció raro en sí mismo -aunque dadas las circunstancias podía irse guardando el sentimiento de extrañeza-, pero por otro lado nadie había ido a despertarlo. Eso sí no era normal.
             
Se levantó -no sin ciertas molestias- agradeciendo que no tuvieran presentación sino hasta la tarde del día siguiente y salió rumbo a la habitación del mayor, creyendo que, como él, también se habría quedado hasta tarde en cama. Estuvo a punto de tomar el pomo de la puerta cuando sintió voces provenir desde el cuarto de Minhyuk que se encontraba en diagonal al del líder.
             
Supuso inmediatamente que estaría con Jungshin y que estarían haciendo las paces.
            
No estaba en él escuchar conversaciones ajenas, pero había pasado casi toda la semana intrigado sobre el motivo que traía a esos dos distanciados.
             
Se arrimó a la puerta con sumo cuidado para no emitir ningún sonido que lo delatara y apegó su oído para oír mejor.
             
-¿Cuántas veces tendré que decirlo? – Jungshin parecía suplicante. Si había cometido un error con el baterista, éste se lo estaba haciendo pagar.
             
-No es necesario que lo repitas. Es siempre lo mismo. -¿Siempre? Jonghyun sintió como si se hubiera perdido de algo.
             
-Minhyuk, no hay nada entre Jaejin y yo. -¿Jaejin y Jungshin? –Somos muy buenos amigos, nada más. Mírame, te digo la verdad. – Okey, esto se tornaba cada vez más raro.
             
-Pues no-
            
De pronto, un silencio gobernó todo el lugar. O él no había escuchado o Minhyuk no había acabado de decir lo que quería.
             
Justo en ese momento olvidó que ‘la curiosidad mató al gato’, y con un imperceptible movimiento empujó la puerta apenas lo necesario para mirar dentro.
             
La escena lo dejó algo desconcertado. Se quedó estático sin saber qué hacer, pero sabía que si se quedaba corría el riesgo de que los menores notaran su presencia. Si es que en algún momento decidían separarse.
             
Bastó ese mínimo momento de vacilación para que las miradas sorprendidas de ambos chicos acabaran clavadas en él.
             
Repuesto del shock, hizo ademán de irse, pero no alcanzó a hacerlo porque Jungshin ya había abierto más la puerta y lo había cogido del brazo para entrarlo en la habitación y sentarlo en la cama de Minhyuk, acción que le causó cierto dolor al mayor pero que se esmeró en disimular.
             
Minhyuk aún estaba algo pasmado por haber sido descubiertos, así que Jungshin se decidió a hablar, dentro de lo poco que podía, ya que su estado no era muy diferente.
             
-Jjong... eeh, esto... nosotros...
             
-No... no tienen que explicarme nada.
             
Por un lado sentía que era su culpa por haber husmeado donde no debía, y por otro sentía que de todos modos no tenía cara para pedir nada.
             
Yonghwa y él no se encontraban en una situación muy diferente.
             
-No cuentes nada, por favor.
             
-Chicos, yo...

No sabía si era la mejor idea de todas el contarles en ese momento lo que estaba ocurriendo, pero así como estaban las cosas, quizás sería lo más adecuado.
             
-Por favor, haremos lo que quieras, Jonghyun, no digas nada –suplicó Minhyuk juntando las palmas de sus manos.
            
-Sólo quiero... saber una cosa... ¿desde cuándo?
             
-Yo... supongo que poco antes de que Yong comenzara las grabaciones.
             
-¿Dónde está él? –Por un momento lo había olvidado, sin duda la conmoción había sido grande.
             
-Salió temprano a la agencia.
            
No estaba en sus planes extorsionar a los chicos, pero viéndolo desde cierto punto, ellos habían dejado pasar mucho tiempo antes de contar lo que estaba pasando y por lo visto tampoco tenían intenciones de hacerlo.
            
Se preguntó cómo nunca notó lo que pasaba cuando sólo estaban los tres en la casa. No logró dar con una respuesta lógica.
             
-Está bien, no diré nada. Pero... deberán hacer lo que yo les diga.
            
Había decidido que jugar un poco con la situación no le haría mal a nadie. Mientras tanto, los menores se miraban intentando imaginar en qué pensaba el mayor.

No hay comentarios:

Publicar un comentario